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Guénon Iniciação Sacerdotal

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

René Guénon — Apreciações sobre a Iniciação
INICIACIÓN SACERDOTAL E INICIACIÓN REAL
Aunque lo que acaba de ser dicho basta en suma para caracterizar bastante claramente la iniciación sacerdotal y la iniciación real, creemos deber insistir todavía un poco más sobre la cuestión de sus relaciones, en razón de algunas concepciones erróneas que hemos encontrado por diversos lados, y que tienden a presentar cada una de estas dos iniciaciones como formando por sí misma un todo completo, de tal suerte que ya no se trataría de dos grados jerárquicos diferentes, sino de dos tipos doctrinales irreductibles. La intención principal de aquellos que propagan una tal concepción parece ser, en general, oponer las tradiciones orientales, que serían del tipo sacerdotal o contemplativo, y las tradiciones occidentales, que serían del tipo real y guerrero o activo; y, aunque no se llega hasta proclamar la superioridad de éstas sobre aquellas, se pretende al menos ponerlas en un pie de igualdad. Agregamos incidentalmente que esto se acompaña lo más frecuentemente, en lo que concierne a las tradiciones occidentales, de opiniones históricas bastante fantásticas sobre su origen  , tales, por ejemplo, como la hipótesis de una «tradición mediterránea» primitiva y única, que muy probablemente no ha existido nunca.

En realidad, en el origen, y anteriormente a la división de las castas, las dos funciones sacerdotal y real no existían en el estado distinto y diferenciado; una y otra estaban contenidas en su principio común, que está más allá de las castas, y del que éstas no han salido más que en una fase ulterior del ciclo de la humanidad terrestre [1]. Por lo demás, es evidente que, desde que se han distinguido las castas, toda organización social ha debido, bajo una forma o bajo otra, conllevarlas a todas igualmente, puesto que ellas representan diferentes funciones que deben coexistir necesariamente; no se puede concebir una sociedad compuesta únicamente de brâhmanes, ni alguna otra compuesta únicamente de kshatriyas. La coexistencia de estas dos funciones implica normalmente su jerarquización, conformemente a su naturaleza propia, y por consiguiente la de los individuos que las desempeñan; el brahman es superior al kshatriya por naturaleza, y no porque haya tomado más o menos arbitrariamente el primer lugar en la sociedad; y lo es porque el conocimiento es superior a la acción, porque el dominio «metafísico» es superior al dominio «físico», como el principio es superior a lo que deriva de él; y de ahí proviene también, no menos naturalmente, la distinción de los «misterios mayores», que constituyen propiamente la iniciación sacerdotal, y de los «misterios menores», que constituyen propiamente la iniciación real.

Dicho eso, toda tradición, para ser regular y completa, debe conllevar a la vez, en su aspecto esotérico, las dos iniciaciones, o más exactamente, las dos partes de la iniciación, es decir, los «misterios mayores» y los «misterios menores», donde, por lo demás, la segunda está esencialmente subordinada a la primera, como lo indican bastante claramente los términos mismos que los designan respectivamente. Esta subordinación no ha podido ser negada más que por los kshatriyas rebeldes, que se han esforzado en invertir las relaciones normales, y que, en algunos casos, han podido lograr constituir una suerte de tradición irregular e incompleta, reducida a lo que corresponde al dominio de los «misterios menores», el único del que tenían conocimiento y que éstos presentan falsamente como la doctrina total [2]. En un parecido caso, únicamente subsiste la iniciación real, por lo demás degenerada y desviada por el hecho mismo de que ya no está vinculada al principio que la legitimaba; en cuanto al caso contrario, aquel en el que sólo existiría la iniciación sacerdotal, es ciertamente imposible encontrar en ninguna parte el menor ejemplo de ello. Eso basta para poner las cosas en su punto: si hay verdaderamente dos tipos de organizaciones tradicionales e iniciáticas, es porque una es regular y normal y la otra irregular y anormal, una completa y la otra incompleta (y, es menester agregar, incompleta por arriba); no podría ser de otro modo, y eso de una manera absolutamente general, tanto en occidente como en oriente.




[1Cf. AUTORIDAD ESPIRITUAL Y PODER TEMPORAL, cap. I.

[2Cf. AUTORIDAD ESPIRITUAL Y PODER TEMPORAL, cap. III.