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Guénon Exageros Reencarnacionistas

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

René Guénon — O ERRO ESPÍRITA
EXTRAVAGANCIAS REENCARNACIONISTAS
Hemos dicho que la idea de la reencarnación contribuye enormemente a trastornar a muchas personas en nuestra época; vamos a mostrarlo ahora citando ejemplos de las extravagancias a las que da lugar, y eso será, después de todas las consideraciones metafísicas que hemos debido de exponer, una diversión más bien amena; a decir verdad, hay algo bastante triste en el fondo en el espectáculo de todas esas locuras, pero no obstante es muy difícil impedirse reír algunas veces. Bajo esta relación, lo que se tiene más frecuentemente la ocasión de constatar en los medios espiritistas, es una megalomanía de un género especial: esas gentes se imaginan casi todos que son la reencarnación de personajes ilustres; hemos hecho destacar que, si se juzga al respecto por las firmas de las «comunicaciones», los grandes hombres se manifiestan de mucha mayor buena gana que los demás; es menester creer que se reencarnan también mucho más frecuentemente, e incluso simultáneamente en múltiples ejemplares. En suma, este caso no difiere de la megalomanía ordinaria más que sobre un punto: en lugar de creerse grandes personajes en el presente, los espiritistas remiten su sueño enfermizo al pasado; hablamos de los espiritistas porque son el mayor número, pero hay también teosofistas que no están menos tocados (hemos visto en otra parte a M. Leadbeater asegurar seriamente que el coronel Olcott era la reencarnación de los reyes Gushtasp y Ashoka) [1]. Los hay también en quienes el mismo sueño se transforma en una esperanza para el porvenir, y es quizás una de las razones por las que encuentran la reencarnación tan «consoladora»; en la sección de las enseñanzas de la H. B. of L., de la que hemos reproducido algunos extractos en el capítulo precedente, se hace alusión a gentes que afirman que «aquellos que han llevado una vida noble y digna de un rey (aunque sea en el cuerpo de un mendigo), en su última existencia terrestre, revivirán como nobles, reyes, u otros personajes de alto rango», y se agrega muy justamente que «tales aserciones no son buenas sino para probar que sus autores no hablan más que bajo la inspiración de la sentimentalidad, y que les falta conocimiento».



[1El Teosofismo, p. 105 (ed. francesa).