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Coomaraswamy (ASM:129-132) – Rito de Fogo

segunda-feira 28 de março de 2022

  

La asunción del Fuego se describe en Satapatha Brahmana II.2.2.8-20, de lo cual es un resumen lo siguiente. Los dioses (devah) y los titanes (asurah) eran ambos los hijos de Prajapati, ambos igualmente desprovistos de todo Sí mismo espiritual (anatmanah) y por consiguiente mortales: sólo Agni era inmortal. Ambas facciones establecieron sus Fuegos sacrificiales. Los titanes cumplieron su rito externamente (profanamente); pero «los dioses establecieron entonces ese Fuego en su sí mismo interior ([...]), y habiendo hecho esto devinieron inmortales e invencibles y vencieron a sus enemigos mortales y vencibles». De la misma manera, el sacrificador establece ahora el Fuego sacrificial dentro de sí mismo. En cuanto a este Fuego encendido así dentro de él, piensa, «aquí quiero sacrificar, aquí quiero hacer el buen trabajo». Nada puede interponerse entre él y este Fuego [1]; «Ciertamente, mientras yo viva, ese Fuego que ha sido establecido en mi sí mismo interior no morirá en mí». Quien habla verazmente (satyam), alimenta esa llama y ella deviene cada vez más su propia fuerza ígnea (tejas); quien habla falsamente (anrtam) la apaga, y ella deviene cada vez menos su fuerza ígnea. Su servicio es solo «rectitud».

Por consiguiente, «cuando quiere edificar a Agni (construir el altar del Fuego) el sacrificador le aprehende en sí mismo ([...]); pues es de sí mismo de donde le hace nacer» ([...], Satapatha Brahmana VII.4.1.1). El verdadero Agnihotra no es, de hecho, un rito que haya de ser cumplido meramente en las estaciones fijadas, sino diariamente dentro de vosotros [2], según el modelo primordial de los treinta y seis mil Arka-Fuegos, que eran de substancia mental, y que fueron mentalmente edificados por los primeros sacrificadores: «mentalmente (manasa) [3] fueron edificados, mentalmente fueron bebidas las copas de Soma, mentalmente cantaron. Estos Fuegos, ciertamente, están hechos de conocimiento (vidyacita eva); y para el Comprehensor de esto todos los seres (sarvani bhutani, todos los poderes del alma) construyen estos Fuegos, inclusive mientras está dormido». Y así «por el conocimiento (vidyaya) ascienden a donde los deseos han emigrado (paragatah); no es por galardones (daksinabhih) ni por ardor ignorante (avidvamsah tapasvinah)... ese mundo pertenece solo a los Comprehensores» (Satapatha Brahmana X.5.4.16). Este último pasaje afirma explícitamente lo que está claramente implícito en Rg Veda Samhita VHI.70.3, citado más atrás.

Se establece así claramente una distinción entre el mero cumplimiento y la comprensión de lo que se hace, entre el cumplimiento como tal y el cumplimiento como el soporte de la contemplación; y entre un cumplimiento objetivo en ocasiones establecidas y un cumplimiento subjetivo e incesante. La primera de estas distinciones se hace nuevamente en Satapatha Brahmana X.4.2.31, «Quienquiera que como Comprehensor hace este trabajo sagrado, o incluso el que es un Comprehensor (pero no hace efectivamente los ritos), junta de nuevo, entero y completo, a este Prajapati (dividido)» (y con ello, al mismo tiempo, se reintegra a sí mismo); y también en Satapatha Brahmana XIII.1.3.32, donde se establece la distinción entre aquellos que están meramente «sentados en una sesión sacrificial» (sattrasadah) y aquellos que están «sentados en realidad» (satisadah), y solo aquellos que sacrifican así, de verdad, están «sentados entre los mismos dioses» (satisu devatasu sidantah).

El satisad es el mismo que el Atmayaji aludido más atrás, a saber, el que es su propio sacerdote. El atmayaji es «el que sabe, "este (nuevo) cuerpo mío ha sido integrado (samskriyata), ha sido sobreimpuesto (upadhiyate) por ese cuerpo (del Sacrificio)": y como Ahi de su piel, así se libera él de este cuerpo mortal, del mal (papmanas, es decir, de Vrtra), y como una ofrenda (ahuti) [4], como uno compuesto de los Tres Vedas, así pasa al mundo de la luz celestial. Pero el devayaji (por quien oficia otro) que solo sabe que "yo estoy sacrificando esta (víctima) a los dioses, yo estoy sirviendo a los dioses", es como un inferior que trae tributo a (balim haret) un superior. él no gana tanto de un mundo» (Satapatha Brahmana XI.2.6.13, 14) [5]. La distinción es la que hay entre las viae activa y pasiva, entre la «salvación» y la «liberación». El Atmayaji es «el que sacrifica en sí mismo» ([...], Maitri Upanishad   VII.9). «Viendo el Sí mismo [6] imparcialmente en todos los seres y a todos los seres en el Sí mismo, el Atmayaji obtiene la autonomía» (svarajyam, Manavadharmasastra XII.91; cf. Chandogya   Upanishad VIII.1.1-6, Bhagavad Gita VI.29).


[1Cf. Aitareya Brahmana VII.12, donde, si algo pasa entre el sacrificador y sus fuegos rituales, puede ignorarlo, debido a que sus fuegos «han sido establecidos dentro de sí mismo» (atmany asya hita bhavanti).

[2Similarmente Aitareya Áranyaka II.3.8 (los 36.000 días de la vida de un hombre), y Katha Upanishad IV.8 ([...], «El Fuego debe servirse cada día con oblaciones humanas»). En este sentido el sacrificio humano es esencial para la salvación.

[3Manasa, «con la mente como instrumento» o «mentalmente», aparece unas ochenta veces o más en Rg Veda Samhita, frecuentemente en conexión con el Sacrificio —por ejemplo, I.172.2, [...] (cf. V.46.1, svayam ayuji); VII.64.4, [...]; VII.67.1, [...]; similarmente VI.16.4, [...]. No tenemos ninguna razón para suponer que el Sacrificio haya sido nunca una operación meramente mecánica.

[4«Habiendo venido al ser de Agni, que es la matriz de los dioses (cf. Jaiminiya Brahmana I.17), de la oblación, con un cuerpo de oro (= luz, inmortalidad) procede al mundo de la luz celestial» (Aitareya Brahmana II.14); y similarmente en Satapatha Brahmana XII.2.2.5-6, y en muchos otros contextos semejantes.

[5Cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana I.14.1, «Él no debería ser uno de quien sus dioses están lejos. Ciertamente, en la medida en que acerca los dioses a sí mismo ([...], es decir, en la medida en que es un atmayaji) los dioses devienen dioses para él»; y Brhadaranyaka Upanishad I.4.10, «Quienquiera que se acerca a una deidad como a otro, pensando "Él es uno, y yo otro", no comprende; es una mera víctima para ellos». Similarmente el Maestro Eckhart, «Algunos hay tan simples que piensan en Dios como si Él morara allí, y de sí mismos como si estuvieran aquí. Ello no es así, Dios y yo son uno». (ed. Pfeiffer, p. 206).

[6El Sí mismo solar de Rg Veda Samhita I.115.1 y Atharva Veda Samhita X.8.44.