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Coomaraswamy Catarse

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
Catarse
Platón reprende a su amadísimo Homero   por atribuir a los dioses y a los héroes pasiones excesivamente humanas, y por las minuciosas imitaciones de estas pasiones que están tan bien calculadas para suscitar nuestras propias «sim-patías» [1]. La katharsis de la Ciudad de Platón no se ha de efectuar por exhibiciones tales como éstas, sino por el destierro de los artistas que se permiten imitar toda suerte de cosas, por vergonzosas que sean. Nuestros propios novelistas y biógrafos habrían sido los primeros en partir, mientras que, entre los poetas modernos, no es fácil pensar en alguno, a quien Platón podría haber aprobado sinceramente, excepto William Morris  .

La katharsis de la Ciudad es un paralelo de la del individuo; las emociones están conectadas tradicionalmente con los órganos de evacuación, debido precisamente a que las emociones son productos de desecho. Es difícil estar seguro del significado exacto de la bien conocida definición de Aristóteles, en la que la tragedia, «por su imitación de la piedad y del temor, efectúa una katharsis de éstos y de las pasiones afines» [2], aunque está claro que, para él también, la purificación es de las pasiones (pathemata); debemos tener presente que, para Aristóteles, la tragedia era todavía, esencialmente, una representación de las acciones, y no del carácter. Ciertamente, no es una «suelta» periódica —es decir, una indulgencia periódica— de nuestras emociones «contenidas» lo que puede efectuar una emancipación de ellas; una suelta tal, como la ebriedad de un ebrio, sólo puede ser una situación pasajera [3]. En lo que Platón llama con aprobación el tipo de poesía «más austero», se presume que nosotros estamos saboreando un banquete   de razón más bien que un «atracón» de sensaciones. Su katharsis es un éxtasis o liberación del «alma inmortal» respecto de las afecciones del «alma mortal», una concepción de la emancipación que tiene un estrecho paralelo en los textos indios, en los que la liberación se realiza por un proceso de «sacudirse los propios cuerpos de uno» [4]. El lector o espectador de la imitación de un «mito» es raptado de su personalidad habitual y pasible y, de la misma manera que en todos los demás rituales sacrificiales, deviene un dios por la duración del rito, y sólo retorna a sí mismo cuando se abandona el rito, cuando la epifanía acaba y cae el telón. Debemos recordar que todas las operaciones artísticas eran originalmente ritos, y que el propósito del rito (como la palabra telete implica) es sacrificar al hombre viejo y traer al ser a un hombre nuevo y más perfecto.



[1República 389-398.

[2Aristóteles, Poética VI.2.1449b.

[3El hombre estético es «el que es débil para levantarse contra el placer y el dolor» (República 556C). Si nosotros pensamos en la impasibilidad (apatheia, no lo que nosotros entendemos por «apatía», sino ser superior a los impulsos del placer y del dolor; cf. Bhagavad Gita II.56) con horror, ello se debe a que nosotros «no querríamos vivir sin hambre ni sed ni sus afines, si no pudiéramos sufrir también (pascho, sánscrito badh) las consecuencias naturales de estas pasiones», es decir, los placeres de comer, de beber y de gozar de los colores y sonidos finos (Filebo 54E, 55B). Nuestra actitud hacia los placeres y sufrimientos es siempre pasiva, cuando no, ciertamente, masoquista. Cf. Coomaraswamy, Tempo, 1947, p. 73 y notas.
Está muy claro en República 606 que la complacencia en una tormenta emocional es justamente lo que Platón no entiende por una katharsis; una indulgencia tal alimenta meramente las emociones mismas que nosotros estamos intentando suprimir. En el Milinda Paiho se encuentra un paralelo perfecto (Milinda Paiho p. 76); de las lágrimas vertidas por la muerte de una madre o vertidas por amor (agape ou eros) de la Verdad, se pregunta cuales pueden llamarse una «cura» (bhesajjam) —es decir, una cura de la mortalidad del hombre— y se señala que las primeras son febriles, las segundas frías, y que es lo que es frío lo que cura.

[4Jaiminiya_Upanishad_Brahmana III.30.2 y 39.2; Upanixade III.7.3-4; Upanixade VIII.13; Shvetashvatara_Upanishad V.14. Cf. Fedón 65-69.