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grande arquiteto do universo

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: breve 1373 - ESTUDOS SOBRE A FRANCO-MAÇONARIA

Ya hemos dicho que, para nos, el Gran Arquitecto del Universo constituye únicamente un símbolo iniciático, que debe tratarse como todos los demás símbolos, y del que uno debe, en consecuencia buscar ante todo hacerse una idea racional; es decir, que esta concepción nada puede tener en común con el Dios de las religiones antropomórficas, que es no solamente irracional, sino incluso antirracional. Empero aún cuando que pensamos que «cada uno puede atribuir a este símbolo la significación de su propia concepción filosófica» o metafísica, estamos lejos de asimilarle a una idea tan vaga e insignificante como «lo Incognoscible» de Herbert Spencer o, en otro términos, a «lo que la ciencia no puede alcanzar»; y es bien cierto que, como lo dice con razón el F∴Nergal, «aún cuando que nadie contesta que existe lo desconocido, nada nos autoriza a pretender, como algunos lo hacen, que eso desconocido representa un espíritu o una voluntad». Sin duda que «lo desconocido retrocede» y puede retroceder indefinidamente; es pues limitado, lo que viene a decir que no constituye más que una fracción de la Universalidad; por lo tanto, una concepción tal no podría ser la del Gran Arquitecto del Universo, que debe, para ser verdaderamente universal, implicar las posibilidades particulares contenidas en la unidad armónica del Ser Total.

El F∴Nergal tiene razón todavía cuando dice que frecuentemente «la fórmula del Gran Arquitecto del Universo no corresponde más que a un vacío absoluto, incluso entre aquellos que son partidarios de ella», pero es poco verosímil que haya sido del mismo modo entre quienes la han creado, ya que habrían debido querer inscribir en el frontón de su edificio iniciático otra cosa que un término vacío de sentido. Para reencontrar su pensamiento, basta evidentemente preguntarse lo que significa este término en él mismo, y, bajo este punto de vista precisamente, le encontramos tanto más apropiado al uso que es hecho de él cuanto que corresponde admirablemente al conjunto del simbolismo masónico, al que domina e ilumina todo entero, como la concepción ideal que preside la construcción del Templo Universal.

En efecto, el Gran Arquitecto no es el Demiurgo, es algo más, incluso infinitamente más, ya que representa una concepción mucho más elevada: Traza el plano ideal que es realizado en acto, es decir, manifestado en su desarrollo indefinido (pero no infinito), por los seres individuales que están contenidos (como posibilidades particulares, como elementos de esta manifestación al mismo tiempo que sus agentes) en su Ser Universal; y es la colectividad de los seres individuales, considerada en su conjunto, quien, en realidad, constituye el Demiurgo, el artesano o el obrero del Universo.

Esta concepción del Demiurgo, que es la que hemos expuesto precedentemente en otro estudio, corresponde, en la Cabala   - Kabbalah, al Adam Protoplastes (primer formador), mientras que el Gran Arquitecto es idéntico al Adam Qadmon, es decir, el Hombre Universal.

Esto basta para señalar la profunda diferencia que existe, entre el Gran Arquitecto de la Masonería, por una parte, y, por otra, los dioses de las diferentes religiones, que no son todos más que aspectos diversos del Demiurgo. Es por lo demás sin razón que, al Dios antropomorfo de los Cristianos exotéricos el F∴Nergal le asimile Jehová, es decir יהוה, el Hierograma del Gran Arquitecto del Universo mismo (cuya idea, a despecho de esta designación nominal, permanece más indefinida de lo que el autor puede siquiera suponer), y Allah, otro Tetragrama cuya composición jeroglífica designa muy netamente el Principio de la Construcción Universal; tales símbolos no son de ninguna manera personificaciones, y lo son tanto menos cuando que está prohibido representarles por figuras cualesquiera.

Por otra parte, según lo que acabamos de decir, se ve que, en realidad, nada se ha hecho más que querer reemplazar la fórmula antiguamente en uso «A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo» (o «del Sublime Arquitecto de los Mundos», en el Rito Egipcio), por otras fórmulas exactamente equivalentes, cuando se ha propuesto sustituirlas por estos términos: «A la Gloria de la Humanidad», debiendo esta entonces estar comprendida en su totalidad, que constituye el Hombre Universal, o inclusive: «A la Gloria de la Franc-masonería Universal», ya que la Franc-Masonería, en su sentido universal, se identifica a la Humanidad integral considerada en el cumplimiento (ideal) de la Gran Obra constructiva.