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Coomaraswamy Valor Arte

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
Valor da Arte
Una de la virtudes de Platón, y la de toda doctrina tradicional sobre el arte, es que el «valor» jamás se entiende como un valor exclusivamente espiritual o exclusivamente físico. No es ventajoso, ni enteramente posible, separar estos valores, haciendo unas cosas sagradas y otras profanas: la sabiduría más alta debe estar «mezclada» [1] con el , la Contemplativa debe estar combinada con la Ativa. Los placeres que pertenecen a estas vidas son enteramente legítimos, y sólo han de excluirse aquellos placeres que son irracionales, bestiales, y en el peor sentido de las palabras seductivos y distractorios. La música y la gimnasia de Platón, que corresponden a nuestra cultura y entrenamiento físico, no son cursos alternativos, sino partes esenciales de una y la misma educación [2]. La filosofía es la forma más alta de música (cultura), pero el filósofo que ha escapado de la caverna debe retornar a ella para participar en la vida cotidiana del mundo y, literalmente, para jugar el juego [3]. El criterio de la «totalidad» de Platón implica que no debe hacerse nada, y que nada puede ser realmente digno de ser tenido, si no es al mismo tiempo correcto o verdadero o formal o bello (cualquiera que sea la palabra que usted prefiera) y adaptado al buen uso.

Pues, para expresar la doctrina Platónica en palabras mas familiares, «Escrito está que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios,... ese pan que descendió del cielo» [4]), es decir, no de meras utilidades sino también de esas «realidades divinas» y de esa «belleza causal» con las que las obras de arte integrales están informadas, de manera que ellas también viven y hablan. Justamente en la medida en que nosotros intentamos vivir de pan sólo y de todas las demás ventajas, in-significantes que el «pan sólo» incluye —buenas como ventajas, pero malas como meras ventajas—nuestra civilización contemporánea puede llamarse acertadamente inhumana y debe compararse desfavorablemente con las culturas «primitivas» en las que, como los antropólogos nos aseguran, «las necesidades del cuerpo y del alma se satisfacían juntas» [5]. La manufactura para las necesidades del cuerpo sólo es la maldición de la civilización moderna.

Si nosotros nos propusiéramos elevar nuestro modelo de vida al nivel salvaje, en el que no hay ninguna distinción entre arte aplicado o sagrado y arte profano, ello no implicaría, necesariamente, el sacrificio de ninguna de las necesidades o incluso de las conveniencias de la vida, sino sólo de los lujos, sólo de aquellas utilidades que no son al mismo tiempo útiles y significantes. Si una tal proposición de volver a los niveles de la cultura primitiva parece ser utópica e impracticable, ello se debe solamente a que una manufactura de utilidades significantes tendría que ser una manufactura para el uso, para el uso del hombre integral, y no para el provecho del vendedor. El precio que habría que pagar por devolver al mercado, que es adonde pertenecen, cosas tales como ahora sólo se ven en los museos sería el de la revolución económica. Con toda certeza, puede dudarse que nuestro cacareado amor del arte se extienda tan lejos.



[1Filebo 61B.

[2República 376E, 410-412. 521E-522A.

[3República 519-520, 539E, Leyes 644, y 803 conjuntamente con 807. Cf. Bhagavad Gita III.1-25; también Coomaraswamy, «Lila», 1941, y «Jogo», 1942.

[4Deuteronomio 8:3, San Lucas 4:4, San Juan 6:58. (Tentações de Jesus

[5R. R. Schmidt, Dawn of the Human Mind (Der Geist der Vorzeit ), tr. R. A. S. Macalister (Londres, 1936), p. 167.