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Coomaraswamy Psyche

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
’’VIDE psyche’’
QUEM É SATÃ E ONDE ESTÁ O INFERNO? (cont.)
PSYCHE
Cuerpo, alma y espíritu: ¿puede uno u otro de estos ser igualado con el Diablo? No el cuerpo, ciertamente, pues el cuerpo en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino solamente un instrumento o medio para el bien o para el mal. Tampoco el espíritu — intelecto, sindéresis, consciencia, — pues este es, por hipótesis, la parte mejor y más divina del hombre, en sí mismo incapaz de error, y nuestro único medio de participación en la vida y en la perfección que es Dios mismo. Queda solamente el «alma»; esa alma que debe «odiar» todo aquel que quiera ser discípulo de Cristo y a la cual, como nos recuerda Apostolo, la Palabra de Dios como una espada de doble filo «separa del espíritu»; un alma que Apostolo debe haber «perdido» para ser capaz de decir verdaderamente que «Vivo, pero no yo, sino Cristo en mí», anunciando así, como Mansur, su propia teosis.

De los dos en nosotros, uno la «chispa» del Intelecto o el Espíritu, y el otro, la Sensación o la Mentalidad, sujeto a persuasión, es obvio que este último es el «tentador», o más verdaderamente la «tentadora». Hay en cada uno de nosotros, en este hombre y en esa mujer igualmente, una «anima» y un «animus», relativamente femenina y masculino [1]; y, como dijo acertadamente Adam, «la mujer dio, y yo comí»; obsérvese, también, que la «serpiente», por quien la mujer misma fue enganada primero, lleva, en el arte, un rostro de mujer. Pero para evitar aquí toda posibilidad de malentendido, debe recalcarse que todo esto no tiene nada que ver con una supuesta inferioridad de las mujeres o superioridad de los hombres: en este sentido funcional y psicológico una mujer dada puede ser «viril» (heroica) y un hombre dado puede ser «afeminado» (cobarde) [2].

Se sabe, por supuesto, que «alma», como «sí mismo», es un término ambiguo, y que, en algunos contextos puede denotar el Espíritu o «Alma del alma», o «Mesmo del sí mismo», ambas expresiones en uso común. Pero nosotros estamos hablando aquí del «alma» mutable en tanto que distinguida del «espíritu», y no debe perderse de vista hasta qué punto esta nefesh, el anima por la cual el animal humano y los demás animales se llaman así, es constantemente despreciada en la Biblia   [3], como lo es la correspondiente nafs en el Islam. Esta alma es el sí mismo que ha de ser «negado» (el original griego significa «rechazo sumo», con una aplicación más bien ontológica que meramente ética), el alma que debe ser «perdida» si «ella» ha de ser salvada; y que, como dicen tan a menudo el Eckhart   y los sufis, debe «entregarse a la muerte», o, como dicen los hindúes y los budistas, debe ser «conquistada» o «domada» pues «eso no es mi Mesmo». Esta alma, sujeta a persuasión, y agitada por sus apetencias y repulsas, esta «mente» que nosotros significamos cuando hablamos de haber tenido «en mente hacer esto o aquello», es «eso que tú llamas "yo" o "mí mismo"», y a la cual Jacob Boehme   distingue así del Yo que es, cuando dice, con referencia a sus propias iluminaciones, que «no yo, el yo que yo soy, conoce estas cosas, sino Dios en mí». No podemos tratar la doctrina del Ego extensamente, pero diremos solamente que, en cuanto se refiere al Eckhart y a los sufis, «Ego, la palabra Yo, no es propia para nadie excepto Dios en su mismidad», y ese «Yo» sólo puede ser atribuido justamente a Él y a quien, estando «unido al Senor, es un único espíritu».

Que el alma misma, nuestro «yo» o «sí mismo», sea el Diablo —a quien nosotros llamamos el «enemigo», el «adversario», el «tentador», el «dragón», —nunca por un nombre personal [4]— puede parecer sorprendente, pero está muy lejos de ser una proposición nueva. A medida que prosigamos, se encontrará que a menudo se ha enunciado una ecuación del alma con Satán, y que ello nos proporciona una solución casi perfecta de todos los problemas que la «personalidad» de este último plantea. Ambos son suficientemente «reales» para todos los propósitos pragmáticos de aquí, en la vida activa, donde el «mal» debe ser combatido, y donde el dualismo de los contrarios no puede ser evadido; pero ellos no son más verdaderos «principios», no son más realmente reales, que la obscuridad que no es nada sino la privación de luz.



[1Es infortunado que, en la psicología moderna, una terminología y distinción originalmente lúcida haya sido confundida con una igualación del «alma-imagen» con «el anima en el hombre y el animus en la mujer». Los términos son usados todavía peor por el Padre M. C. D’Arcy en su Mind and Heart of Love (Londres 1946), cap. 7. Tradicionalmente, anima y animus son el «alma» y el «espíritu» igualmente en un hombre o una mujer; así William of Thierry (cf. nota 22 abajo) habla de animus vel spiritus. Este uso se remonta a Cicerón, por ejemplo, Tusculan Disputations 1.22.52, «ne-que nos corpora sumus... cum igitur: Nosce te dicit, hoc dicit, Nosce animum tuum», y V.13.38, «humanus... animus decerptus (est) ex mente divina»; y Lucius_Accius (fr. 296), «sapimus animo, fruimur anima; sine amimo, anima est debilis».

[2En todas las tradiciones, sin exceptuar la budista, este hombre y esta mujer son ambos igualmente capaces de «combatir el buen combate».

[3Cf. D. B. Macdonald, The Hebrew Philosophical Genius (Princeton, 1934), p. 139, «la naturaleza física más baja, los apetitos, la psique de Apostolo. "sí mismo", pero siempre con ese significado de más bajo tras de él», Thomas Sheldon Green, Greek-English Lexikon of the New Testament (Nueva York y Londres, 1879), s.v. psychikos («gobernado por la naturaleza sensual sujeta a apetito y pasión»); «anima. cujus vel pulchritudo virtus, vel deformitas vitium est. mutabilis est» (San Agustín, De gen. ad litt. 7.6.9, y Ep. 166.2.3)
Por otra parte , el «Alma» o «Mesmo», cuando está impreso con mayúscula, es el «Mesmo. alrededor del cual gira (el Ego), como la tierra gira alrededor del sol. (su) sujeto superordenado» de Jung (Two Essays on Analytical Psychology, Londres, 1928, p. 268), no un ser, sino el inconnumera-ble e indefinible «Ser de todos los seres».
A nosotros nunca se nos ha dicho que el alma mutable es inmortal de la misma manera atemporal en que Dios es inmortal, sino solamente que es inmortal «de una cierta manera suya propia» (secundum quemdam modum suum, San Agustín, Ep. 166.2.3). Si nosotros preguntamos, ¿ Quomodo? viendo que el alma es en el tiempo, la respuesta debe ser, «de una manera solamente, a saber, con su devenir continuo; puesto que así puede dejar siempre tras de sí una naturaleza nueva y diferente que tome el lugar de la vieja» (Platón, El Banquete 207D). Solamente de Dios, que es el Alma del alma, podemos hablar como absolutamente inmortal (I Timoteo 6:16). Es incorrecto llamar al alma «inmortal» indiscriminadamente, de la misma manera que es incorrecto llamar a un hombre un genio; el hombre tiene un Alma inmortal, como tiene un Genio, pero el alma solo puede ser inmortalizada retornando a su fuente, es decir, muriendo a sí misma y viviendo para su Mesmo; justamente un hombre deviene un genio sólo cuando ya no es «él mismo».

[4Inclusive el Satan hebreo, el «oponente», no es un nombre personal.