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Tzadi

segunda-feira 1º de janeiro de 2024, por Cardoso de Castro

  

Letra TZADI
Tsadei, Tzade
Cabala  
Elias Lipiner: Excertos do livro de Elias Lipiner, "As letras do Alfabeto na criação do mundo"
Apresentou-se, então, perante Ele, a letra Tzadi (צ), argumentando: ’Senhor do universo, digna-Te servir-Te de mim para criar o mundo, que eu designo o justo (Tzadik = Justo) e também Teu apelido é Justo, sendo apropriado, portanto, criar o mundo por meu intermédio! ’ Respondeu-lhe: ’Tzádi, Tzádi, és justo, de fato, porém és destinada a ficar oculta, devido aos segredos da masculinidade e da, feminidade que se encontram cifrados na tua constituição gráfica, e não devem ser revelados senão em outra oportunidade’. Saiu, então, a letra. Tzadi de diante Dele efoi-se embora.

Mario Satz  : Poética da Cabala

El dominio de las palabras es centrífugo: nos transporta más allá del tiempo y el espacio, nos transforma en otros u otras, nos lleva al límite y nos abandona en las exclamaciones. El dominio del silencio, en cambio, es centrípeto: nos sume en el más acá de nosotros mismos, nos regala la resonancia de lo ilimitado, profundo e interior, pues —como decía Heráclito— “por más que sondees, no encontrarás los limites del alma.” Una vez que la boca ha aceptado su vacío, el substrato de todas sus palabras, comienza el desplazamiento hacia la TZADE, letra de la iniciación, pero, sobre todo, de la justicia.

El Rabí de Rizhyn dijo una vez a sus fieles: “Así como las letras sagradas del alfabeto son mudas sin los signos de las vocales, y esos signos no pueden ir separados de las letras, los tzadikim (maestros, iniciados) y jasidim (discípulos) están ligados entre sí. Los tzadikim son las letras y los jasidim que acuden a ellos son los signos vocales. Los jasidim necesitan de los tzadikim, pero éstos necesitan igualmente de ellos. Por intermedio de ellos puede ser elevado. A causa de ellos puede hundirse.” Que el maestro sea una especie de consonante y el discípulo una vocal, tiene, en casi todas las lenguas alfabéticas, una relación con lo estático y lo dinámico, con lo abierto o lo cerrado. El maestro gira sobre sí mismo, entre el cielo y la tierra. El discípulo, a su vez, lo utiliza como eje para rodar por el mundo. La fonética precisa que las vocales fluyen armónicamente, en tanto que las consonantes conocen obstrucción. Se quiebran, doblan, superponen de tal modo que sus formantes —dibujos fonográficos— suelen ser irregulares. Esta mayor cerrazón, y —para el caso específico del hebreo y el árabe— tendencia al vacío consonántico, tiene que ver con la permanencia, con la introspección, con la función axial del maestro. En efecto, eje se dice en hebreo TZIR, ( = 300). Por otra parte, ese eje actúa como punto de contacto con lo superior, representado por la YOD, é, a fin de resolver los problemas o permitir que el discípulo supere la adversidad o TZAR, ( = 290). El tzadik es, entonces, el mediador, el que —siendo “justo”— equidista siempre entre su acción y su reacción.