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Evola Jupiter

quinta-feira 28 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Revolta contra o Mundo Moderno

Sobre este fondo de poblaciones itálicas originales, ligadas al espíritu de las antiguas civilizaciones meridionales, Roma se diferencia pues manifestando una nueva influencia que les es irreductible. Pero esta influencia no pudo desarrollarse más que a través de una lucha áspera, interior y exterior, a través de una serie de reacciones, adaptaciones y transformaciones. En Roma se encarna la idea de la virilidad dominadora. Se manifiesta en la doctrina del Estado, de la auctoritas y del Imperium. El Estado, situado bajo el signo de las divinidades olímpicas (en particular del Júpiter capitolino, distanciado, soberano, sin genealogía, sin filiación y sin mitos naturalistas), no está separado, en el origen  , de este "misterio" iniciático de la realeza — adytum et inicia regis — que fue declarado inaccesible para el hombre ordinario. El imperium es concebido en sentido específico y no hegemónico y territorial, de poder, fuerza mística y temible de mando, poseído no solo por los jefes políticos (en quien conserva su carácter intangible a pesar del carácter frecuentemente irregular e ilegítimo de las técnicas de acceso al poder), sino también por el patricio y por el jefe de familia. Tal es la espiritualidad que reflejan el símbolo ario romano del fuego, la severidad del derecho paterno y, en general, un derecho que Vico pudo calificar en rigor de "heroico". En un dominio más exterior, inspiraba la ética romana del honor y de la fidelidad, tan intensamente vivida que caracterizó, según Tito Livio, al pueblo romano, mientras que el bárbaro se distinguía, por el contrario, por la ausencia de fides, por una subordinación a las contingencias de la "fortuna". Lo que además es característico entre el romano de los orígenes, es una percepción de lo sobrenatural como numen — es decir, como poder — antes que como deus, donde es preciso ver la contrapartida de una actitud espiritual específica. No menos características son la ausencia de pathos, de lirismo y de misticismo respecto a lo divino, la exactitud del rito necesario y necesitante, la claridad de la mirada. Temas que corresponden a los del primer período védico, chino e iranio así como al ritual olímpico aqueo, por el hecho que se refieren a una actitud viril y mágica. La religión romana típica desconfía siempre de los abandonos del alma y de los impulsos devocionales, y refrena, en ocasiones por la fuerza, todo lo que aleja de esta dignidad grave que conviene a las relaciones de un civis romanus con un dios. Aunque el elemento etrusco intentaba ejercer su empresa sobre los estratos plebeyos, difundiendo el pathos de representaciones temibles del más allá, Roma, en su mejor momento, permanece fiel a la visión heroica, similar a la que conoció originalmente Hélade: tuvo sus héroes divinizados, o Semones, pero conoció también héroes mortales impasibles, a quienes el ultra-tumba no inspiraba ni esperanza ni temor, nada que pueda alterar una conducta severa fundada sobre el deber, la fides, el heroísmo, el orden y la dominación. A este respecto, el favor concedido por los romanos al epicureismo de Lucrecio es significativo, pues la explicación mediante causas naturales tiende igualmente a destruir el terror de la muerte y el miedo ante los dioses, a liberar la vida, a facilitarle la calma y la seguridad. Incluso en doctrinas de este tipo subsistía sin embargo una concepción de los dioses conforme al ideal olímpico: esencias impasibles y distanciadas que aparecen como un modelo de perfección para el Sabio. REVUELTA CONTRA EL MUNDO MODERNO II: 9

Si, en relación a otros pueblos, tales como los griegos e incluso los etruscos, los romanos, en el origen, tenían casi una imagen de "bárbaros", tal falta de "cultura" oculta — como en algunas poblaciones germánicas del período de las invasiones — una fuerza más original, que actuaba según un estilo de vida en relación al cual toda cultura de tipo ciudadano presenta rasgos problemáticos sino incluso de decadencia y corrupción. Es así como el primer testimonio griego que se dispone en relación a Roma es el de un embajador que visitó el Senado romano, donde pensaba encontrar una reunión de bárbaros, pero afirmó haber estado "ante una asamblea de reyes". Desde los orígenes, a través de vías invisibles, aparecieron en Roma signos secretos de "tradicionalidad", tales como el "signo del centro", la piedra negra de Rómulo situada a la entrada de la "vía sacra"; o como el doce fatídico y solitario, que corresponde al número de halcones que aseguraron a Rómulo el derecho de dar su nombre a la nueva ciudad, el número de líctores y de vergas del fascio, donde se vuelve a encontrar en el hacha el símbolo incluso de los conquistadores hiperbóreos, en el número asignado por Numa a los ancilia, pignora imperii y a los altares del culto arcaico de Jano; tales como el águila que, consagrada a Júpiter, dios del cielo luminoso y al mismo tiempo insígnea de las legiones es también uno de los símbolos arios de la "gloria" inmortalizante, razón por la cual se pensaba que era bajo la forma de un águila como el alma de los Césares se liberaba del cuerpo para pasar a la inmortalidad solar; o como el sacrificio del caballo, que correspondía al ashvamedha de los arios de la India y muchos otros elementos de una tradición universal. A pesar de esto, será la epopeya, la historia misma de Roma, más que las teorías, las religiones o las formas de culto, quien expresará el "mito" más verdadero de Roma, y hablará de la forma más inmediata, a través de una serie de grandes símbolos esculpidos por el poder en el sustancia misma de la historia, de la lucha espiritual que forjó el destino y la grandeza de Roma. Cada fase de desarrollo de Roma se presenta en realidad como una victoria del espíritu heroico ario. Con ocasión de las mayores tensiones históricas y militares este espíritu brilló con el estallido más vivo, aun cuando Roma se encontraba ya alterada, especialmente a causa de influencias exógenas y del fermento plebeyo. REVUELTA CONTRA EL MUNDO MODERNO II: 9

Desde los orígenes, algunos elementos del mito ocultan un sentido profundo e indican al mismo tiempo las dos fuerzas que están en lucha en Roma. Tal es el caso de la tradición según la cual Saturno-Cronos, dios regio del ciclo de oro primordial, habría creado Saturnia, considerada tanto como ciudad que como fortaleza, situada en el lugar donde Roma debía nacer, y habría sido considerado igualmente como una fuerza latente — latente deus — presente en el Latium. En lo que respecta a la leyenda del nacimiento de Roma, el tema de la pareja de antagonistas se anuncia ya con Numitor y Amulio, pareciendo incorporar éste el principio violento en su intento de usurpación en relación a Numitor, que corresponde, por su parte, en amplia medida, al principio real y sacro. La dualidad se vuelve a encontrar en la pareja Rómulo-Remo. Se trata ante todo, aquí, de un tema característico de los ciclos heroicos; los gemelos habrían sido engendrados por una mujer, una virgen guardiana del fuego sagrado, a la cual se une un dios guerrero, Marte. Se trata, en segundo lugar, del tema histórico-metafísico de los "Salvados de las aguas". En tercer lugar la higuera Ruminal, bajo la cual los gemelos se refugian, corresponde — en la antigua lengua latina ruminus, referido a Júpiter, designaba su cualidad de "alimentador"- al símbolo general del Arbol de la vida y al alimento sobrenatural que procura. Pero los gemelos son también alimentados por la Loba. Ya hemos indicado el doble sentido del simbolismo del Lobo: no solo en el mundo clásico, sino también en el céltico y nórdico, la idea del Lobo y la de la luz se encuentran a menudo asociados, si bien el Lobo está relacionado con el Apolo hiperbóreo mismo, por otra parte, el Lobo expresa también un fuerza salvaje, algo elemental y desencadenado; hemos visto que en la mitología nórdica la "edad del Lobo" es la de las fuerzas elementales en revuelta. REVUELTA CONTRA EL MUNDO MODERNO II: 9

Desde el Palatino Rómulo percibió el símbolo de los doce halcones que le conferían primacía sobre Remo, que, por su parte, se encontraba en el monte Aventino. Tras la muerte de Remo, la dualidad parece renacer, bajo la forma de un compromiso entre Rómulo y Tatio, rey de los Sabinos, que practicaba un culto de preponderancia telúrico-lunar. Y a la muerte de Rómulo estalla la lucha entre los albanos (estrato guerrero de tipo nórdico) y los sabinos. Según la antigua tradición itálica, sobre el Palatino Hércules habría encontrado al buen rey Evandro (que elevará, significativamente, sobre el mismo Palatino, un templo a la Victoria) después de haber matado a Caco, hijo del dios pelasgo del fuego ctónico, y elevado en su caverna, situada en el Aventino, un altar al dios olímpico. Este Hércules, en tanto que "Hércules triunfal" enemigo de Bona Dea, será altamente significativo — al igual que Júpiter, Marte y más tarde Apolo en tanto que "Apolo salvador"- del tema de la espiritualidad uránico-viril romana en general, y será celebrado en ritos en los cuales se excluía a las mujeres. Por lo demás, el Aventino, el monte de Caco abatido, de Remo muerto, es también el monte de la Diosa, donde se alza el principal templo de Diana-Luna, la gran diosa de la noche, templo fundado por Servio Tulio, el rey de nombre plebeyo y amigo de la plebe. Este, en revuelta contra el patriciado sacro, se retira al Aventino; allí se celebrarán, en honor de Servio, las fiestas de los esclavos; es allí donde se crean otros cultos femeninos como los de bona Dea, Carmenta, y en el 392 el de Juno-Regina — aportado por la Veies vencida y que en el origen los romanos no apreciaban en absoluto — o de los cultos telúrico-viriles, como el de Fauno. REVUELTA CONTRA EL MUNDO MODERNO II: 9