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Guénon: Terra de Luz

sexta-feira 29 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

TERRA DO SOL – TERRAS CELESTES – TERRA LUCIDA – TERRA DE LUZ

Henry Corbin

Así pues, las «tierras celestiales», cuya formas de luz ya hemos visto anteriormente (supra II) transparentarse y descender hacia sus dobles terrenales, son todas, como Hûrqalyâ, el «octavo» clima, regiones del norte cósmico, lo que quiere decir de los umbrales del más allá. Está la Tierra de luz del maniqueísmo, Terra lucida, situada en el reino de la luz, que tiene por soberana una divinidad de luz eterna, rodeada de doce esplendores. Como Hûrqalyâ, como el paraíso de Yima, encierra todas las bellezas de nuestra tierra terrenal, pero en el estado sutil, luz pura, sin sombra ahrimaniana alguna. Y así como el hecho de que los maniqueos tomen como qibla el sol y la luna no significa que adoren a uno o a otro, sino que los ven como representantes visibles por excelencia del mundo de luz, así también cuando toman como qibla el norte es para volverse hacia la Terra lucida, la estancia del rey de luz. Se ha hecho mención también del mundo ideal de los mandeos, Mshunia Kushta, mundo intermedio entre el nuestro y los universos de luz; es un mundo poblado por una raza divina de seres sobrehumanos, de cuerpo sutil invisible para nosotros, descendientes del Adán oculto (Adam kasia), entre los que cada uno de los terrestres tiene su gemelo de luz. Este mundus imaginalis tiene también su espíritu tutelar (su dmutha), su rey de luz, Shishlam Rba, lo mismo que Hibil Ziwa es el espíritu tutelar de la tierra (y hay analogías sorprendentes, entre la gesta de Hibil Ziwa y la del joven príncipe del Canto de la perla).

Ahora bien, la creencia mandea es, igualmente, que esta tierra de luz está en el norte, separada de nuestro mundo por una elevada montaña de hielo; al precisar que se encuentra «entre el cielo y la tierra», se nos está indicando precisamente que se trata no ya del norte terrestre sino del norte cósmico. Y habría que evocar aquí el tema de la Isla Verde (al-Jazîrat al-khodrâ), residencia del «Imam oculto». Sin duda haría falta todo un libro para reunir los testimonios que muestran el significado del Oriente suprasensible, el Oriente-origen  , el Oriente que es preciso buscar, en consecuencia, en las alturas, en el eje vertical, pues se identifica con el polo, el norte cósmico, como umbral de los mundos del más allá. Esta orientación se daba ya a los mistagogos del orfismo. Se la encuentra en el poema de Parménides   donde, guiado por las hijas del sol, el poeta emprende un viaje hacia Oriente. El sentido de las dos direcciones, derecha e izquierda, Oriente y Occidente del cosmos, es fundamental en la gnosis valentiniana. Pero dirigirse hacia la derecha, hacia Oriente, es siempre ir hacia lo alto, es decir, en la dirección del polo, pues, de hecho, Occidente tipifica el mundo de abajo, el mundo de la materia sensible, mientras que Oriente tipifica el mundo espiritual. Ibn Arabi   († 1240) eleva a símbolo su propia partida a Oriente; del viaje que de Andalucía le lleva hacia La Meca y Jerusalén hace su Isrá’, homologándolo a un ékstasis que repite la ascensión del Profeta de cielo en cielo hasta el «Loto del límite». Aquí el oriente geográfico, «literal», se convierte en símbolo del Oriente «real», el polo celeste, al que se llega tras un trayecto que se describe en el relato sohravardiano del exilio como el ascenso a la montaña de Qâf hasta llegar a la Roca de esmeralda.

René Guénon

En otra oportunidad [1], en conexión con la designación de la lengua "adámica" como "lengua siríaca", hemos mencionado a la Siria primitiva, cuyo nombre significa propiamente la "tierra solar", y de la cual Homero   habla como de una isla situada "allen de Ogigia", lo que no permite identificarla sino con la Thulê o Tula hiperbórea; y "allí están las revoluciones del Sol", expresión enigmática que, naturalmente, puede referirse al carácter "circumpolar" de esas revoluciones, pero que, a la vez, puede también aludir a un trazado del ciclo zodiacal sobre esta tierra misma, lo cual explicaría que tal trazado haya sido reproducido en una región destinada a ser una imagen de ese centro. Alcanzamos aquí la explicación de esas confusiones que señalábamos al comienzo, pues éstas han podido originarse, de manera en cierto modo normal, de la asimilación de la imagen al centro originario; y, especialmente, es muy difícil ver otra cosa que una confusión de este género en la identificación de Glastonbury con la isla de Ávalon [2]. En efecto, semejante identificación es incompatible con el hecho de que esa isla se considera siempre como un lugar inaccesible; y, por otra parte, contradice igualmente la opinión, mucho más plausible, que ve en la misma región del Somerset el "reino de Logres", del cual se dice, en efecto, que estaba situado en Gran Bretaña; y pudiera ser que ese "reino de Logres", al cual se habría considerado territorio sagrado, derivase su nombre del Lug céltico, que evoca a la vez la idea de "Verbo" y la de "Luz". En cuanto al nombre de Ávalon, es visiblemente idéntico al de Ablun o Belen, es decir, al del Apolo céltico e hiperbóreo [3], de suerte que la isla de Ávalon no es sino otra designación de la "tierra solar", que, por lo demás, fue transportada simbólicamente del norte al oeste en determinada época, en correspondencia con uno de los principales cambios sobrevenidos en las formas tradicionales en el curso de nuestro Manvantara [4].]]. [René Guénon — Símbolos da Ciência Sagrada]


[1Ver nuestro estudio sobre LA CIENCIA DE LAS LETRAS (cap. VI de esta compilación).

[2Se la ha querido identificar también con la "isla de vidrio" de que se habla en ciertas partes de la leyenda del Graal; es probable que también aquí se trate de una confusión con algún otro centro más oculto, o, si se quiere, más alejado en el espacio y en el tiempo, aunque esa designación no se aplica sin duda al centro primordial mismo.

[3Sabido es que el Mont-Saint-Michel se llamaba antiguamente Tombelaine, es decir el Tumulus o monte de Belen (y no la "tumba de Helena", según una interpretación por entero reciente y fantasiosa); da sustitución del nombre de Belen por el de un arcángel solar no altera en absoluto el sentido, como es evidente; y, cosa curiosa, también se encuentra "Saint Michael’s Hill" en la región correspondiente al antiguo "reino de Logres".

[4Esta transferencia, como así también la de Sapta-Rksha de la Osa Mayor a las Pléyades, corresponde particularmente a un cambio del punto inicial del año, primero solsticial y luego equinoccial. La significación de "manzana" dada al nombre de Ávalon, sin duda secundariamente, en las lenguas célticas, no está en modo alguno en oposición con lo que acabamos de decir, pues se trata entonces de las manzanas de oro del "Jardín de las Hespérides", es decir, de los frutos solares del "Árbol del Mundo". (Sobre el Sapta-Rksha, ver cap. XXIV. (N. del T