Míguez
25. En cuanto a la memoria, ¿será posible que subsista en las almas cuando han salido ya de este mundo, o sólo se dará en algunas y en otras no? Pero, si es así, ¿se acordarán las almas de todo o tan sólo de algunas cosas? Convendría averiguar también si la memoria permanece siempre, o únicamente por un poco tiempo, luego que las almas han salido del cuerpo. Si queremos hacer una buena investigación, hemos de comprender primeramente qué es lo que en nosotros recuerda. En mi opinión, (…)
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tempo etc
chronos / χρόνος / khrónos / tempus / μέλλων / mellon / futurum / aion / αἰών / aionios / αἰώνιος / aevum / ἀεί / aeí / ἀΐδιος / aídios / eternidade / perenidade / perpetuidade / impermanência / efêmero / efemeridade / não-permanência / wu-chu / anicca / φύω / phyo / futurus / praesens / praeterita / praeteritum
χρόνος, chrónos (ho) = tempo. Antes da vida presente, houve outro tempo (Platão , Mênon, 86a)."O tempo é uma imagem móvel da eternidade" (id., Timeu , 37d)."O tempo é a medida do movimento" (métron kinéseos / metron kineseos), Aristóteles , Fís., IV, 12). "O tempo é imagem da eternidade" (eikòn aiônos / eikon aionos), Plotino , I,V, 7). "O tempo é a causa de todas as coisas": aítion pánton (Periandro, Apotegmas, 11). [Gobry ]
gr. αἰών, aiôn: eão, período de vida, eternidade. Período de vida, época, éon. gr. ἀεί, aeí, perene, sempre, eternamente. Empregado frequentemente como adjetivo. Esses termos representam duração ilimitada à frente e atrás: o ser eterno não tem começo e nunca terminará.
gr. ἀΐδιος, aídios: perpetuidade, perduração no tempo (aidios kata chronon) que difere de eterno (aionios) por ser submetido ao tempo, à corrupção (phthora).
Reiner Schürmann
Esse mesmo parágrafo (segundo parágrafo de Eckhart Sermão 2) estabeleceu um elo entre o que Eckhart chama o apego, e a temporalidade. O homem apegado às coisas está disposto entre um antes e um depois, habita a duração, enquanto que o desapego é uma questão de «este atual agora». O homem desapegado habita o instante. Depois é uma questão de «o que faço ou não faço», isto é das obras. As obras são colocadas em paralelo com as representações intelectuais: para umas e para outras pode-se considerar como a uma propriedade. Ter uma cultura, empreender obras: uma e outra fazem obstáculo tanto quanto esta cultura e essas obras são adquiridas ou executadas na duração, isto é projetadas, realizadas, possuídas. O «antes» de uma obra é seu projeto (mais adiante se encontrará a expressão «obras premeditadas»), o «depois», sua recompensa. Projeto e recompensa são marcas de propriedade e não podem ser conformes à «vontade muito amada de Deus». A duração é o modo de temporalidade correspondente ao apego.
A temporalidade do desapego, o instante, aniquila o projeto tanto quanto a recompensa. Não é senão ele próprio. Qualquer que seja minha ciência e quaisquer que sejam minhas obras, se nesse instante atual onde me entrego eu disponho como se não dispusesse disso, se sou livre e acessível à seu olhar como se estivesse na origem, então sou verdadeiramente desapegado. É em «esse agora» sempre novo que sobrevém e se verifica o desprendimento. [Reiner Schürmann . MESTRE ECKHART OU A ALEGRIA ERRANTE. Tradução anotada de Antonio Carneiro ]
Coomaraswamy
Las mismas ideas encuentran expresión incluso hoy día, pero en el lenguaje del tiempo. Por ejemplo, Wilbur Urban, The Intelligible World, 1929, pp. 417-421: «La identificación del ser con eso que deviene, con el proceso de la evolución y de la devolución, es imposible... No hay ninguna entropía del ser... las dos categorías fenoménicas de la vida y de la muerte [es decir, el futuro y el pasado] son sólo momentos en una vida más larga». Lo cual equivale a decir que el ser ni vive ni muere, y que nada puede agregarse o sustraerse de él; y que, como en Satapatha Brahmana 10.5.2.13, nuestra vida verdadera depende de la presencia de la muerte dentro de nosotros, — es uno y el mismo Padre quien «mata y hace vivir» (AV. 8.3.3.; I Sam. 2: 6), es una única Muerte quien a la vez devora a sus hijos y los genera (PB. 21.2.1). El «terminus» [a quo y ad quem] de Wilbur Urban corresponde al «momento» o al «punto» de Aristóteles que, como su límite, define y da un significado a las existencias; que Terminus (Hermes) fue una vez un nomen Dei, no carece de una buena razón, pues, ciertamente, Dios es, a uno y el mismo tiempo, el comienzo del hombre y su fin.
Por otra parte, un autor «científico», J. B. S. Haldano, puede escribir sobre «El Tiempo y la Eternidad» (en el Rationalist Annual para 1946) sin sospechar, ni por un momento, que sólo está tratando del tiempo y que está ignorando completamente el significado tradicional de la «Eternidad». [AKCTE :Nota]
René Guénon
La palabra griega aionios significa realmente "perpetuo" y no "eterno", ya que se deriva de aion ( idéntico al latín aevum ), que designa un ciclo indefinido, lo que, por lo demás, era también el sentido primitivo del latín saeculum, "siglo", por el cual se traduce a veces.
En lo que concierne al tiempo, la cuestión puede parecer más difícil de resolver y no obstante también hay ahí un ternario, puesto que se habla del «triple tiempo» (en sánscrito trikâla), es decir, que el tiempo es considerado bajo tres modalidades, que son el pasado, el presente y el porvenir; pero, ¿pueden estas tres modalidades ser puestas en relación con los tres términos de los ternarios tales como los que examinamos aquí? Primeramente, es menester precisar que el presente puede ser representado como un punto que divide en dos partes la línea según la cual se desarrolla el tiempo, y que determina así, en cada instante, la separación (pero también la unión) entre el pasado y el porvenir de los que es el límite común, del mismo modo que el plano mediano de que hablábamos hace un momento es el límite de las dos mitades superior e inferior del espacio. Como lo hemos explicado en otra parte [EL REINO DE LA CANTIDAD Y LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, cap. V], la representación «rectilínea» del tiempo es insuficiente e inexacta, puesto que el tiempo es en realidad «cíclico», y puesto que este carácter se encuentra también hasta en sus menores subdivisiones; pero aquí no vamos a especificar la forma de la línea representativa, ya que, cualquiera que sea, para el ser que está situado en un punto de esta línea, las dos partes en las que está dividida aparecen siempre como situadas respectivamente «antes» y «después» de este punto, del mismo modo que las dos mitades del espacio aparecían como situadas «arriba» y «abajo», es decir, por encima y por debajo del plano que se toma como «nivel de referencia». Para completar a este respecto el paralelismo entre las determinaciones espaciales y temporales, el punto representativo del presente siempre puede ser tomado en un cierto sentido como el «medio del tiempo», puesto que, a partir de este punto, el tiempo no puede aparecer sino como igualmente indefinido en las dos direcciones opuestas que corresponden al pasado y al porvenir. Por lo demás, hay algo más: el «hombre verdadero» ocupa el centro del estado humano, es decir, un punto que debe ser verdaderamente «central» en relación a todas las condiciones de este estado, comprendida la condición temporal [Aquí no puede hablarse del «hombre transcendente», puesto que éste está enteramente más allá de la condición temporal, así como de todas las demás; pero, si ocurre que se sitúa en el estado humano según lo que hemos explicado precedentemente, ocupa en él a fortiori, la posición central a todos los respectos.]; así pues, se puede decir que se sitúa efectivamente en el «medio del tiempo», que él mismo determina por el hecho de que domina en cierto modo las condiciones individuales [Cf. APERCEPCIONES SOBRE LA INICIACIÓN, cap. XLII, y también EL ESOTERISMO DE DANTE , cap. VIII.], del mismo modo que, en la tradición china, el Emperador, al colocarse en el punto central del Ming-tang, determina el medio del ciclo anual; así pues, el «medio del tiempo» es propiamente, si se puede expresar así, el «lugar» temporal del «hombre verdadero», y, para él, este punto es verdaderamente siempre el presente. [O TEMPO TRIPLO]
Eudoro de Sousa
9. Admitamos que o homem esteja sempre em trânsito. Mas não que este seja o de um distante passado para o próximo presente e do presente próximo para um futuro distante. Esta é a imagem que resolutamente me querem impor, mas a que, tão resolutamente, me recuso. Isto me dá ensejo de prosseguir falando de passado e distância. A história, qualquer que ela seja, refere-se a passado, presente e futuro. Mas estes são as abstratas dimensões de um tempo não menos abstrato. Passado (antigo) concreto é o passado deste presente (atual), o da minha concreta presença, aqui e agora. Não há passado (antigo), pura e simplesmente; não há, pura e simplesmente, futuro. Passado e futuro, mais ou menos distantes, são-no deste presente (atual), feito da minha atual presença, presença do «mim» que tenho, ao «eu» que sou, presença ao mundo que envolve o «mim» que tenho, ao mundo envolvido pelo «eu» que sou. Passado e futuro são, cada um para seu lado, polos contrários de um presente. Tempo concreto não é linha que corre para trás e para a frente de qualquer de seus pontos: é campo de polaridades, a polaridade passado-presente ou a polaridade presente-futuro. E cada presente tem o passado e o futuro que merece; nem melhor nem pior, só o seu parelho. Um presente, com seu passado e seu futuro (que não é passado e futuro de outro) perfazem uma época, e há um homem (e um mundo) para cada época. Esse homem não está em trânsito; ele próprio é o trânsito. Vistas as coisas deste modo, talvez seja melhor de entender o que se diz ao falar-se de «homens representativos da sua época». [HISTÓRIA E MITOLOGIA]