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Coomaraswamy (ASM:108-110) – Sacrificador
terça-feira 26 de julho de 2022
Los Brahmanas abundan en la evidencia de que la víctima es una representación del sacrificador mismo, o como los textos lo expresan, es el sacrificador mismo. De acuerdo con la regla universal de que la iniciación (diksa) es una muerte y un renacimiento, es evidente que «el iniciado es la oblación» (havir vai diksitah, Taittiriya Samhita VI. 1.4.5; cf. Aitareya Brahmana II.3), «la víctima (pasu) es substancialmente (nidanena) el sacrificador mismo» (Aitareya Brahmana II.11) [1]. Había que esperar esto, pues se recalca repetidamente que «Nosotros (los sacrificadores aquí y ahora) debemos hacer lo que los dioses (los sacrificadores originales) hicieron en el comienzo». Es, de hecho, a sí mismo a quien el dios ofrece, como puede verse en las plegarias «Oh Agni, sacrifica tu propio cuerpo» ([...], Rg Veda Samhita VI.11.2; cf. 1.142.11, [...]), y «sacrifícate a ti mismo, aumentando tu cuerpo» ([...], Rg Veda Samhita X.81.5), («Adórate a ti mismo, Oh Dios» ([...], Rg Veda Samhita X.7.6, VI.11.2. Sacrificar y ser sacrificado son esencialmente lo mismo: «Por amor de los dioses eligió la muerte, por amor de sus hijos (los "dioses" mismos) no eligió la inmortalidad: ellos hicieron de Brhaspati el sacrificio, Yama entregó (arirecit [2], derramó o vació) su propio cuerpo querido» (Rg Veda Samhita X.13.4). (Así en Satapatha Brahmana I.6.3.21, «Me (Soma) ofrecerán a todos vosotros». Prajapati, en su propio sacrificio, «se entregó a los dioses» (Satapatha Brahmana XI.1.8.2 sig.); el sacrificador «se entrega a los dioses, como Prajapati se entregó a los dioses... pues el (Sacrifício - Sacrificio) deviene una oblación a los dioses»; cf. Satapatha Brahmana VIII.6.1.10). Y así, es «con el Sacrificio como los dioses ofrecieron el Sacrificio» ([...], Rg Veda Samhita X.90.16): veremos ahora por qué, y cuán correctamente, dice Sayana, comentando sobre el último pasaje, que «los dioses» son «las formas del Soplo de Prajapati» (pranarupa).
La ofrenda de sí mismo del sacrificador se actúa ritualmente de varias maneras. Por ejemplo, el prastara, que representa al sacrificador, se arroja dentro del Fuego, y solo se salva de una inmolación efectiva por una invocación del Fuego mismo (Satapatha Brahmana I.9.2.17, cf. III.4.3.22): uno que se acerca ritualmente al fuego del hogar o al Fuego sacrificial, lo hace reflexionando que «ese Fuego sabe que ha venido a darse a mí» (parídam me, Satapatha Brahmana II.4.1.11, cf. IX.2.1.17, IX.2.3.15, 17, IX.4.4.3; Aitareya Brahmana II.3), y, ciertamente, si «no hiciera expresamente esta renuncia de sí mismo ([...]), el Fuego le privaría del Fuego» (Satapatha Brahmana IX.5.1.53) [3].
Dicho de otro modo, «El Sacrificador se arroja a sí mismo en la forma de simiente [4] (representada con granos de arena) [5] dentro del Fuego del Hogar» ([...], Satapatha Brahmana VII.2.1.6), para asegurar su renacimiento aquí sobre la tierra, y dentro del altar sacrificial con miras a su renacimiento en el cielo [6], empleando para ello versos que contienen el verbo apyai, «creer» [7], y haciendo alusión a Soma, pues «siendo Soma el Soplo» (Prana), él introduce así el Soplo dentro de la simiente emitida y así la vivifica (Satapatha Brahmana VII.3.1.12, 45, 46); los versos (Vajasaneyi Samhita XII.112, 113) concluyen, «creciendo, oh Soma, en inmortalidad, gana tu gloria altísima en el Cielo», es decir, el cielo de la Luna (Satapatha Brahmana III.4.3.13).
SEGUE: SOMA
[1] Cf. Taittiriya Samhita VI. 1.5.4, Satapatha Brahmana I.2.3.5 con la nota de Eggeling (Sacred Books of the East, vol. 12, p. 49) y Satapatha Brahmana III.3.4.21.
[2] La √ ric es «derramar» o «inundar», y con ati-, «rebosar», teniendo a menudo el pasivo «ser vaciado y derramado» el mismo valor. Aquí se implica una sobreabundancia en la fuente y una deficiencia en el recipiente, de donde unatiriktau = menos y más, pudendum muliebre et membrum virile (cf. Caland sobre Pancavimsa Brahmana XIX.3.9). Ser «agotado, o vaciado, por así decir» ([...], Pancavimsa Brahmana IV.10.1 y passim) sigue a la emisión: sin embargo, in divinis, ello es solo «por así decir» debido a que «la Estación Única jamás se vacía» (natirícyate, Atharva Veda Samhita VIII.9.26). En Rg Veda Samhita X.90.5, la Persona sacrificial «se derrama abundantemente, es decir, rebosa la Tierra de Este a Oeste ([...]); cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana I.54.7, atyaricyata, y I.57.5, [...].
[3] Qui enim voluerit animam suam salvam facere, perdet eam (Quien quiera salvar su vida, la perderá) San Marcos 8:35.
[4] De la misma manera que, al ser iniciado, al sacrificador se le había hecho pasar por todas las etapas de inseminación, desarrollo embrionario en la matriz y nacimiento; ver Aitareya Brahmana I.3, donde tenemos saretasam... krtva, «habiéndole hecho poseído de semilla», la semilla de la cual surgirá como un hombre nuevo (cf. «El que me ve, ve a mi hijo» de Eckhart).
[5] Las monedas Kusana, en particular las de Kaniska, en las que se muestra al rey de pie a la izquierda con su mano derecha sobre un pequeno altar, probablemente son representaciones de esta acción ritual, lo que equivale a decir que el rey ha cumplido el sacrificio del Rajasuya y que es, si no un dios, en todo caso un soberano por sanción divina.
[6] Comprendido ritualmente, el intercurso sexual es un tipo de sacrificio de Soma (Brhadaranyaka Upanishad VI.2.13, VI.4.3). El Fuego del hogar se identifica con la esposa, de quien uno nace nuevamente aquí; el Fuego sacrificial es la matriz divina dentro de la cual uno se derrama (sincati) a sí mismo y de la cual sobreviene un renacimiento solar. El Comprehensor de esta doctrina, al hacer la Ofrenda a quemar (agnihotra), tiene por lo tanto dos sí mismos, dos herencias, una humana y otra divina; pero el que ofrece sin comprender, tiene solo un único sí mismo, una única herencia, a saber, la humana (Jaiminiya Upanishad Brahmana I.17.18). «Lo que nace de la carne es carne; y lo que nace del Espíritu es Espíritu» (San Juan 3:6). Con el vertido de uno mismo como semilla en el Fuego y la vivificación de esta semilla por el Soplo, cf. Romanos 6:4 y sig.: «Nosotros estamos enterrados con él (Cristo) por el bautismo en la muerte. sembrados juntos. nuestro hombre viejo está crucificado con él, para que el cuerpo del pecado pueda ser destruido. Pues el que está "muerto" está libre del pecado. Si nosotros estamos muertos con Cristo nosotros creemos que también viviremos con él».
[7] En la ofrenda de la luna llena hay referencias a la matanza de Vrtra (la luna, Satapatha Brahmana I.6.4.18), «debido a que Indra golpeó a Vrtra con la ofrenda de la luna llena. Ellos tienen referencias al crecimiento en la ofrenda de la luna nueva, debido a que entonces la luna muere ([...]) y así, verdaderamente, él la hace crecer y aumentar» (Kausitaki Brahmana III.5).
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