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Coomaraswamy Platão Eternidade

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — O TEMPO E A ETERNIDADE
Capítulo III — EN GRECIA
Platão — Eternidade
La eternidad se ha llamado arriba auto-mismidad «en la Unidad», y difícilmente puede ser otra que el «Uno» cuya naturaleza se examina en gran detalle en el Parménides   141 sigs., donde se pregunta si «es» o «no es» y cómo incide la respuesta en la naturaleza de los «otros». Las respuestas describen las dos naturalezas contrastadas de una y la misma esencia; al mismo tiempo, nos recuerdan muy vívidamente las respuestas budistas a la cuestión de si puede decirse o no si un Arahant «es» o «no es» después de la muerte, de la atribución al Dharma tanto de la temporalidad como de la atemporalidad, y de la distinción de un Nibbana con o sin «asumiciones» residuales. El Uno es a la vez uno y muchos, y ni uno ni muchos; a la vez participa y no participa del tiempo; es y no es, cambia y no cambia. Sin embargo, si es, «es todas las cosas y nada en absoluto» [1]. Ahora bien, que sea a la vez incambiable y con cambio, a la vez estático y con moción significa que «por sí mismo debe ser en ningún tiempo en absoluto... (pues) no hay ningún tiempo en el que algo pueda ser a la vez estático y en moción... ¿Cuándo cambia entonces? ¿Acaso hay esta cosa-fuera-de-lugar (atopon) [2] en la que pueda ser, “cuando” cambia? ¿Y de qué tipo es esa cosa?. ¡Esa cosa es el momento ?ecsaiphones)! [3] Pues el momento parece significar «un algo» desde lo cual hay cambio en ambas direcciones... hay esta naturaleza instantánea que no tiene ningún lugar (atopos), algo entronizado entre la moción y el estasis, que no existe en ningún tiempo; y es dentro de esto y debido a esto que todo lo que está en moción cambia para ser estático [4], y todo lo que es estático cambia para estar en moción... Pero al cambiar, cambia instantáneamente, y no en ningún tiempo, sino cuando no está en moción ni en estaticidad; y de la misma manera en lo que concierne a sus otros “cambios”, como de la no-existencia (to me einai = pragabhava) [5] al devenir (to gignsthai = bhava), de ser uno a ser muchos, de ser igual (a sí mismo) a ser desigual, de ser pequeño a ser grande, e inversamente, — de manera que no está en un estado de crecimiento ni de decrecimiento ni de igualdad» [6] (Parménides 147-157 A).



[1Una significativa fórmula que aparece a menudo en los dichos de los «místicos» occidentales, por ejemplo en The Cloud of Unknowing: «¿Qué es este por todas partes y este algo, en comparación con este ninguna parte y esta nada...? ¿Quién es el que lo llama “nada”?. Ciertamente es nuestro hombre exterior, y no nuestro hombre interior. Nuestro hombre interior lo llama “Todo”... Y, por consiguiente, trabaja duramente (ardorosamente) en esta nada y este ninguna parte» (cap. 68, 70); y Jacob Boehme: «Nada y Todo, o esa nada-visible de la que proceden todas las cosas... Quienquiera que la encuentra, encuentra nada y todas las cosas».

[2Atopos, traducido usualmente por «extraordinario», pero aquí especialmente apropiado en su sentido literal de «sin lugar», pues todo lo que «no está en ningún tiempo», no está necesariamente tampoco «en ningún lugar». En sánscrito se usa akala, «in-temporal», donde en griego se usaría atopos, «fuera de lugar».

[3Aquí incuestionablemente «instante» o «momento» sin duración, puesto que es sinónimo de «no en algún tiempo». Aristóteles define ecsaiphones (Physics_(Aristotle) 4.13, 222 B) como «movido mínimamente (del ahora indivisible) por un tiempo imperceptible»; en el Nuevo Testamento la palabra se traduce por «súbitamente», —Marcos 13:26, Lucas 2:13, 9:39, Hechos 9:3, 22:6, y similarmente Marcos 9:8 (ecsapina) y Hechos 2:2 (aphono); cf. Santo Tomás de Aquino, Sum. Theol. 1-2.113.7 sobre la «subitaneidad» del Espíritu Santo, y también Platón, Ep. 7.341 C. La palabra misma parece significar «desde lo invisible» (ecs-aphoanes), mientras que «de súbito» significa «venir ocultamente» (sub-it-aneus), cf. aphono en el sentido de «de improviso».

[4Hay que distinguir entre «estático» y en «reposo», en el sentido meramente relativo y físico en el que las cosas que están «en reposo», están realmente sólo en «equilibrio inestable».

[5Los cuatro tipos de no-existencia de Platón, —el «todavía no» de las cosas que pueden existir o existirán; el «ya no» (meketi) de las cosas que cambian y perecen de manera que ya «no son» lo que eran (como Clinias, cuando cambia de ser ignorante a ser sabio, Eutidemo 283 D); la «mutua» o «relativa» (cf. la nota 3 en el texto de arriba, y también Parménides 163 C, «la ausencia de existencia en la que nosotros decimos que ella no está allí», y Sofista 258 E «en lo que concierne a otros»); y la «absoluta» (Parménides 163 C «que no existe en ningún modo, forma, o manera», y Sofista 237 B to medamos on), son respectivamente idénticos con el grupo indio de los cuatro tipos de no-existencia, a saber, en el mismo orden, pragabhava, pradhvamsabhava, anyonyabhava, y atyantabhava. El examen de la no-existencia por Platón se encontrará más fácil de seguir si en cada punto nos detenemos a considerar de cual de los cuatro tipos de no-existencia se trata: por ejemplo, si es pros allela (anyonya), o medamos (atyanta); de otro modo, la discusión se torna indefinida, debido a que me y ou implican siempre una diferencia de algún tipo (Sofista 257 B, C) y la no-existencia no es lo opuesto de la existencia, sino sólo algo que ha de contrastarse con ella, pues no hay «ningún opuesto del ser» (ídem 258 E), —de la misma manera que lo finito no es lo opuesto de lo infinito, sino, por así decir, sólo una degustación de ello. En lo no-existente, es «eso que es incaracterizado» (yad vai nasti tad alaksanam, Satapatha_Brahmana 7.2.1.7); esto es anyonya-, porque significa la liberación de las limitaciones afirmativas; de manera que cuando la Deidad se describe como sad-asat, esto es equivalente a niruktaniruktam, y significa que la Deidad es a la vez con y sin definiciones, o, en otras palabras, a la vez Dios y la Divinidad, puesto que la Divinidad es incaracterizada, y así, como lo expresan los místicos occidentales, «libre en su no-existencia», y a la cual ha de llamarse propiamente «nihil».

[6Es decir, las condiciones del devenir pasada, futura y presente.