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Guénon Idade de Ouro

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

René Guénon — O REINO DA QUANTIDADE E SINAL DOS TEMPOS
El fin de un mundo
Idade de Ouro
A este propósito, hay todavía un punto sobre el que debemos explicarnos de una manera más precisa: los partidarios del «progreso» tienen costumbre de decir que la «edad de oro» no está en el pasado, sino en el porvenir; la verdad, al contrario, es que, en lo que concierne a nuestro Manvantara, está realmente en el pasado, puesto que no es otra cosa que el «estado primordial» mismo. No obstante, en un sentido está a la vez en el pasado y en el porvenir, pero a condición de no limitarse al presente Manvantara y de considerar la sucesión de los ciclos terrestres, ya que, en lo que concierne al porvenir, es de la «edad de oro» de otro Manvantara de lo que se trata necesariamente; así pues, está separada de nuestra época por una «barrera» que es verdaderamente infranqueable para los profanos que hablan así, y que no saben lo que dicen cuando anuncian la próxima venida de una «era nueva» refiriéndola a la humanidad actual. Su error, llevado a su grado más extremo, será el del Anticristo mismo al pretender instaurar la «edad de oro» por el reino de la «contratradición», y al dar incluso su apariencia, de la manera más engañosa y también más efímera, por la contrahechura de la idea tradicional del Sanctum Regnum; con esto se puede comprender por qué, en todas las «pseudotradiciones» que no son todavía más que «prefiguraciones» muy parciales y muy débiles de la «contratradición», pero que tienden inconscientemente a prepararla más directamente sin duda que cualquier otra cosa, las concepciones «evolucionistas» desempeñan constantemente el papel preponderante que hemos señalado. Bien entendido, la «barrera» de la que hablábamos hace un momento, y que obliga en cierto modo a aquellos para quienes existe a encerrarlo todo en el interior del ciclo actual, es un obstáculo más absoluto todavía para los representantes de la «contrainiciación» que para los simples profanos, ya que, al estar orientados únicamente hacia la disolución, son verdaderamente aquellos para quienes nada podría existir más allá de este ciclo, y así es para ellos sobre todo para quienes el fin del ciclo debe ser realmente el «fin del mundo» en el sentido más integral que se pueda dar a esta expresión.