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Coomaraswamy Poder do Nome

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA

O EXEMPLARISMO VÉDICO
PODER DO NOME
Por consiguiente, en los párrafos concluyentes del presente ensayo, recogeremos algunos de los textos védicos en los que, explícita o implícitamente, se encuentra la doctrina de que la pronunciación de un nombre es de eficacia creativa. Por ejemplo, «Él, por los nombres de las cuatro (estaciones), ha puesto en movimiento sus noventa corceles, como una rueda redonda» (Rigveda 1.155.6), a saber, la Rueda del Ano, en tanto que está hecha de cuatro estaciones de noventa días; es «por esos cuatro inmaculados nombres de titán (asuryani namadabhyani. yebhih), como Él sabe bien, que tú, Indra, has cumplido toda tu magnifica obra» (karmani cakartha, Rg_Veda SamhM X.54.4; cf. III.38.4; X.73.8); es según estos nombres ocultos como el hacedor de todas las cosas nombra, es decir, crea, a los Ângeles, que son devamm mmadhah, Rg_Veda X.82.3; es recurriendo a Agni como estos Ângeles «obtienen para sí mismos esos nombres por los que son adorados sacrificialmente, y promueven así su propia incorporación bien nacida» (namani. dadhire yajniyany, asudayanta tanvah sujatah, Rigveda I.72.3) [1]; es en tanto que «conoce los distantes nombres ocultos (apicya veda   mmani guhya) como Varuna propaga la multiplicidad de las nociones de las cosas creadas (kavya puru. pusyati), lo mismo que el Cielo (es decir, el Sol) propaga su aspecto (rupam)» [2], las cuales «nociones de las cosas creadas» (kavya = kavikarmani, ver n. 4) «son inherentes a él como el cubo dentro de la rueda» (Rigveda VIII.41.5 y 6). La actividad productiva de los principios co-creativos es similarmente nominativa (mmadheyam dadhanah, Rigveda X.71.1) [3]; «Lo que era la virtud bovina (sakmyam goh, cf. sagmyena, III.31.1) del Toro y de la Vaca, eso ellos lo midieron con nombres (a namabhih mamire), haciendo una imagen manifestada en ello» (ni. mamire rupam asmin, Rigveda III.38.7); «Entonces, ciertamente, ellos recordaron (amanvat) el nombre distante (nama. apicyam, admirablemente traducido por Griffith como la "forma esencial") de la Vaca de Tvastr, dentro de la mansión de la Luna» (Rigveda 1.84.15), «Cuando él (el Sol) ascendía, y todas las cosas le adornaban; a quien se mueve auto-luminoso, investido de gloria; esa es la forma del Toro, la magnífica forma del Titan_(mythology); es el Omniforme quien toma su sede en sus aeviternidades» (mahat tad vrsno asurasya nama, a visvarupo amrtani tasthau, Rigveda III.38.4, donde Visvarupa debe ser Tvastr, y amrtani, pl., contrasta con un anantatva implicado en, o como el cual, el Asura yace reclinado, ante principium); «El Hijo (el Sol) en la luz del Cielo determina el tercer nombre oculto del Padre-Madre» (dadhati putrah pitror apicyam nama trtiyam adhi rocane divah, IX.75.2, donde dadhati. nama es lo mismo que ser namadhah en Rigveda X.82.3, según se cita arriba); y todo esto es al mismo tiempo una recordación creativa en el sentido platónico, como en Rigveda X.63.8, donde los Visvedevas son «concienzudos de todo lo que es móvil o inmóvil» (visvasya sthatur jagatas ca mantavah). Es «con palabras» (vacobhih) como ellos «conciben múltiple a quien es solo Uno» [4] (Rigveda X.114.5); ciertamente, que Él aparezca depende de la encantación ritual, «Y muchos cantaron, trajeron a la mente el Gran Canto, por cuyo medio hicieron brillar al Sol»]] (arcanta eke mahi sama manvata, etc., Rigveda VIII.29.10); «con un pronunciamiento angélico abrieron la majada del ganado» (vacasadaivyena, etc., Rigveda IV.1.15) [5].

Los «nombres» o «noumenos» de las cosas son, además, sempiternos, y en este respecto desemejantes de las cosas mismas en su manifestación contingente: «Cuando un hombre muere, lo que no sale de él es su nombre (nama; similarmente Upanixade   III.1.9, Manas), que es sin fin (ananta); y en tanto que lo que es sin fin es los Múltiples Ângeles, con él gana, en consecuencia, el mundo sin fin (anantam lokam)», Upanixade III.2.12; en otras palabras, su nombre está «escrito en el Libro de la Vida». Desde el punto de vista de los principios volitivos, in potentia pero sedientos de ser en acto, la posesión de un «nombre» y la entidad correspondiente es naturalmente el gran desideratum [6], y lo que ellos más temen es ser «desposeídos de sus nombres»; cf. Rigveda V.44.4, «Krivi en el bosque roba sus nombres (krivir namani pravane musayati)».

Por otra parte, no debe olvidarse que la individuación e identificación son limitaciones específicas que implican la posesión de un solo conjunto de posibilidades particulares a exclusión de todas las demás. «El Habla (vac) es la cuerda, y los nombres (namani) los nudos con los que todas las cosas están atadas» (Aranyaka II.1.6). Así pues, la liberación (mukti), en tanto que distinguida de la salvación, es otra cosa que un perpetuo e ideal ser siempre uno-mismo y, por así decir, una parte de la imagen del mundo; la liberación, en el sentido más pleno de la palabra, es una liberación no meramente del devenir fenómenico, sino de toda determinación noumenal cualquiera que sea [7].]]. El ciclo, que para el Viajero debe comenzar con la audición o el encuentro de un nombre, para el Comprehensor debe acabar en el silencio, donde ningún nombre se pronuncia, ningún nombre se nombra y ningún nombre se recuerda. Allí, el conocimiento-de, que implicaría división, se pierde en la coincidencia de conocedor y conocido, «como un hombre estrechado en el abrazo de una querida esposa no sabe nada de un adentro o de un afuera» (Upanixade IV.3.21); Allí, «nadie tiene conocimiento de cada uno que entra, de que es fulano o mengano» (Rumi  ); allí se responde a la súplica del alma, «Senor, mi dicha está en que tú nunca me recuerdes» (Eckhart  ). Si lo que es manifestable de la Identidad Suprema aparece a nosotros para ser contrastado en la variedad, e individualizado, la doctrina del Ejemplarismo, que cubre a las formas Orientales y Occidentales de una tradición común, exhibe la relación entre esta aparente multiplicidad y la unidad de la cual depende, y aparte de la cual su ser sería una pura no-entidad; y, además, en tanto que el fin último debe ser el mismo que el primer comienzo, queda así senalada la vía que conduce nuevamente de la multiplicidad a la unidad, de la semejanza a la realidad. Como en Aranyaka II.3.8.3, 4, «Los Hacedores, dejando a un lado el Sí y el No, lo que es "llano" y lo que está velado en el habla [8], han encontrado su gesta. Ellos, que estaban tenidos en esclavitud por los nombres, están beatificados ahora en eso que se reveló; ellos se regocijan ahora en lo que había sido revelado por el nombre, en eso en lo cual la hueste de los Ângeles viene a ser uno; apartando todo mal con este poder espiritual, el Comprehensor alcanza el Paraíso» [9].



[1Aquí la secuencia de las ideas corresponde a la implicada en el dicho escolástico, «el alma es la forma del cuerpo».

[2Como en Rigveda V.81.2, donde el Sol visva rupani prati muncate; «Él ilumina (bhasayati) estos mundos. encarna (ranjayati) las existencias aquí» (Maitri_Upanishad VI.7); «Este esplendor supremamente puro de la esencia indivisible ilumina todas las cosas a la vez. la patente de su poder, resplandeciente en luminoso detalle» (Eckhart).

[3Cf. Upanixade VI.1.4, «La modificación es una cuestión de expresión, una donación de nombres a las cosas» (vacarambhanam vikaro namadheyam, lo que recuerda también a Rigveda X. 125.8, donde la Palabra, «Vac», habla de sí misma como arambhamana bhuvanani; arambha se ha definido como evocación, «iniciación mental de la acción»). El empleo de palabras de poder en el ritual se apoya en la base de la eficacia mágica de la enunciación: por ejemplo, PB VI.9.5, «Diciendo "nace" (jatam iti), él hace nacer (jijanat)», e ídem VI.10.3, «Diciendo "vive", pone la vida en aquellos que viven». Cf. Lankavatara_Sutra, VI, p. 228, «Cuando se enuncian los nombres hay la manifestación de la apariencia (nimittabhivyanjakam), hay concepto (vikalpah)».
La doctrina de las ideas, inseparable de la del ejemplarismo, se repite en la ensenanza tradicional de todos los tiempos. Como observa E. Gilson, «La palabra idea se remonta a Platón, pero la cosa misma existía antes de él, puesto que es eterna. Debe suponerse, por lo demás, que otros hombres las habían conocido antes de él, sea cual fuere el nombre con que las hayan designado, pues hubo sabios anteriormente a Platón e incluso fuera de Grecia, y no hay sabiduría sin el conocimiento de las ideas» (Introduction a l’étude de Saint Augustin, París 1929, p. 257). Por ejemplo, la doctrina aparece ya en la concepción sumero-babilónica de la creación como una terminología o determinación, pues «los babilonios consideraban el nombre de una cosa como su realidad. nombrar una cosa prácticamente significa en su teología determinar su esencia» (Stephen Langdon, Sumerian Epic, Filadelfia, 1915, pp. 39-40, cf. ídem, Semitic Mythology, Boston, 1931, pp. 91, 289). En las Homilías Clementinas, en conexión con la doctrina del Verdadero Profeta, similar al «Avatara Eterno» indio, encontramos, con referencia a que Adán llame a las cosas por sus nombres, «Él mismo, siendo el único profeta verdadero, dio los nombres apropiados a cada animal, según los méritos de su naturaleza, como si los hubiera hecho».

[4Que esto sea posible depende de Su naturaleza Proteana, que es «omniforme» (visvarupa, passim), y es «hecho por el hombre» en el sentido de que Él asume las formas que son imaginadas por Sus adoradores.

[5Puesto que el intelecto es idéntico con su contenido noumenal, la creación intelectual, a la que se hace referencia tan a menudo en la tradición védica, es esencialmente lo mismo que una creación por la pronunciación de un nombre o nombres. La creación intelectual es típicamente per artem, como por ejemplo en Rigveda I.20.2, «ellos hicieron con el intelecto» (tataksur manasa), donde la V taks implica el uso de un hacha de madera, a saber, de esa «madera de la que ellos hicieron el Cielo y la Tierra», Rigveda X.31.7. Además la operación intelectual es, hablando estrictamente, una concepción; lo que se formula en el «corazón» por la aplicación de Manas a vac es literalmente una generación y una operación vital; como en Upanixade I.5.7, «El Padre es Manas (Intelecto), la Madre vac (Palabra), el Hijo prana (Vida)». (El recién nacido Kumara (Agni) pide un nombre, pues es «con el nombre con lo que se mata al mal», es decir, es con el nombre con lo que hay procedimiento de la potencialidad al acto, Satapatha_Brahmana VI. 1.3.8-9). En Rigveda X.71.2 puede notarse la expresión manasa vacam akrata; donde manasa kr es paralelo de haste o panau kr, casar, y donde kr «hacer», tiene un valor comparable al de «hacer» en la lengua vernácula erótica moderna. Cf. Summa Theologica I.45.6C, donde se dice que el artista opera por una palabra concebida en su intelecto (per verbum in intellectu conceptum), es decir, como el Padre y Arquitecto Divino, per artem y ex voluntate, a la vez con conocimiento y con voluntad; en ambos casos, la cons-ciencia del artista es un principio conjunto, y la «obra» (karma) el hijo del artista.

[6De aquí la aflicción de los Devas ante la vacilación de Agni en Rigveda X.51, y su correspondiente temor cuando el Buddha, que es lo mismo que Agni usarbudh, vacila en poner en movimiento la Rueda del Orden, por la cual ha de ser abierta la Vía para que ellos procedan.

[7«Liberado de forma o aspecto (namampad-vimuktah), el Comprehensor alcanza así a la Persona celestial más allá del más allá; conociendo el Brahman último, ciertamente deviene el Brahman» (Upanixade III.2.8-9; (padam gacchanty anamayam, Bhagavad Gita II.51

[8Es decir, abandonando toda dialéctica; cf. Upanixade III.5, «poniendo a un lado tanto la inocencia como la instrucción, entonces es un Sabio Silente». Krura y ulbanisnu, traducidos, a modo de prueba, por «llano» y «velado» parecen implicar pratyaksam y paroksam —todo lo que es formal, ya no es significante para aquél a quien el contenido de toda forma es inmediatamente presente.

[9El texto es difícil, pero no puede haber ninguna duda de que Keith explica correctamente que ello significa, «ellos suben por encima de los meros nombres a la unidad del Brahman o prana». Cf. khila (= nida), Rigveda IV.10.1, y yatra visvam bhuvaty ekanidam, «donde todo mora en un único nido», Narayana Upanishad 3, citado previamente.