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Coomaraswamy Templo Cosmo Divino

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTE E SIMBOLISMO TRADICIONAIS
EL KANDARYA MAHADEO
Finalmente, puesto que el templo es el universo en una semejanza, su interior obscuro está ocupado sólo por una única imagen o símbolo del Espíritu formador, mientras que externamente sus muros están cubiertos de representaciones de los Poderes Divinos en toda su multiplicidad manifestada. Al visitar el santuario, se procede hacia adentro, desde la multiplicidad a la unidad, de la misma manera que en la contemplación; y al retornar de nuevo al mundo exterior, se ve que uno ha estado rodeado por todas las innumerables formas que el Único Veedor y Agente adentro asume en su actividad como de juego. Y esta distinción entre el mundo exterior y el santuario interior de un templo indio, dentro del que se entra «para nacer de nuevo de su seno obscuro» es la misma distinción que hace Plotino   cuando observa que el veedor de lo Supremo, siendo uno con su visión, «es como el que, habiendo penetrado en el santuario interior, deja las imágenes del templo detrás de él —aunque éstas devienen, una vez más, los primeros objetos de consideración cuando deja el santuario; pues Allí su conversación no era con la imagen, ni con el rastro, sino con la Verdad misma» (Plotino, Enéadas VI.9.11).

La deidad que asume innumerables formas, y que no tiene ninguna forma, es uno y el mismo Purusa, y adorarle de uno u otro modo conduce a la misma liberación: «Como los hombres se acercan a Mí, así yo les doy la bienvenida» (Bhagavad Gita IV.11.). En último análisis  , el ritual, como el del antiguo Sacrificio védico, es un procedimiento interior, cuyas formas exteriores son sólo un soporte, indispensable para aquellos que —aunque están en la vía— todavía no han alcanzado su meta, pero del que pueden prescindir aquellos que ya han encontrado el fin, y que, aunque pueden estar todavía en el mundo, no son de él. Mientras tanto, no puede haber peligro ni obstáculo más grande que el del iconoclasmo prematuro de aquellos que todavía confunden su existencia propia con su ser propio, y que todavía no han «conocido el Sí mismo»; éstos son la vasta mayoría, y para ellos el templo y todas sus figuraciones son mojones en su camino.