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Perenialistas Gen I-3

sexta-feira 29 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Perenialistas — Gen I,3

René Guénon: VERBUM LUX VITA

Aquí, hay lugar a hacer una precisión importante: el verbo amar, que se emplea en el texto bíblico, y que se traduce habitualmente por «decir», tiene en realidad como sentido principal, tanto en hebreo como en árabe, el de «mandar» u «ordenar»; la Palabra divina es la «orden» (amr) por la que se efectúa la creación, es decir, la producción de la manifestación universal, ya sea en su conjunto, ya sea en una cualquiera de sus modalidades [1]. Según la tradición islámica igualmente, la primera creación es la de la Luz (En-Nûr), que se dice min amri’Llah, es decir, que procede inmediatamente de la orden o del mandato divino; y, si puede decirse, esta creación se sitúa en el «mundo», es decir, en el estado o en el grado de existencia, que, por esta razón, se designa como âlamul-amr, y que, hablando propiamente, constituye el mundo espiritual puro. En efecto, la Luz inteligible es la esencia (dhât) del «Espíritu» (Er-Rûh), y éste, cuando se considera en el sentido universal, se identifica a la Luz misma; por eso es por lo que las expresiones En-Nûr el-muhammadî y Er-Rûh el-muhammadî son equivalentes, designando una y otra la forma principial y total del «Hombre Universal» [2], que es awwalu khalqi’Llah, «el primero de la creación Divina». Ese es el verdadero «Corazón del Mundo», cuya expansión produce la manifestación de todos los seres, mientras que su contracción los conduce finalmente a su Principio [3]; y así es a la vez «el primero y el último» (el-awwal wa el-akher) en relación a la creación, como Allah mismo es «el Primero y el Último» en el sentido absoluto [4]. «Corazón de los corazones y Espíritu de los espíritus» (Qalbul-qulûbi wa Rûhul-arwâh), es en su seno donde se diferencian los «espíritus» particulares, los ángeles (el-malâikah) y los «espíritus separados» (el-arwâh el mujarradah), que son así formados de la Luz primordial como de su única esencia, sin mezcla de los elementos que representan las condiciones determinantes de los grados inferiores de la existencia [5].


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[1Debemos recordar aquí la conexión que existe entre los dos sentidos diferentes de la palabra «orden», que ya hemos mencionado en una nota precedente.

[2Ver EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ, p. 58, ed. francesa.

[3El simbolismo del doble movimiento del corazón debe considerarse aquí como equivalente al movimiento bien conocido, concretamente en la tradición hindú, de las dos fases inversas y complementarias de la respiración; en los dos casos, se trata siempre de una expansión y de una contracción alternadas, que corresponden también a los dos términos coagula y solve del hermetismo, pero a condición de tener cuidado de observar que las dos fases deben tomarse en sentido inverso según que las cosas se consideren en relación al Principio o en relación a la manifestación, de tal suerte que es la expansión principial la que determina la «coagulación» de lo manifestado, y es la contracción principial la que determina su «solución».

[4Todo esto tiene igualmente una relación con el papel de Metatron en la Qabbalah hebraica.

[5Es fácil ver que esto de lo que se trata aquí puede ser identificado al dominio de la manifestación supraindividual.