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Guénon Mentalidade Academica

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

René Guénon — APRECIAÇÕES SOBRE A INICIAÇÃO

MENTALIDAD ESCOLAR Y PSEUDOINICIACIÓN
Una de las marcas características de la mayoría de las organizaciones pseudoiniciáticas modernas es la manera en la que usan algunas comparaciones tomadas de la «vida ordinaria», es decir, en suma a la actividad profana bajo una u otra de las formas que reviste más corrientemente en el mundo contemporáneo. En eso no se trata sólo de analogías que, a pesar de la enojosa banalidad de las imágenes así empleadas y del hecho de que están tan alejadas como es posible de todo simbolismo tradicional, podrían ser todavía más o menos válidas en algunos límites; más o menos, decimos, ya que es menester no olvidar que, en el fondo, el punto de vista profano como tal conlleva siempre en sí mismo algo de ilegítimo, en tanto que es una verdadera negación del punto de vista tradicional; pero lo que es más grave aún, es que estas cosas se toman de la manera más literal, que llega incluso hasta una suerte de asimilación de pretendidas realidades espirituales a formas de actividad que, al menos en las condiciones actuales, son propiamente lo opuesto de toda espiritualidad. Es así como, en algunas escuelas ocultistas que hemos conocido antaño, se trataba sin cesar de «pagar deudas», y esta idea se llevaba hasta la obsesión; en el teosofismo y sus diferentes derivados más o menos directos, se trata sobre todo, constantemente, de «aprender lecciones», y todo se describe en términos «escolares», lo que nos conduce todavía a la confusión del conocimiento iniciático con la instrucción profana. El Universo todo entero no se concibe sino como una vasta «escuela» en la que los seres pasan de una clase a otra a medida que han «aprendido sus lecciones»; por lo demás, la representación de estas clases sucesivas está ligada íntimamente a la concepción «reencarnacionista», pero este punto no es el que nos interesa al presente, ya que es sobre el error inherente a estas imágenes «escolares», y sobre la mentalidad esencialmente profana de la que proceden, sobre lo que nos proponemos llamar la atención, independientemente de la relación que pueden tener de hecho con tal o cual teoría particular.

La instrucción profana, tal como está constituida en el mundo moderno, y sobre la que se modelan todas las representaciones en cuestión, es evidentemente una de las cosas que presentan en su punto más alto el carácter antitradicional; se puede decir incluso que, en cierto modo, no se ha hecho más que para eso, o al menos que es en este carácter donde reside su razón de ser primera y principal, ya que es evidente que se trata de uno de los instrumentos más poderosos de los que se pueda disponer para llegar a la destrucción del espíritu tradicional. Es inútil insistir aquí una vez más sobre estas consideraciones; pero hay otro punto que puede parecer menos evidente a primera vista, y que es éste: aunque no se hubiera producido una tal desviación, semejantes representaciones «escolares» serían todavía erróneas desde que se pretende aplicarlas al orden iniciático, ya que la instrucción exterior, aunque no sea profana como lo es actualmente, y aunque sea al contrario legítima e incluso tradicional en su orden, por eso no resulta menos, por su naturaleza y por su destino mismo, algo enteramente diferente de lo que se refiere al dominio iniciático. Así pues, en todo caso, habría una confusión entre el exoterismo y el esoterismo, confusión que no sólo da testimonio de una ignorancia de la verdadera naturaleza del exoterismo, sino incluso de una pérdida del sentido tradicional en general, y que, por consiguiente, es, en sí misma, una manifestación de la mentalidad profana; pero, para hacerlo comprender mejor todavía, conviene precisar un poco más de lo que lo hemos hecho hasta aquí algunas de las diferencias profundas que existen entre la instrucción exterior y la iniciación, lo que, por lo demás, hará aparecer más claramente un defecto que se encuentra ya en algunas organizaciones iniciáticas auténticas, pero en estado de degeneración, y que naturalmente se encuentra con mayor razón, acentuado hasta la caricatura, en las organizaciones pseudoiniciáticas a las que hemos hecho alusión.