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Coomaraswamy Platão Tempo

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — O TEMPO E A ETERNIDADE
Capítulo III — EN GRECIA
Platão

Para Platón, el mundo lo hizo Zeus según un paradigma auto-mismado, estable, vivo, y no generado, sino eterno (aidios); y como habría sido imposible dar entera la cualidad de Eternidad a lo que era generado [1], «quiso hacer de la Eternidad (aion, sánscr. ayus, «vida») un algo móvil; y así, cuando estaba ordenando la totalidad del Cielo (Universo), hizo, de esa Eternidad que siempre permanece en su propia unidad, una imagen sempiternal (aionios), que se mueve de acuerdo con el número [2], es decir, eso que nosotros hemos llamado el “tiempo” (kronos) [3]. Simultáneamente, ideó los días y las noches, y los meses y los años, los cuales no eran antes de la generación del Cielo (Universo) [4]. Y éstos son todos partes del tiempo; de la misma manera que “era” y “será” son partes generadas del tiempo, aunque nosotros las malaplicamos a la Esencia Eterna [5].

«Así pues, el tiempo devino junto con el Cielo (Universo), de manera que, habiendo sido generados juntos, pudieran también disolverse juntos, si alguna vez hubiera una disolución de ellos; y se le hizo de acuerdo con el paradigma de la Naturaleza Sempiterna (diaionia) para que se pareciera a ella tanto como fuera posible; pues mientras que el paradigma “es” toda la Eternidad (panta aiona), la copia, por otra parte, “es” todo el tiempo (apanta chronon) [6] tan completamente como para haber existido, existir, y estar a punto de existir», Timeo 29 A, B, y 37 D-38 C.

Las mismas distinciones están implícitas en el Crátilo   439 E, donde se pregunta: «¿Cómo puede “ser” algo eso que nunca es por sí mismo?. Pues si alguna vez es por sí mismo, evidentemente no está en ese tiempo transitorio, y si es siempre por sí mismo y “ello mismo”, ¿cómo puede cambiar o moverse alguna vez sin abandonar su forma propia?» ( he ahytou idea, exactamente el sánscrito sva-rupa) [7].

  •  ETERNIDADE
  •  PARTICIPAÇÃO

  • [1Una imagen no es nunca como su arquetipo en todos los respectos, o no sería una imagen, sino un duplicado (Crátilo 432 C, D); en el caso presente el punto es que la «generación» y la «eternidad» son incompatibles.

    [2Cf. el sánscrito jagat, «lo que se mueve», es decir, el mundo. Sin embargo, debe observarse que la moción incluye el «reposo», el cual no es la misma cosa que la «inmutabilidad», sino sólo una moción potencial y temporalmente inhibida; para no mencionar que las cosas «en reposo» no están por ello exentas de cambio y de alteración. Como dice Aristóteles, «La Naturaleza es el principio (o el origen) tanto del reposo como de la moción», que están ambos «en el tiempo» (Physics_(Aristotle) 8.3, 253 B + 6.8, 239 A, 4.12, 221 B) y que son imposibles en el «ahora» (ídem 6.3, 234 A): y nuestro interés presente está en esta «Naturaleza» atemporal (la diaonia phoysis de Platón, Timeo 38 B) en tanto que se distingue de sus manifestaciones temporales, distinción que es la que hay entre el estasis de lo que es y la moción-y-reposo de las cosas que devienen. Esta distinción se hace ya en RV. 1.115.1 donde el Sol es el Mesmo (el principio) de «todo lo que está en movimiento o en reposo» (jagatas tasthusas-ca). Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás (Sum. Theol. 1.10.4 y 3) señala también que el tiempo «no sólo mide la moción, sino también el reposo».

    [3Kronos, el padre de Zeus, se asimiló más tarde a chronos, «el tiempo», aunque esto es etimológicamente inconcebible. De hecho, es Zeus, quien, como Prajapati, puede igualarse con el Año, y debe ser identificado con el tiempo; que derrocara a su padre significa que, qua tiempo, subdividió el Tiempo; mientras que, el que Kronos tragara a todos sus hijos, exceptuado Zeus, sólo significa que la Eternidad es a la vez la fuente de todos los tiempos y su sumidero. Para un mito análogo cf. Brhadaranyaka Upanixade 1.2.5: «Todo lo que Él (Muerte, Prajapati, el Año, el Sol, que es también el Soplo de Vida) produjo, eso comenzó a comer».

    [4Plotino (a quien debió llamarse mucho más un platónico que un neo-platónico) sigue tan de cerca a Platón en todas estas posiciones que no he considerado necesario citarle aquí. Se encontrará un admirable resumen de Plotino sobre «el Tiempo y la Eternidad» en Dean Inge, The Philosophy of Plotinus, 2º ed. 1923, 2.92-103. Incidentalmente, el Dean observa que «el tipo de inmortalidad que “la investigación física” trata de establecer, sería para él [[para Plotino] una negación de la única inmortalidad que él desea y en la cual cree... Por otra parte, los neoplatónicos tampoco alientan la creencia de que la vida bienaventurada es un estado que sólo comenzará para el individuo cuando el curso terrenal de toda la raza humana haya alcanzado su término». Ciertamente, se ha reconocido a menudo que la posición de Plotino es enteramente india; de ello no se sigue, en modo alguno, que Plotino haya derivado de la India muchas, o algunas partes de su doctrina.

    [5cuando la llamamos “sempiterna”], —pues nosotros decimos que la Eternidad “es”, que “era” y que “será”, aunque, según la verdad del lenguaje, sólo el “es” es apropiado, mientras que el “era” y el “será” sólo se aplican propiamente al devenir que procede en el tiempo, puesto que ambos son movimientos; pero no pertenece a eso que es siempre (aei) auto-conforme y sin moción, devenir más viejo ni más joven por la vía del tiempo, ni “haber devenido así”, ni “ser” así ahora, ni estar “a punto de ser así” en el futuro, ni, en general, estar sujeto a ninguna de las condiciones que se asocian con lo que es sensible a causa de su “devenir”,— pues éstas son sólo formas generadas del tiempo, el cual imita a la Eternidad y rota de acuerdo con el número. Tampoco es realmente exacto decir de lo que ha devenido que ello “es” devenido, o de lo que deviene que ello “está” deviniendo, o de lo que devendrá que ello “está” a punto de devenir, o de lo no-existente (to me on) que ello “es” no-existente...» [[Las mismas ideas encuentran expresión incluso hoy día, pero en el lenguaje del tiempo. Por ejemplo, Wilbur Urban, The Intelligible World, 1929, pp. 417-421: «La identificación del ser con eso que deviene, con el proceso de la evolución y de la devolución, es imposible... No hay ninguna entropía del ser... las dos categorías fenoménicas de la vida y de la muerte [[es decir, el futuro y el pasado] son sólo momentos en una vida más larga». Lo cual equivale a decir que el ser ni vive ni muere, y que nada puede agregarse o sustraerse de él; y que, como en Satapatha_Brahmana 10.5.2.13, nuestra vida verdadera depende de la presencia de la muerte dentro de nosotros, —es uno y el mismo Padre quien «mata y hace vivir» (AV. 8.3.3.; I Sam. 2: 6), es una única Muerte quien a la vez devora a sus hijos y los genera (PB. 21.2.1). El «terminus» [[a quo y ad quem] de Wilbur Urban corresponde al «momento» o al «punto» de Aristóteles que, como su límite, define y da un significado a las existencias; que Terminus (Hermes) fue una vez un nomen Dei, no carece de una buena razón, pues, ciertamente, Dios es, a uno y el mismo tiempo, el comienzo del hombre y su fin.
    Por otra parte, un autor «científico», J. B. S. Haldano, puede escribir sobre «El Tiempo y la Eternidad» (en el Rationalist Annual para 1946) sin sospechar, ni por un momento, que sólo está tratando del tiempo y que está ignorando completamente el significado tradicional de la «Eternidad».

    [6En Menón 85, 86 la «recordación» de cosas que no se han aprendido en esta vida se toma para mostrar que el Alma debe haber existido «siempre», y que, por consiguiente, es inmortal, —es decir, eterna (aidia) e imperecedera, Fedón 106 D, E; pero este argumento de la preexistencia (y de la repetida encarnación) no es una prueba rigurosa, puesto que la encarnación misma es un tipo de muerte, Fedón 95 C, D; cf. Jaiminiya_Upanishad_Brahmana 3.9.1 y 4.9, y San Bernardo, De grad. humilitatis 10.30, Nascimur morituri: ideoque nascimur morituri, quia prius morimur nascituri, y también los diferentes contextos brahmánicos y budistas en los que se recalca que inmortalidad y nacimiento son incompatibles, y que las semillas de la muerte nacen con nosotros. Cf. S. Agustín, Sermo (de Script. N.T.) 97.3.3, «Desde el momento en que nace un hombre, puede decirse que “de ésta no escapará”».

    [7Éste es el predicamento del positivista o del que considera que «no hay ningún más allá de lo que perciben los sentidos» (nastika), que, al reconocer sólo la realidad de lo que puede tocarse, está atribuyendo «realidad» a cosas que no pueden tocarse realmente porque nunca se detienen a ser, y, a pesar de sí mismo, es llevado a postular la realidad de una entidad tan abstracta como la «Energía», —una palabra que no es nada sino uno de los Nombres de Dios (Aristóteles, Met. 7, 12.7.9). Como observa Wilbur Urban (Lenguaje and Reality, p. 700), «el científico habla de “una máquina que se da su propia cuerda”, y, por consiguiente, de una máquina que no es una máquina; habla de una “selección natural” que no es realmente una selección»,— ¡y en la medida en que recurre a estas antinomias, abandona la lógica!. «Una máquina que se da su propia cuerda es tan ficticia como una caña que piensa» (ídem, p. 515).