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Coomaraswamy Beleza

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

CAPÍTULO CUATRO — BELLEZA, LUZ Y SONIDO

En el primer capítulo de San Juan se asume una coincidencia del sonido y de la luz ( verba, lux ). Por otra parte, en las palabras del Génesis, «Que sea la Luz; y fue la Luz», no hay implícita ninguna sucesión de aconteceres temporales. «¿De dónde, dice Basilides, vino la Luz?... Vino de la voz del Orador» ( Hipólito  , Ref. Haer. 22 ). Dionisio, y con él toda la tradición escolástica, dan por establecida, y argumentan, desde una identidad del bien o el ser, la belleza, la luz, y la verdad en el sujeto último, que es también la causa primera, es decir, Dios. Dionisio toma también de Platón la idea del poder «convocativo» de la belleza. La doctrina védica está plenamente de acuerdo con estas posiciones.

En el Rig Veda   nos encontramos con una variedad de términos tan grávidos de significación que a menudo es imposible decir si, en un contexto dado se emplean para denotar únicamente uno de los significados implícitos, a saber, «bueno» ( deseable, apetecible, o amable ), «radiante» o «bello». Un número de estas raíces implica al mismo tiempo «luz» y «sonido», cf. Chandogya   Upanisad III.13.7, donde la luz se ve y se escucha; y sólo nosotros podemos juzgar si en un contexto dado predomina uno u otro de estos valores, y traducirlo en consecuencia. Por ejemplo, arc significa a la vez «brillar» y «entonar»; bha, «brillar» o «irradiar», es finalmente inseparable de bham, «hablar»; chand, primariamente «ser brillante» y de aquí «gratificar», da origen   a chandas con los sentidos de «brillo», «encantación», «metro», y «deseo», y a chanda con los sentidos de «radiante», «encantador», y «cantor»; svar y svr implican «brillar» o «sonar». Surya y sura, el «Sol», que en la tradición védica coincide con atman, el «Espíritu», y con satyam, la «Verdad» ( Rig Veda Samhita I.115.1 ) se deriva de las dos raíces anteriores, que apenas pueden distinguirse; y aunque la idea del brillo parece predominar, nos encontramos con textos tales como Jaiminiya Upanisad Brahmana III.33, donde «El Sol es sonido; y por consiguiente, ellos dicen del Sol que “Él procede resonando”» ( adityas svara eva... svara eti ), y Brhadaranyaka Upanisad I.2.1, donde la «Muerte» ( el Padre ), procediendo desde la despiración a la espiración, deviene el «Año», el «Sol» ( el Hijo ), y se le describe como haciendo su camino «celebrando» ( arcan ), lo cual, ciertamente, no excluye la idea del «brillo», pero en este contexto, según Sankara  , significa «cantando un canto de alabanza» ( arcate, pujam kurvate ); y a la «delectación» que se experimentó en este oficio se le llama el «brillo» ( arkatva ) del «brillo» ( arkya ), con referencia particular al del Fuego Sacrificial, cuyas hipóstasis son los mundos. Para parafrasear, se debe decir que el brillo del Sol Supernal in principio y la pronunciación creativa de la «Palabra» primordial, por la que todas las cosas son al mismo tiempo reveladas y evocadas, son uno y el mismo «acontecimiento» coincidente.

Las ambivalencias de arc y chand se ilustran además en los siguientes pasajes: Rig Veda Samhita I.92.3 y 6, «Las Auroras están cantando ( arcanti ) como mujeres ocupadas en sus tareas», y «la Aurora brilla en su belleza con una sonrisa encantadora» ( sriye chando na smayate vibhati ); V.52.12, «alabando con himnos» ( chando-stubhah ); y VII.7.3.6 «brillante de gloria como el Sol» ( chando na suro arcisa ). En Atharva Veda Samhita VIII.9.12 a las Auroras se les describe como chando-pakse, lo cual puede traducirse por «teniendo alas métricas» o por «moviéndose con alas de deseo». Los valores de chandas son de particular interés en relación con la idea de la «integración de sí mismo en el modo de los metros, o encantaciones» ( chando-mayam... atmanam samskurate, Aitareya Brahmana   VI.27 ), lo cual equivale a decir la edificación de un «cuerpo» espiritual de sonido rítmico, o de luz, o de beatitud, puesto que chando-maya, podría sustituirse aquí por mantra-maya, jyotir-maya, o ananda-maya, a saber, «encantatorio», «luminoso», o «beatífico».

Sin embargo, no es nuestra intención examinar aquí extensamente la terminología védica y tradicional india de lo bello. En lo que concierne al Rig Veda, esto ya lo ha hecho Oldenberg en su admirable monografía que debe ser consultada por todos los estudiosos de la estética india, y especialmente por aquellos que están interesados en la comparación de las fórmulas indias y escolásticas. Nuestro propósito presente es llamar la atención hacia un paralelo más específico dentro de la tradición platónica y cristiano-platónica, teniendo presentes especialmente tales pasajes como el siguiente del Banquete   de Platón, «El que ha sido instruido tan altamente... cuando llegado al fin, percibe repentinamente una naturaleza de belleza maravillosa... absoluta, separada, simple, y sempiterna, la cual, sin disminución y sin aumento, ni cambio de ningún tipo, se imparte a las bellezas siempre mutables y perecederas de todas las otras cosas. El que asciende desde éstas... haciendo uso de ellas como escalones solamente... llega a la noción de la belleza absoluta, y conoce finalmente lo que es la esencia de la belleza», y el de De Divinis Nominibus de Dionisio, «Pero a lo super bello se lo llama acertadamente Belleza absoluta, a la vez porque lo bello que hay en las cosas existentes, según sus diferentes naturalezas, se deriva de ella, y porque ella es la causa de que todas las cosas estén en armonía, y también de su iluminación; y porque, además, en la semejanza de la luz, envía a todas las cosas las distribuciones embellecedoras de su propia radiación fontal; con lo cual convoca a todas las cosas hacia sí misma... y porque es auto-concordante consigo misma y uniforme consigo misma; y siempre bella; y por así decir la fuente de toda belleza; y en sí misma preeminentemente poseída de toda belleza. Porque en la naturaleza simple y sobrenatural de todas las cosas bellas, toda belleza y todo lo que es bello ha preexistido uniformemente en su causa». En Chandogya Upanisad IV.15 aparece un paralelo a estas proposiciones, del que ofrecemos aquí una traducción literal, donde asumimos para vama el valor de «bello», y donde aportamos también un examen de vama y de otros de los términos característicos:

«Ellos llaman a este Espíritu ( atman ), al Brahman inmortal, el “Junto de lo Bello” ( samyad-vamah ), porque todas las cosas bellas ( sarvani... vamani ) “se juntan” ( samyanti ) en Él. De la misma manera, en el que comprende esto, se juntan todas las cosas bellas. Y es también «Portador de Belleza» ( vama-nih ), porque atrae ( nayati ) a todas las cosas bellas. Y es también «Portador de Luz» ( bhama-nih ) porque ilumina ( bhati ) a todos los mundos. ( Cf. rayo budhnah samgamano vasunam... savita... samare dhananam, Rig Veda Samhita X.139.3 ). De la misma manera, el que comprende esto, ilumina a todos los mundos».

Este pasaje puede compararse con Jaiminiya Upanisad Brahmana IV.18.6 = Kena Upanisad 31, «A Él, al Brahman, se le llama “Ese Amable” ( tad-vana ). Como “Ese Amable” ha de ser adorado. El amor de todos los seres converge ( samvañchanti ) hacia el que comprende esto».

Este último texto sigue inmediatamente a un pasaje en el que la experiencia directa del Brahman se ha comparado a la visión cegadora del relámpago, y se ha contrastado con la formación de los conceptos mentales y con la reminiscencia, y esto corresponde al «percibe repentinamente» de Platón. El hecho de que todas las bellezas «coinciden» ( samyanti ) en un principio de Belleza inmutable, principio que a su vez «las manifiesta» ( nayati ), al mismo tiempo que ilumina ( bhati ) los mundos», equivale a decir con Dionisio que la Causa Primera, «en la semejanza de la luz, otorga a todas las cosas las distribuciones embellecedoras de su propia radiación fontal»; con lo cual nosotros no entendemos ciertamente que Dionisio deba ninguna parte de su doctrina a fuentes indias, sino que sólo queremos señalar la unidad de la Philosophia Perennis, en sánscrito sanatana dharma.

En estos pasajes, vama y vana derivan de van, «amar» o «querer», una de cuyas formas verbales aparece en -vañchanti; sin duda hay también una relación estrecha con vena, «amante», comúnmente un epíteto   del Gandharva y el Sol védico, que es también darsatah, «hermoso de ver». Vama se traduce habitualmente por alguna palabra tal como «bello» o «hermoso», cf. tales expresiones más recientes como vama-bhru, «que tiene bellas cejas» y vama-netra, «que tiene bellos ojos». Puede preferirse la traducción por «hermoso», dado que al mismo tiempo implica «bello», y que tiene las cualidades atractivas de lo que es agradable, es decir, amable; y esto nos recuerda nuevamente a Dionisio, que dice también «Lo bueno es alabado por los santos teólogos como lo bello y como belleza; y como delectación y lo delectable; y por cualesquiera otros nombres apropiados que se entienda que implican el poder embellecedor o las cualidades atractivas de la belleza».

La palabra vama es examinada por Oldenberg, que dice, Rupam, loc. cit. p. 114, «Me parece que vama se usa primariamente para describir aquellas cosas en cuya obtención uno se regocija o que querría regocijarse». Sankara, al comentar la palabra vamani en nuestro texto de la Chandogya, la explica como vamaniyani, sambhajaniyani, soblhanani, es decir, cosas deseables, cosas en las que uno desearía participar, cosas bellas». Sambhajaniyani, de la raíz bhaj, «partir», «participar», y en este sentido «dar», un «dar» que es el significado esencial del védico Bhaga y posteriormente de Bhagavan como nombres de Dios, e igualmente de bhakti, generalmente con referencia a la «restitución» a Dios de lo que ha sido recibido — lo que aquí es notorio en relación con Dionisio, que describe todas las bellezas parciales como «participaciones» y todas las cosas relativamente bellas como «participantes», diciendo que «Lo bello y la belleza son indivisibles en su causa, la cual abarca Todo en uno. En las cosas existentes, éstas se dividen en “participaciones” y “participantes”; pues nosotros llamamos “bello” a todo lo que participa en la belleza; y “belleza” a esta participación en el poder embellecedor que es la causa de todo lo que es bello en las cosas». De hecho, es justamente en este sentido como encontramos en el Rig Veda Samhita textos tales como IV.30.24 dirigido al Sol, «Concede lo que es más bello» ( vamamvamam... dadhatu, pues la duplicación aquí implica el superlativo ); III.55.22, «Como tus compañeros, oh Indra, podamos nosotros participar en lo que es bello» ( vamabhajah syam ); y VI.19.10, «Oh Indra, podamos nosotros gozar de lo que es bello» ( vansimahi vamam, explicado por Sayana como vananiyam dhanam... sambhajemahi, «podamos nosotros participar en el tesoro más deseado» ).

Vama se emplea también en el Rig Veda en relación particular con la idea de Luz. Por ejemplo, en I.48.1 se dice que la Aurora «brilla con belleza» ( saha vamena... vy uccha ); en I.164.1 al Sol se le llama vama, lo que Sayana explica nuevamente por vananiya, ser «deseado» o «adorado». Lo que los Dioses poseen y son esencialmente, puede pedírseles que lo den, y de aquí la plegaria, «Podamos nosotros obtener todas las cosas bellas» ( visva vamani dhimahi, V.82.6 y VIII.22.18 ). En Taittiriya Samhita V.5.3.3 vamam = jyotis, luz. El hecho de que vamani es aquí primariamente «todo lo que es bello y brillante» lo sugiere la encantación bien conocida, III.62.10, «Podamos nosotros contemplar, u obtener ( dhimahi ) ese lustre deseable ( bhargas ) del Sol», etc.; y esto nos introduce a otra conexión de la belleza con la luz y con el sonido, en relación con la palabra bhargas; pues mientras que en Rig Veda Samhita VIII.22.18 se recurre a los Asvins por amor de «todas las cosas bellas» ( visva vamani ), en Atharva Veda Samhita VI.69.2 y IX.1.19 encontramos que se recurre a ellos como «Señores de la Belleza» ( subhaspati ), y que lo que se les pide es «que pueda yo hablar palabras espléndidas entre las gentes», donde las palabras que traducimos por espléndidas en estos versos son respectivamente bhargasvat y varcasvat. Así pues, podemos decir que mientras que en relación con el Sol o el Fuego, bhargas es «lustre», en relación con el habla es precisamente ese lustre de nuestro propio habla «brillante», o esa chispa cuando hablamos de un «ingenio chispeante». Con bhargas puede compararse el latín claris, «iluminado», y claritas, en el sentido que le da la estética escolástica de una condición indispensable de la belleza; y también el uso moderno de «claro» en las expresiones oír con claridad o de comprender «claramente».

En cuanto a bhati en nuestro texto de la Chandogya Upanisad, naturalmente es un lugar común en el Rig Veda Samhita que el Fuego, el Sol, o cualquier otro aspecto de la Deidad «ilumina» estos mundos — como por ejemplo es explícito en II.8.4; VI.68.9; VII.9.4; X.6.2; y X.121.6 — en concordancia natural con la analogía de la luz del sol físico. Todo lo que se necesita recalcar aquí es que la luz del Sol Supernal, la «Única Luz» ( jyotis ekam, I.93.4 ), la «Luz de las luces» ( jyotisam jyotis, Rig Veda Samhita I.113.1 y Brhadaranyaka Upanisad IV.4.16 ), es una luz omniforme y porta-imagen ( jyotir asi visvarupam, Vajasaneyi Samhitajyotisa V.35; sarupena, Rig Veda Samhita X.55.3 ) que cuando brilla «libera a todas las formas bellas ( visva rupani prati muñcate, Rig Veda Samhita V.81.2 ). La significación detallada de estas expresiones, en las que está implícito el concepto ejemplario de la relación entre el Uno y los Muchos, se trata con mayor amplitud en mi «Vedic Exemplarism», en el Harvard Journal of Asiatic Studies, Vol. 1, Nº 1, 1936.

Hemos dicho suficiente, quizás, para mostrar que nuestro pasaje de la Chandogya, interpretado con la ayuda de los textos citados, concuerda con la doctrina de Dionisio en particular, y más generalmente con toda la concepción platónica y escolástica de una Belleza de Belleza absoluta, inmutable y simple, a la cual son inherentes todas las distintas bellezas y bienes, y de la cual éstas derivan todo lo que en ellas es bello o bueno, por vía de participación ( bhagam-bhagam ), es decir, por una semejanza ejemplaria al Uno que «llena estos mundos por una distribución de Sí mismo» ( atmanam vibhajya purayati imanlokan, Maitri Upanisad VI.26 ). Hemos seguido brevemente el rastro por toda la tradición védica al concepto de una identidad in re de lo bueno, lo bello, el ser y la luz; ya se conciban como aprehendidos visualmente, o como expresados en sonido y aprehendidos por la audición, el modo de la aprehensión es especulativo en ambos casos. Sólo necesitamos agregar que en toda esta tradición igualmente, el Sol Supernal se identifica con la Verdad ( satyam, veritas ), y que, en este sentido, también es «iluminador».