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Adão / Adán / Adam / afar / adama / pesadume / haadam / haadama / iysh / Zoot / ysh / Icha / haisha / hawwa / Adão e Eva / Adão-Eva / glébeux

  

afar = pó, leveza; adama = solo, pesadume; haadam = homem, retirado do pesadume; iysh (lado, costela), isha, zoot = Essa-aí


Nicolas Boon

No início do Gênesis encontramos duas palavras que traduzimos indistintamente por terra: H ARZ (ha aretz) e H ADMH (ha adamah). No primeiro capítulo do Gênesis e no início do segundo, aretz significa as virtualidades daqui em Baixo, se opondo às virtualidades do Alto indicadas pela palavra H SchMIM (ha schamaïm = céu). Esta palavra aretz é empregada enquanto não se trata do homem cultivador; é assim que lemos: "Tetragrama deus não fez chover sobre a terra (aretz) e homem não havia para cultivar a terra (adamah)", (Gen. II, 5). No verso 6 lemos: "uma exalação se elevou da terra (aretz) e umidificou toda a superfície do solo (adamah)". De fato muitos traduzem adamah por solo, para distingui-lo de terra (aretz). Não se deve no entanto confundir adamah com o solo sobre o qual nos movemos realmente. Do mesmo modo que os Céus que falam as Escrituras no Gênesis não devem ser confundidos com o céu tal qual podemos contemplar agora. Na palavra adamah está oculta a palavra dam, no plural demoth que quer dizer semelhança; dam que quer dizer também sangue.

Esta noção de semelhança nos convida a nos referir ao Zohar   onde lemos (Zohar III, 348, 35a, Pauly V, p.91): "Uma tradição nos ensina que tudo era formado de terra e que esta terra era tomada sob o trono glorioso e sagrado. No Livro de Rabi Yesa o Velho, é dito que a terra foi tomada ao santuário que é uma terra do Alto". Ainda é dito no Zohar, a respeito de Adão: "E acima do trono se vê como a imagem de um homem (Adão)." (Ezequiel I, 26). "Deus designou sob o nome de Adão (a imagem de um homem) porque sob esta forma, ele constitui a síntese e a perfeição de toda coisa" (Zohar, Pauly V, p. 133). [Excertos de "AU COEUR DE L’ÉCRITURE : MÉDITATIONS D’UN PRÊTRE CATHOLIQUE"]

Roberto Pla

O “primeiro homem”, Adão, na expressão do apóstolo, equivale a dizer: os homens segundo nascem, isto é, os “adãos plasmados de barro e sopro, o qual, o sopro, é imputado como alma individual com a qual cada Adão se identifica. Enquanto o barro é o corpo do qual a alma se nutre e do qual se serve para conhecer o mundo visível.

Estes “adãos de alma vivente” são os “primeiros” segundo a sentença, posto que assim vem o homem ao mundo. É a eles que a Boa Nova, trazida como instrumento de salvação, doutrina para explicá-los que, no centro de si mesmos, desconhecido por quase todos eles, há um hóspede sagrado de raça divina, um espírito do qual a alma e o corpo, cada um em seu âmbito natural, são seu santuários. Em verdade, este hóspede radiante é um raio de luz de Deus, um Filho do Pai que comparte com ele em herança sua porção de sabedoria e de Vida eterna. Como sua natureza é expansiva, centrífuga, o espírito transmite sem cessar ao sopro que é a alma as qualidades que o são inerentes de inteligência e de Vida. Não é que a alma tome posse destes dois poderes senão que os goza em empréstimo graças a sua proximidade ao Filho. Esta distinção sutilmente informa o apóstolo quando diz que o primeiro homem é “alma vivente”, e o último, “espírito que dá vida”. (Evangelho de Tomé - Logion 18)

René Guénon

Se debe comprender desde ahora que la totalización efectiva del ser, al estar más allá de toda condición, es la misma cosa que lo que la doctrina hindú llama la "Liberación" ( Moksha ), o lo que el esoterismo islámico   llama la "Identidad Suprema" [Sobre este punto, ver los últimos capítulos de GuenonHDV  ]. Por lo demás, en esta última forma tradicional, se enseña que el "Hombre Universal", en tanto que es representado por el conjunto "Adam-Eva", tiene el número de Allah, lo que es en efecto una expresión de la "Identidad Suprema" [Este número, que es 66, se da por la suma de los valores numéricos de las letras que forman los nombres Adam wa Hawâ. Según el Génesis hebraico, el hombre, "creado macho y hembra", es decir, en un estado androgínico, es "a la imagen de Dios"; y, según la tradición islámica, Allah ordenó a los ángeles adorar al hombre ( Qorân, II, 34; XVII, 61; XVIII, 50 ). El estado androgínico original es el estado humano completo, en el que los complementarios, en lugar de oponerse, se equilibran perfectamente; tendremos que volver sobre este punto después. Aquí agregaremos solamente, que, en la tradición hindú, una expresión de este estado se encuentra contenida simbólicamente en la palabra Hamsa, donde los dos polos complementarios del ser están, además, puestos en correspondencia con las dos fases de la respiración, que representan las de la manifestación universal.]. A propósito de esto, es menester hacer una precisión que es en extremo importante, ya que se podría objetar que la designación de "Adam-Eva", aunque sea ciertamente susceptible de transposición, no se aplica, en su sentido propio, más que al estado humano primordial: es que, si la "Identidad Suprema" no está realizada efectivamente más que en la totalización de los estados múltiples, se puede decir que en cierto modo ya está realizada virtualmente en el "estado edénico", en la integración del estado humano llevado a su centro original, centro que, por lo demás, como se verá, es el punto de comunicación directa con los demás estados [Los dos estados que indicamos aquí en la realización de la "Identidad Suprema" corresponden a la distinción que ya hemos hecho en otra parte entre lo que podemos llamar la "inmortalidad efectiva" y la "inmortalidad virtual" ( ver GuenonHDV, XVIII ).]. [O SIMBOLISMO METAFÍSICO DA CRUZ]

Antonio Orbe

El Apóstol enseña todo lo contrario. También él conoce dos hombres: el primer Adán, hecho alma viviente, y el segundo, Espíritu vivificante (v. ADÃO ALMA ESPÍRITO).

A diferencia de Orígenes  , San Pablo   introduce primero al hombre imperfecto, animal. La dirección de Adán hacia Cristo indica la orientación normal de lo imperfecto a lo perfecto. Es el sentido obvio de la historia, que comienza con el hombre ‘hecho’ y se orienta al hombre ‘infectus’ o Dios. Sentido implícito en la relación animal — espiritual.

En lugar, pues, de retornar con la historia hacia el primer hombre, Adán — el hombre animal o terreno — , tiende siempre hacia adelante, mirando a Cristo, en quien se perfecciona como en hombre divino. El centro de gravedad es el segundo Adán, y no el primero.

Por otra parte, Cristo, el segundo Adán, nada tiene de común con el hombre intelectual filoniano. Aunque celeste, es tan material en su esencia como el primer Adán, y tan dotado de carne y sangre como él. La orientación de Adán a Cristo representa en consecuencia una deificación del plasma inicial, que así como en el primer hombre fue dotado de ‘soplo de vida’, pasando a animal, en el segundo será dotado del ‘Espíritu vivificante’, convirtiéndose en hombre espiritual. También Pablo asienta la historia del hombre sobre el plasma, la parte más humilde del hombre, que le caracteriza frente a los ángeles.

En oposición al esquema vertical, no histórico, de Orígenes, basado en la prioridad del hombre intelectual, y en su caída al mundo de la materia, el Apóstol traza uno simplicísimo horizontal, histórico, basado en la prioridad del hombre terreno, imperfecto, y en su orientación hacia el hombre espiritual. A la regresión hacia el punto de partida, opone el continuo progreso hacia Cristo, justificando la fusión de Gen 1,26 y Gen 2,7 en un solo hombre, ‘hecho’ y ‘plasmado’ a la vez, ‘a imagen y semejanza siempre creciente de Dios’.

Al igual que el Apóstol, Ireneo ignora al intelectual puro de Orígenes, lo mismo que las dos creaciones de Gen 1,26s y Gen 2,7. El plasma, esencial al primero y al segundo Adán, caracteriza al hombre histórico. Merced a él entra el individuo en la historia, sin arrastrar ningún pecado anterior. La economía de la Salud arranca del hombre terreno para acabar — a imagen y semejanza de Cristo — en el espiritual. De lo imperfecto a lo perfecto. Mas no por regresión al punto de partida ni por secesión de lo animal y visible, sino por continuo progreso hacia adelante y por asimilación de lo espiritual e invisible.

Las soluciones de Ireneo contrastan con las origenianas, tanto como sus premisas (v IRINEU E ORÍGENES). Hay que entenderle dentro del esquema paulino. Su antropología se mueve de continuo entre Adán y Cristo. El hombre por él definido pasa insensiblemente de Gen l,26s a Gen 2,7; del personaje bíblico Adán al género humano en su existencia anterior a Cristo, o en su vida total sobre la tierra rumbo a la unidad escatológica (Ecclesia); del tipo ideal Jesús al hombre individual perfecto; del Hombre-Dios al hombre-dios. Tales nociones interfieren sin previo aviso en las abigarradas y densísimas expresiones del Santo. Será, pues, conveniente prevenir al lector sobre sus peculiares características y posibles interferencias. ["ANTROPOLOGIA DE SAN IRENEO" - O HOMEM]

Philon

Intelecto (nous) y sensibilidad (aisthesis) son, respectivamente, la parte superior del alma y del cuerpo; pero pueden designar también globalmente las dos esferas contrapuestas. Exegéticamente, son Adán y Eva creados al inicio por Dios. En la relación de ambos se juega el sentido de lo humano.

Jean-Claude Larchet

Cristo es llamado segundo Adán no porque haya traído al hombre otra naturaleza y otro destino que los asignados al primer Adán, sino porque viene a cumplir Él mismo aquello que Adán, por su falta, no pudo realizar. Los Padres afirman que es Adán ha sido creado a imagen misma del logos, del Verbo de Dios (Orígenes), y que el misterio mismo de la creación del hombre a imagen del logos se relaciona con el misterio de la adopción filial del hombre por Dios en su Hijo. Para el hombre, desde su creación, no existe más que una sola finalidad normal: la semejanza con Cristo, norma del cumplimiento de su naturaleza, plena y claramente revelada en la encarnación de Cristo. El hombre fue creado como «ser lógico» (logikos) es decir razonable, pero más fundamentalmente como ser cristológico, logikos en los Padres significa conforme al Logos, al Verbo de Dios. Y los Padres llegan incluso a afirmar que no solamente el hombre fue creado a imagen del Logos en tanto que Dios, sino también a imagen del Logos encarnado, del Cristo, Dios y hombre, y que tiene por destino desde su creación, por su misma naturaleza, el tender con todo su ser a asimilarse activamente a Cristo (Macariana  ). S. Nicolás Cabasilas escribe también: «La naturaleza humana ha sido creada desde su origen en vistas al Hombre Nuevo, la inteligencia y el deseo del hombre son creados para Cristo: hemos recibido la inteligencia para conocer a Cristo, el deseo para ser atraídos hacia Él y la memoria para llevarlo en nosotros. Porque sirvió de modelo a nuestra creación. En efecto, no fue el viejo Adán quien sirvió de modelo (gr. paradeigma) al Nuevo, sino el Nuevo al viejo (cf. Rom 5,14). Para nosotros, que lo reconocemos como nuestro antepasado, el primer Adán pasa por ser el arquetipo de la naturaleza humana; mas para Aquel que tiene ante sus ojos a todos los seres, aún antes que existieran, el antepasado no es sino la imitación del nuevo Adán. Ha sido creado a imagen y semejanza de este último». S. Nicolás Cabasilas podrá entonces escribir de este modo: «El hombre tiende hacia Cristo no solamente a causa de la divinidad de Nuestro Señor, sino también a causa de esta otra naturaleza (la humana) que Él posee». S. Gregorio de Palamás enseña del mismo modo: «Ya la formación misma del hombre desde su origen, creado a imagen de Dios, ha sido para Cristo, a fin de que el hombre pueda, en el tiempo oportuno, comprender en Él al Arquetipo; del mismo modo el mandamiento ha sido dado en el Paraíso para esto». [TERAPÊUTICA DAS DOENÇAS ESPIRITUAIS]