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Guénon Unidade Simplicidade

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

RENÉ GUÉNON — O REINO DA QUANTIDADE E OS SINAIS DO TEMPO

VIDE: ÁTOMO; DIVISIBILIDADE

Extrato do capítulo Unidad y «simplicidad»

Lo que es particularmente curioso, es que la tendencia a la simplicidad así entendida, lo mismo que la tendencia a la uniformidad que le es en cierto modo paralela, es tomada, por aquellos que están afectados por ella, por un esfuerzo de «unificación»; pero eso es propiamente una «unificación» al revés, como todo lo que está dirigido hacia el dominio de la cantidad pura o hacia el polo substancial e inferior de la existencia, y volvemos a encontrar también aquí esa suerte de caricatura de la unidad que ya hemos tenido que considerar bajo otros puntos de vista. Si a la unidad verdadera también puede llamársela «simple», es en un sentido completamente diferente de ese, y solo porque es esencialmente indivisible, lo que excluye necesariamente toda «composición» e implica que no podría ser concebida de ninguna manera como formada de partes; por lo demás, hay también como una parodia de esta indivisibilidad en la que algunos filósofos y físicos atribuyen a sus «átomos», sin apercibirse de que la indivisibilidad es incompatible con la naturaleza corporal, ya que, puesto que la extensión es indefinidamente divisible, un cuerpo, que es algo extenso por definición misma, está forzosamente siempre compuesto de partes, y, por pequeño que sea o que se lo quiera suponer, eso no cambia nada en él, de suerte que la noción de corpúsculos indivisibles es contradictoria en sí misma; pero, evidentemente, una tal noción concuerda bien con la búsqueda de una simplicidad llevada tan lejos que ya no puede corresponder a la menor realidad.

Por otra parte, si la unidad principial es absolutamente indivisible, por ello no es menos, se podría decir, de una extrema complejidad, puesto que contiene «eminentemente» todo lo que, al descender por así decir a los grados inferiores, constituye la esencia o el lado cualitativo de los seres manifestados; basta remitirse a lo que hemos explicado más atrás sobre el verdadero sentido en que debe ser entendida la «extinción del yo» para comprender que es en ella donde toda cualidad «transformada» se encuentra en su plenitud, y que la distinción, liberada de toda limitación «separativa», es llevada en ella verdaderamente a su grado supremo. Desde que se entra en la existencia manifestada, la limitación aparece bajo la forma de las condiciones mismas que determinan cada estado o cada modo de manifestación; cuando se desciende a niveles cada vez más bajos de esta existencia, la limitación deviene cada vez más estrecha, y las posibilidades inherentes a la naturaleza de los seres son cada vez más restringidas, lo que equivale a decir que la esencia de esos seres va simplificándose en la misma medida; y esta simplificación se prosigue así gradualmente hasta por debajo de la existencia misma, es decir, hasta en el dominio de la cantidad pura, donde finalmente es llevada a su máximo por la supresión completa de toda determinación cualitativa.