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Coomaraswamy Philokalia

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

ANANDA COOMARASWAMY   — REFERÊNCIAS À PHILOKALIA  

’’ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA’’

  •  Según a Hesychius, ophiomaches (ofiomacos) es ichneumon (ichneumon), y también un tipo de langosta sin alas. Esta ambigüedad puede explicarse por el hecho de que hay una «mosca-ichneumon», una especie de avispa, llamada así sin duda a causa de que pone sus huevos en orugas y así las mata, y de ahí que pueda llamarse un «matador de serpientes» si tenemos presente que las serpientes son tradicionalmente «gusanos». Pero tales avispas ni son comestibles ni sin alas, y no puede haber duda de que nuestro ophiomaches (ofiomacos) es un ichneumon, es decir, la mangosta egipcia, el Herpes ichneumon, un animal que «rastrea» (como implica la palabra ichneumon) cocodrilos y come sus huevos, y que también mata y come serpientes (como implica la palabra ofiomacos). Plutarco  , Moralia 380F, dice acertadamente que los egipcios «veneraban» (etimosan) al ichneumon. Pues como nos cuenta Adolf Erman, en un informe de los animales divinos de Egipto, «entre estos está la rata ichneumon en la cual se cambió Atum (el dios Sol) cuando combatió contra Apophis» (Die Religion der Aegypter, Berlín y Leipzig, 1934, p. 46), es decir, Apophis-Seth, el dios Serpiente o Dragón egipcio, el enemigo constante del Sol, en una palabra el «Vrtra Egipcio». Así Daressy, analizando una inscripción sobre la estatua del Faraón «Zedher el Salvador» (siglo IV a. C.), lee, «Iusâât, el ojo de Râ, devino un animal de 46 codos para combatir a Âpap en su furia...», y el texto prosigue diciendo que puede ser invocado en los casos de envenenamiento por serpiente (Annales du Service des Antiquités de l’Egipte, XVIII, 116, 117). Sethe toma de nuevo el tema en «Atum als Ichneumon» en Aegyptische Sprache und Altertumskunde, LXIII (1928), 50: «Re’ se cambió en un ’d animal de 46 anas, para matar a la serpiente Apophis entrada en furia». Además cita e ilustra una representación escultórica de la mangosta egipcia, llevando la inscripción «Atum, el Dios Guardián de Heliópolis», y concluye que el ichneumon y el dios Sol «comparten un nombre (’nd) común debido a que ambos son vencedores en la peligrosa batalla con la serpiente». Un informe más detallado de «Das Ichneumon in der ägyptischen Religion und Kunst» lo da Günther Roeder en Egyptian Religion, IV (1936): en varias estatuillas del tipo erecto, el Sol y Uraeus están representados sobre la cabeza del ichneumon. Apéndice 3: Nakula: Ophiomaches
  •  Toda tradición habla en último análisis   de Dios como una Identidad innumerable y perfectamente simple, pero también habla de esta Identidad Suprema como una identidad de dos principios contrastados, distinguibles en todas las cosas compuestas, pero coincidentes sin composición en el Uno que no es ninguna cosa. La Identidad es de Esencia y Naturaleza, Ser y No Ser, Dios y Divinidad — por así decir, masculino y femenino. Natura naturans, Creatrix universalis est Deus. Por otra parte, una división de Esencia y Naturaleza, Cielo y Tierra, sujeto y objeto, es un sine qua non de la existencia de las cosas compuestas, todas las cuales son sólo en modos diferentes y particulares. La naturaleza, entonces, «recede de la semejanza a Dios, aunque en la medida en que tiene ser de esta manera, retiene una cierta semejanza al ser divino» (Summa Theologica   I.14.11 ad 3). De aquí que la Esencia es el Creador y el poder activo, mientras que la Naturaleza es el medio de creación y el recipiente pasivo de la forma -«puesto que la Naturaleza es eso por lo cual el generador genera» (Damasceno, De fide orthodoxa, I.18). De lo cual la relación entre hombre y mujer es una semejanza: la relación de matrimonio es un sacramento y un rito debido a que es un símbolo y un reflejo adecuado de la identificación de la Esencia y la Naturaleza in divinis. LA DOCTRINA TÁNTRICA DE LA BIUNIDAD DIVINA