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Coomaraswamy (ASM:125-129) – O Sacrificado

segunda-feira 28 de março de 2022

  

En otras palabras, el alma apetitiva, la mente insaciable, es el Sacrificio; nosotros, como nosotros somos en nosotros mismos, buscadores de fines nuestros propios, somos la ofrenda a quemar apropiada: «El carro de los dioses (es decir, el cuerpo nacido del Sacrificio) está uncido para el mundo del cielo, pero el del hombre (lo está) para dondequiera que su propósito (artha) está fijado; el carro de los dioses es el Fuego» (Taittiriya Samhita V.4.10.1, cf. Aitareya Aranyaka II.3.8 fin.). Vemos entonces por qué se asume siempre que el Sacrificio, incluso el de un animal, es un sacrificio voluntario; no podría haber ningún significado interior en una víctima que no consiente [1]. Vemos también lo que el heroico Indra (que, como se recordará, es una deidad inmanente, en tanto que la «Persona en el ojo derecho», y así nuestra Persona real) lleva realmente a cabo cuando «machaca, desgarra y despedaza la sede (yoni) y guarida (asaya) de Vrtra, y ello deviene esta ofrenda», y así recupera los Vedas (Satapatha Brahmana V.5.5.4-6). Como ya hemos visto, el sacrificador es la oblación (havis). Él se identifica con el prastara, que se unge con las palabras, «Coman (los dioses), lamiendo al pájaro ungido» (Vajasaneyi Samhita II.16 —«lamiendo», debido a que Agni es su boca, las llamas (de Agni) sus lenguas (de los dioses, «haciéndole así un pájaro y volar desde el mundo de los hombres al mundo de los dioses»; el prastara es como «cualquier otro cadáver», excepto que ha de ser tocado con los dedos solamente, no con palos (Satapatha Brahmana I.8.3.13-23). La «muerte» del sacrificador es al mismo tiempo su salvación; pues el Sí mismo es su recompensa [2]: «Quienes toman parte en una sesión sacrificial (sattra) van al mundo de la luz celestial. Ellos se encienden (se vivifican) a sí mismos con las iniciaciones y se cuecen (se maduran) a sí mismos con las sesiones sacrificiales. Con dos ellos cortan su cabello (excepto el mono), con dos su piel, con dos su sangre, con dos su carne, con dos sus huesos, con dos su médula. En la sesión sacrificial el Sí mismo es el galardón (atma-daksinam); recibiendo verdaderamente el Sí mismo como su galardón, ellos van al mundo del cielo. Finalmente cortan el mono para su salida (rddhyai), pensando, "Alcancemos más rápidamente el mundo del cielo"» (Taittiriya Samhita VII.4.9, cf. Pancavimsa Brahmana IV.9.19-22, Satapatha Brahmana I.8.3.16-19) [3].

El sí mismo (atman) psicofísico y mortal que el sacrificador inmola, ya sea como arriba ritualmente, o ya sea cuando muere efectivamente y se hace de él una oblación (ahuti, Aitareya Brahmana   II.4; Satapatha Brahmana II.2.4.8, XII.5.2.13; Brhadaranyaka Upanishad   VI.2.14, 15, etc.) en el Fuego (pues el rito sacrificial prefigura su resurrección final del Fuego), aunque actúa como una unidad (Aitareya Aranyaka III.2.1; Jaiminiya Upanishad Brahmana IV.7.4; Kausitaki Upanishad III.2, 8) no es un único miembro (cf. I Corintios 12.12 sigs.) sino un compuesto (samhata, samdeha, sambhuti, sygkryma, etc.), o «hueste de seres elementales» (bhutagana), llamado «sí mismo elemental» (bhutatman) y, como tal, distinto (como en Platón) de «su Sí mismo inmortal» (amrto’syatma, psyche psyches), el impasible e in-afectado Hombre Interior (antahpurusah = prajnatman, el Sí mismo Solar; cf. Maitri Upanishad   III.2, 3). En vista de lo que ya se ha dicho del sacrificio de Soma, una auto-inmolación simbólica, no nos sorprenderá encontrar ahora que este pasible «sí mismo elemental» se identifica con Soma ([...], Maitri Upanishad VI.10). Por supuesto, no el Soma que «era Vrtra», o Varunya, sino el Soma que todavía es Vrtra, o Varunya; no Soma el Amigo (mitra) sino Soma el Titán (asura, Satapatha Brahmana XII.6.1.10, 11); no Soma el inmortal, sino el Soma que ha de ser prensado y matado y de quien se ha de preparar el extracto inmortal. Por consiguiente, en Maitri Upanishad VI.10, se nos recuerda, además, que Soma es el alimento y el Fuego el comedor (es con este Fuego y no con el Soma con quien el Sacrificador identifica su Sí mismo), y que el Comprehensor de la ecuación Soma = bhutatman es un hombre verdaderamente pobre (sannyasi), un hombre enyugado (yogi) y un «sacrificador de sí mismo» (atmayaji), es decir, «uno que él mismo oficia como su propio sacerdote sacrificial, en distinción del devayaji, para quien el sacrificio es otro quien lo hace, notablemente el dios (Agni, devayaj, Satapatha Brahmana, passim) [4], en tanto que sacerdote misal: la inmolación de sí mismo del Sacrificador, de su «sí mismo elemental», es su «sacrificio de sí mismo» (atmayajna).

De la misma manera podremos comprender ahora cómo en Maitri Upanishad VI.35 los poderes del alma son igualados con los brotes del Soma: aquí «del Fuego que está oculto dentro del Cielo, solo una pequena medida es el Agua de la Vida (amrtam) en el medio del Sol, cuyos pujantes brotes (Apyay-ankurah) [5] son Soma o los Soplos ([...])». La ecuación de los soplos con los brotes del Soma es aún más explícita en Taittiriya Samhita VI.4.4.4, [...] = «los soplos son los brotes del Soma». Ya hemos visto que «Soma era Vrtra», y que emerge de estos brotes «como la Serpiente de su piel»; los poderes del alma, el alma colectiva misma, son, entonces, la «sede y guarida» de Vrtra, de donde se extrae la ofrenda (isti) (Satapatha Brahmana V.5.5.1, 6 citada arriba). El sacrificio de Soma real es el machacamiento de estos brotes, los soplos, el sí mismo o alma elemental: «Uno retira (uddhrtya) estos soplos (de sus objetos) [6] y los sacrifica en el Fuego» (pranan. agnau juhoti, Maitri Upanishad VI.26); «las deidades (inmanentes) son los soplos, nacidos de la mente y uncidos a la mente, en ellos uno sacrifica metafísicamente» ([...], Taittiriya Samhita VI.1.4.5, cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana I.40.3).

«Nacidos de la mente y uncidos a la mente»: en el símil siempre recurrente del carro [7], es decir, el vehículo corporal en el cual el Sí mismo espiritual solar toma su sede como un pasajero mientras dura el carro, los órganos de los sentidos son los caballos y sus riendas las tiene la mente conductora (manas, noûs) en nombre del pasajero; «Savitr unce a los dioses (devah = Prana) con la mente, él los impele ([...], Taittiriya Samhita IV.1.1)». Cuando los caballos obedecen voluntariamente a las riendas, el carro conduce al pasajero a su destino senalado; pero si persiguen sus propios fines, los objetos naturales de los sentidos, y la mente sucumbe a ellos, el viaje acaba en desastre (debe recordarse que la mente es «doble», sujeta a los sentidos o independiente de ellos, Maitri Upanishad IV.34, cf. Filón  , Legum allegoríae I.93). El hombre cuyos sentidos están bajo control, o «uncidos» (yuktah, yujah), es decir, el yogi, puede decir, por consiguiente, «Yo me unzo a mí mismo, como un caballo que comprende ([...], Rg Veda Samhita V.46.1)»; lo cual es solo otro modo de referirse a aquellos que «ofrecen todas las operaciones de los sentidos y los soplos en el Fuego del "yoga" del control de sí mismo, encendido por la gnosis» (Bhagavad Gita IV.27).

Ahora está claro también por qué se nos dice en Rg Veda Samhita X.85.3-4 que, aunque «ellos imaginan cuando machacan la planta que están bebiendo el verdadero Soma, sin embargo, de el que los brahmanes comprenden por "Soma" nadie saborea nunca, nadie saborea que more sobre la tierra». El jugo extraído no es inmediatamente, ni tampoco realmente Soma (Sayana, na ca sa saksat somah). La bebida de Soma, en otras palabras, es un rito de transubstanciación; «es metafísicamente (paroksam) como el Ksatriya obtiene la bebida de Soma, ella no es inmediatamente (pratyaksam = saksat) participada por él, (sino solo) a través del Sumo Sacerdote (purodhas), a través de la iniciación (diksa), y de la invocación ancestral» (pravara, que implica la «sucesión apostólica»), Aitareya Brahmana VII.31; cf. Satapatha Brahmana III.6.2.9, donde las piedras de prensar el Soma son la Iniciación (diksa) y el Ardor (tapas); «ellos recogen (ahrtya) la planta usana y la prensan, y por medio de la iniciación (diksa) y las sesiones (upasads, círculos sacrificiales), por el (vinculamiento del) Tanunaptra y el "hacer que crezca" (apyayana), la hacen ser "Soma"» (Satapatha Brahmana III.4.3.13); «por la Fe, la hija de Surya, él la hace (sura, brandy, propiamente la bebida de los Asuras y repugnante para los brahmanes) ser jugo de Soma» (Satapatha Brahmana XII.7.3.11); eso que los Asvins arrebataron a Namuci (Vrtra) se bebe ahora como Soma (Satapatha Brahmana XII.8.1.3-5), la «Ofrenda Suprema» (Vajasaneyi Samhita XIX.2, Satapatha Brahmana XII.8.2.12).

Tal es la significación de lo que se llama la «ofrenda a quemar Subjetiva Interior» ([...]), de la cual, Sankhayana Aranyaka X.1 y sig. afirma que «si uno sacrifica, no conociendo este Agnihotra, ello es para él como si pusiera a un lado las brasas e hiciera la oblación en las cenizas».


[1Ver Apéndice I.

[2Cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana III.11.3, [...]. Toda recepción de presentes materiales por los Brahmanes participantes en una sesión sacrificial (sattra) está condenada en los términos más enérgicos posibles (Taittiriya Samhita VII.2.10.2). Los galardones (daksina) pueden y deben darse solo cuando los sacerdotes están sacrificando en beneficio de otros que no son ellos mismos (Satapatha Brahmana IV.3.4.5), de la misma manera que un sacerdote cristiano que dice una Misa en beneficio de otro recibe justamente un estipendio.

[3Todo esto corresponde a la remoción de la annamaya y de las demás «envolturas» (kosa) de Brahma, a la «sacudida de los cuerpos» (Jaiminiya Upanishad Brahmana I.15.5, III.30.2, etc.), que es esencial debido a que «nadie deviene inmortal con el cuerpo» (Satapatha Brahmana X.4.3.9). Ello se simboliza también en el vastra-harana Vaisnava. Amor nos recuerda que «a través de mi umbral todos deben pasar desnudos». Esta es la «noble desnudez» de Filón (ariste gymnosis, Legum allegoríae I.77).

[4Cf. Rg Veda Samhita I.142.11, devan yaksi, vanaspate.

[5Esta es mi propia lectura del texto, evitando toda enmienda.

[6Como en Maitri Upanishad VI.19, Bhagavad Gita II.58, IV.27, etc. y en toda práctica contemplativa conductiva a la síntesis (samadhi). Cf. Salmos, 51.16, 17, «Pues Tú no te deleitas en el holocausto. El sacrificio a Dios es un espíritu contrito».

[7El símbolo del carro es empleado por Platón y los platónicos exactamente del mismo modo. Hacer una muestra completa del paralelismo requeriría un artículo separado, pero podemos senalar que la noción de un uncimiento de los sentidos es manifiesta en Hermes, Asclepius I.5 sig.