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Coomaraswamy Beleza Adorno

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — FIGURAS DA LINGUAGEM

TEORIA MEDIEVAL DA BELEZA
Adorno  

San Agustín, en el Libro de las Cuestiones (De diversibus quaestionibus) LXXXIII (q.30), dice también que lo honesto (honestum) es una belleza inteligible, o lo que nosotros llamamos propiamente una belleza espiritual, y dice también allí que las bellezas visibles se llaman también valores, pero menos propiamente. De donde parece que lo bello y lo honesto son lo mismo; y esto está de acuerdo con la definición de ambos dada por Cicerón (como se ha citado arriba). Pero hay que comprender que, justamente como nos referimos a lo feo (turpe) de dos modos, ya sea generalmente con respecto a cualquier defecto deformante, o ya sea alternativamente con respecto a un defecto voluntario y culpable, así también nos referimos a lo honesto de dos modos, ya sea generalmente con respecto a todo lo que está adornado (decoratum) por una participación en algo divino, o ya sea particularmente con respecto a todo lo que perfecciona el adorno (decor, sánscrito alamkara) de la criatura racional [1]. Según el primer modo, lo honesto es sinónimo de lo bueno y de lo bello; pero hay una triple distinción, porque la bondad de una cosa es su perfección, la belleza de una cosa es la gracia de su formalidad, y lo honesto pertenece a cualquier cosa cuando se compara con otra, de manera que place y deleita al espectador, ya sea intelectualmente, o ya sea sensiblemente. Pues eso es lo que significa la definición de Cicerón, «nos atrae por su poder, etc.». Lo que hay que comprender es una cuestión de propiedad (aptitudo), pues todos los términos de una definición indican lo que es propio (de la cosa definida). En el segundo modo lo honesto no es sinónimo de lo bueno, sino que es una división de lo bueno cuando lo bueno se divide en lo honesto, lo útil y lo deleitable. Y de la misma manera es una parte de lo bello y no sinónimo de ello, sino de tal modo que lo que es honesto, a saber, la gracia y las virtudes, es una belleza accidental en la criatura racional o intelectual. Isidoro dice igualmente en De summo bono, «El adorno de las cosas consiste en lo que es bello y apropiado (pulcher et aptus)», y, así se diferencian estas tres cosas, a saber, adorno, belleza, y propiedad. Pues todo lo que adecenta (decens) a una cosa se llama adorno (decor), ya sea que esté en la cosa misma o ya sea que se adapte externamente a ella, como los ornamentos del vestido y las joyas y demás. Por consiguiente, el adorno es común a lo bello y a lo apropiado. Y estos dos, según Isidoro, difieren como absoluto y relativo, debido a que todo lo que se ordena a la ornamentación de otra cosa es apropiado a ella, como los vestidos y ornamentos a los cuerpos, y la gracia y las virtudes a las substancias espirituales; pero lo que es su propio adorno se llama bello, como en el caso de un hombre, o un ángel, u otra criatura semejante.


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[1La «honestidad» (honestas) puede predicarse secumdum quod (aliquid) habet spiritualem decorem... Dicitur enim aliquid honestum... inquantum habet quemdam decorem ex ordinatione rationis. Delectabile autem propter se appetitur appetitu sensitivo (Summa Theologica II-II.145.3 y 4).