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Coomaraswamy Onisciência

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA

REMINISCÊNCIA, INDIANA E PLATÔNICA (cont.)
ONISCIÊNCIA

Hasta aquí, todo esto implica claramente que la Memoria es un tipo de conocimiento latente [1], que puede autorrevelarse o revivirse por un signo externo apropiado, por ejemplo, cuando se nos «ensena», o más verdaderamente cuando se nos «hace recordar». Hay una distinción clara entre la mera percepción y la recognición, bien sea ésta evocada o no por lo percibido. La Memoria es una re-cuperación o reexperimentación (pratyanubhu, Upanixade   IV.5), y puede observarse que los demás poderes sobrenaturales (iddhi), que pueden ser experimentados a voluntad por el Arhat, son llamados similarmente «recuperaciones» (patihara, de la raíz prati-hr). Entonces, evidentemente no es el sí mismo estético y exterior, sino un poder interno e inmanente, más alto que el de los sentidos, el que recuerda o preconoce (Prajna), por un «pre» conocimiento que es más bien «anterior» con respecto a todo medio empírico de conocimiento que meramente «anterior» con respecto a los acontecimientos futuros —unde non praevidentia sed providentia potius dicitur (Boecio  , De consolatione philosophiae V.6.69, 70). Eso que recuerda, o más bien que es siempre consciente de todas las cosas, debe ser un principio siempre presente (anubhu) a todas las cosas, y por lo tanto él mismo inafectado por la duración en la cual estos acontecimientos se suceden unos a otros [2], Elena, 1015-1017).
Cf. Fedro   247E sig., «Conocimiento, pero no tal conocimiento como el que tiene un comienzo y varía cuando está asociado con (en ... ousa = anubhavati) las cosas que nosotros ahora llamamos realidades, sino que tiene su ser en la realidad que es». El alma que puede tener siempre esta visión permanece inviolable; pero incluso de aquellos que la han visto, «pocos están poseídos de una memoria constante».
«Todo Dios tiene un conocimiento indiviso de las cosas divididas y un conocimiento atemporal de las cosas temporales; conoce lo contingente sin contingencia, lo mutable inmutablemente y en general todas las cosas en un modo más alto que el que pertenece a su estación» (Proclo  , Elementos de Teología 124, cf. E. R. Dodds, ed., Oxford (reimpreso 1963), p. 226). Los dioses de Proclo son, por supuesto, los ángeles de Areopagita y de la teología cristiana en general.]]. Somos llevados así a una Providencia (Prajna, pronoia) [3].]] o Mesmo o Espíritu Providencial (prajnatman) como la fuente última de la cual bebe toda Memoria, y con la cual quienquiera que alcanza la misma omnisciencia ininterrumpida debe estar identificado, como en Upanixade IV.10.

Hemos visto ya que hay un tal Mesmo omnisciente, la fuente de la Memoria (Upanixade VII.26.1, Maitri_Upanishad VI.7; cf. I Corintios 2:11), y se afirma repetidamente que este Mesmo solar, pre-conociente, espiritual e inmortal de todos los seres, cuya presencia es indivisa en las cosas divididas (Bhagavad Gita XIII.15, 16) [4], es nuestro Mesmo real, a ser distinguido del Ego contingente, un agregado aparentemente unánime (excepto en los casos de esquizofrenia) de los poderes de percepción y de acción, los cuales son «solamente los nombres de Sus actos» (Upanixade I.4.7, Maitri_Upanishad II.6d, etc.). El Principio providencial, en otras palabras, es el Espíritu inmanente, el Conocedor del campo, prescindiendo del Cual, por una parte, ningún nacimiento podría tener lugar (Bhagavad Gita XIII, etc.), y prescindiendo del Cual, como único veedor, oidor, pensador, etc., en nosotros (Upanixade III.7.23, etc.), ni la experiencia ni la memoria podrían ser concebidas [5]. Vemos también que la «verificación» de las palabras, «Eso eres tú», debe implicar al mismo tiempo la liberación y la omnisciencia.

Es significativa la conexión de la omnisciencia con el nacimiento implícita arriba. Jatissaro, citado arriba de Milindapanha 78, sugiere de hecho, inmediatamente, el antiguo epíteto   Jatavedas, epíteto de Agni, debido a que «él conoce todos los nacimientos» (visva veda   janima, Rigveda VI. 15.13; jatanam veda, Aitareya_Brahmana II.39), y también el término jatavidya, conocimiento de los nacimientos, o de la genealogía [6]. Se debe a que Tanu-napat (Agni-Prajapati) deviene los Soplos inmanentes o Poderes del Alma (cf. Satapatha_Brahmana I.8.3.2; Taittiriya_Samhita II.1.1.3, 4; Jaiminiya_Upanishad_Brahmana IV.2.6; Maitri_Upanishad II.6a, b, etc.) y de que es así «el presenciador de sus hijos» (prajanam upadrasta; cf. Jaiminiya_Upanishad_Brahmana III.261, agnir jajne... aupadrastryaya) como los dioses a través de él «conocen la mente del hombre» (Satapatha_Brahmana III.4.2.5-7) [7]. ¿Cómo, El «que está de cara a todas las vías» (visvatomukha, Rigveda I.97.6) y es «de muchos nacimientos» (bhuri-janma, Rigveda X.5.1), el que es la «vida universal» (visvayu, Rigveda I.27.3, y passim) o «movedor de la vida universal» (Rigveda VIII.43.25), y que asume todas las formas (visvarupa, Rigveda III.38.4), no va a ser también el «Omniconocedor» (visvavit, Rigveda III.29.7; visvavedas, Rigveda III.20.4, y passim)? Agni, Jatavedas, es el Soplo (Aitareya_Brahmana II.39, Satapatha_Brahmana II.2.2.15): «aquellos de cuyos nacimientos tiene conocimiento, esos ciertamente vienen al ser (bhavanti), pero aquellos de cuyos nacimientos no tiene conocimiento, ¿cómo podrían existir?» (Aitareya_Brahmana II.39); «en tanto que él es el Soplo que monta (vivifica) el semen emitido y lo conoce, por eso mismo Él conoce todo lo que nace» (Satapatha_Brahmana IX.5.1.68). Siendo omniprogenitivo, el Espíritu es omnipresente; y siendo omnipresente, es necesariamente omnisciente.



[1«Un fondo de omnisciencia existe eternamente en nuestro corazón» (Mahávairocana-bhisambodhi), citado por R. Tajima del Taisho (Tripitaka, XVIII, 38C.20). Este «fondo» corresponde a la Alayavijnana (la «Completud de Discernimiento»), que ha de ser distinguida de todos los discernimientos (singulares) específicos, e identificada con la «Providencia Compendiosa» (vijnana-ghana, prajnana-ghana) de las Upanishads, y con la forma del conocimiento de Dios en la teología cristiana, donde su conocimiento de sí mismo es su conocimiento de todas las cosas. (Cf. Enéadas, IV.7.10,12, sobre la «ciencia eterna» latente dentro de ti).

[2«Él conoce, pero no es por medio de nada otro que sí mismo como él conoce», Upanixade IV.5.15, etc. Esta es esencialmente también la doctrina cristiana sobre la manera de conocer divina, cf. Santo Tomás, Summa TheologicaI.14 (nota Eurípides

[3Para emplear la palabra «Providencia» correctamente, debe recordarse siempre que el Principio pre-conociente es el que da el ser, y solo indirectamente una manera de ser. Es más bien el «Fatum» (la operación de las causas mediatas, el «karma») el que «dota» o «proporciona» el ser de las cosas como ellas son, que la Providencia, que es el testigo atemporal de esta operación. El preconocimiento divino, como tal, no es un acto transitivo, sino el acto de ser, anterior a todos los devenires, a los cuales conoce a causa de que él es el único sujeto real en todos ellos.
Así en la tr. de Proclo por Dodds, Elements of Theology, p. 126, «por el cual ella (la Providencia) provee» debería leerse «del cual ella es providente». El «Fatum» es inherente al tiempo, la Providencia es ex tempore, y éstos han de ser distinguidos como lo son las causas mediatas de una causa primera (Cicerón, De natura Deorum II.XXIX, ¡confunde prudencia y providencia!. Santo Tomás, Summa Theologica I.23.2: «La providencia no es nada en las cosas provistas; sino un tipo en la mente del providenciado!» —por lo tanto, no es «fatum» (destino

[4Como en Dionisio, «De divinibus nominibus», XII.11.

[5Cf. Hebreos 4:13. El hombre recordado y regenerado es «renovado en el conocimiento según la imagen de Aquel que le creó» (Colosenses 3:10).

[6Para el Conocedor de los Nacimientos in divinis esto significará la «genealogía» de todas las cosas siempre; en el caso del sacerdote humano, su análogo mortal, que vadati jatavidyam (Rigveda X.71.11), la genealogía tendrá que ver con una línea de descenso particular (santana).

[7El Sol omnividente y las miríadas de los «rayos» u «ojos» solares (pies o manos) que devienen el Soplo inmanente y los Soplos, nuestros poderes interiores cuyos instrumentos son los órganos de los sentidos (Jaiminiya_Upanishad_Brahmana I.28; Maitri_Upanishad VI.8, etc.) son precisamente «die gottlicher Spaher, die der Menschen Thaten erschauen» (Grassmann), Rigveda passim.