Página inicial > René Guénon > SCS: Cáncer

SCS: Cáncer

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Siendo así, los dos "puntos de detenciòn" del curso solar (es el sentido etimològico del vocablo "solsticio") deben corresponder a los dos términos extremos de la manifestaciòn, sea en su conjunto, sea en cada uno de los ciclos que la constituyen, ciclos que están en multitud indefinida y que no son sino los diferentes estados o grados de la Existencia universal. Si se aplica esto más particularmente a un ciclo de manifestaciòn individual, tal como el de la existencia en el estado humano, podrá comprenderse fácilmente por qué las dos puertas solsticiales se designan tradicionalmente como "la puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses". La "puerta de los hombres", correspondiente al solsticio de verano y al signo zodiacal de Cáncer, es la entrada en la manifestaciòn individual; la "puerta de los dioses", correspondiente al solsticio de invierno y al signo zodiacal de Capricornio, es la salida de esa misma manifestaciòn y el paso a los estados superiores, ya que los "dioses" (los deva de la tradiciòn hindú), al igual que los "ángeles", según otra terminología, representan propiamente, desde el punto de vista metafísico, los estados supraindividuales del ser (Este punto está explicado más ampliamente en Les États multiples de l’Étre). 258 SFCS   EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
Si se considera la reparticiòn de los signos zodiacales según los cuatro trígonos elementales, se ve que el signo de Cáncer corresponde al "fondo de las Aguas" es decir, en sentido cosmològico, al medio embriogénico en que están depositados los gérmenes del mundo manifestado, gérmenes correspondientes, en el orden "macrocòsmico", al Brahmânda o "Huevo del Mundo", y, en el orden "microcòsmico", al pinda, prototipo formal de la individualidad, preexistente en modo sutil desde el origen   de la manifestaciòn cíclica, como una de las posibilidades que deberán desarrollarse en el curso de dicha manifestaciòn (Ver L’Homme et son devenir selon le Vêdânta, cap. XIII y XIX. La analogía constitutiva del "microcosmo" y el "macrocosmo", considerados en este aspecto, se expresa en la doctrina hindú con esta fòrmula: "Yathâ pinda, tathâ Brahmânda", ’tal el embriòn individual (sutil), tal el Huevo del Mundo’). Esto puede igualmente ser referido al hecho de que el signo de Cáncer es el domicilio de la Luna, cuya relaciòn con las Aguas es bien conocida, y que, como las Aguas mismas, representa el principio pasivo y plástico de la manifestaciòn: la esfera lunar es propiamente el "mundo de la formaciòn", o el dominio de la elaboraciòn de las formas en el estado sutil, punto de partida de la existencia en modo individual (Ver ibid., cap. XXI. Hemos señalado en diversas ocasiones la identidad del "mundo de la formaciòn" o Yetsiráh, según la terminología de la Cábala hebrea, y el dominio de la manifestaciòn sutil). 259 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
Si se considera la reparticiòn de los signos zodiacales según los cuatro trígonos elementales, se ve que el signo de Cáncer corresponde al "fondo de las Aguas" es decir, en sentido cosmològico, al medio embriogénico en que están depositados los gérmenes del mundo manifestado, gérmenes correspondientes, en el orden "macrocòsmico", al Brahmânda o "Huevo del Mundo", y, en el orden "microcòsmico", al pinda, prototipo formal de la individualidad, preexistente en modo sutil desde el origen de la manifestaciòn cíclica, como una de las posibilidades que deberán desarrollarse en el curso de dicha manifestaciòn (Ver L’Homme et son devenir selon le Vêdânta, cap. XIII y XIX. La analogía constitutiva del "microcosmo" y el "macrocosmo", considerados en este aspecto, se expresa en la doctrina hindú con esta fòrmula: "Yathâ pinda, tathâ Brahmânda", ’tal el embriòn individual (sutil), tal el Huevo del Mundo’). Esto puede igualmente ser referido al hecho de que el signo de Cáncer es el domicilio de la Luna, cuya relaciòn con las Aguas es bien conocida, y que, como las Aguas mismas, representa el principio pasivo y plástico de la manifestaciòn: la esfera lunar es propiamente el "mundo de la formaciòn", o el dominio de la elaboraciòn de las formas en el estado sutil, punto de partida de la existencia en modo individual (Ver ibid., cap. XXI. Hemos señalado en diversas ocasiones la identidad del "mundo de la formaciòn" o Yetsiráh, según la terminología de la Cábala hebrea, y el dominio de la manifestaciòn sutil). 259 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
En el símbolo astrològico de Cáncer, ?, se ve el germen en estado de semidesarrollo, que es precisamente el estado sutil; se trata, pues, no del embriòn corpòreo, sino del prototipo formal a que acabamos de referirnos, y cuya existencia se sitúa en el dominio psíquico o "mundo intermedio". Por otra parte, su figura es la de la u sánscrita, elemento de espiral que, en el ákshara o monosílabo sagrado Om, constituye el término intermedio entre el punto (m), que representa la no-manifestaciòn principial, y la línea recta (a), que representa el desarrollo completo de la manifestaciòn en el estado denso o burdo (corpòreo) (Sobre estas formas geométricas correspondientes respectivamente a los tres mâtrâ de Om, véase ibid., cap. XVI. Conviene recordar a este respecto que el punto es el principio primordial de todas las figuras geométricas, como lo no-manifestado lo es de todos los estados de manifestaciòn, y que, siendo no-formal y "sin dimensiones", es en su orden la unidad verdadera e indivisible, lo que hace de él un símbolo natural del Ser puro). 260 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
Además, este germen es doble en el signo de Cáncer, y sus dos partes idénticas se sitúan en posiciones inversas, representando por eso mismo dos términos complementarios: es el yang y el yín de la tradiciòn extremo-oriental, donde el símbolo yin-yang que los reúne tiene precisamente forma análoga. Este símbolo, en cuanto representativo de las revoluciones cíclicas, cuyas fases están vinculadas con el predominio alternativo del yang y del yin, se halla en relaciòn con otras figuras de gran importancia desde el punto de vista tradicional, como la del svástika, y también la de la doble espiral, que se refiere al simbolismo de los dos hemisferios. Éstos, el uno luminoso y el otro oscuro (yang, en su sentido original, es el lado de la luz, y yin el de la sombra), son las dos mitades del "Huevo del Mundo", asimiladas respectivamente al Cielo y la Tierra (Estos dos hemisferios estaban figurados entre los griegos por los tocados redondos de los Dioscuros, que son las dos mitades del huevo de Leda, es decir, del huevo de cisne, que, como también el huevo de serpiente, representa el "Huevo del Mundo" (cf. el Hamsa [’cisne’ o ’ganso silvestre’] de la tradiciòn hindú)). Son también, para cada ser, y siempre en virtud de la analogía entre "microcosmo" y "macrocosmo", las dos mitades del Andrògino primordial, que generalmente se describe, de modo simbòlico, como de forma esférica (Ver, por ejemplo, el discurso que Platòn pone en el Banquete   en boca de Aristòfanes, cuyo valor simbòlico, empero evidente, los comentarios modernos cometen el error de desconocer. Hemos desarrollado las consideraciones concernientes a esta forma esférica en Le Symbolisme de la Croix  ); esta forma esférica es la del ser completo que está en virtualidad en el germen originario, y que debe ser reconstituido en su plenitud efectiva al término del desarrollo cíclico individual. 261 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
Es de advertir, por otra parte, que su forma es también el esquema de la concha (çankha), la cual está evidentemente en relaciòn directa con las Aguas y se representa igualmente como receptáculo de los gérmenes del ciclo futuro durante los períodos de prálaya o "disoluciòn exterior" del mundo. Esa concha encierra el sonido primordial e imperecedero (ákshara), el monosílabo Om, que es, por sus tres elementos sonoros (mâtrâ), la esencia del triple Veda  ; y es así còmo el Veda subsiste perpetuamente, siendo en sí mismo anterior a todos los mundos, pero en cierto modo oculto o envuelto durante los cataclismos còsmicos que separan los diferentes ciclos, para ser luego manifestado de nuevo al comienzo de cada uno de éstos (La afirmaciòn de la perpetuidad del Veda debe vincularse directamente a la teoría cosmològica de la primordialidad del sonido (çabda) entre las cualidades sensibles (como cualidad propia del Éter, Akâça, que es el primero de esos elementos); y esta teoría a su vez debe ser puesta en relaciòn con la de la "creaciòn por el Verbo" en las tradiciones occidentales: el sonido primordial es la Palabra divina "por la cual todas las cosas han sido hechas"). Por otra parte, el esquema puede completarse como representaciòn del ákshara mismo: la línea recta (a) recubre y encierra la concha (u), que contiene en su interior el punto (m) o principio esencial de los seres (Por una concordancia muy notable, este esquema es igualmente el de la oreja humana, òrgano de la audiciòn, que debe, efectivamente, si ha de ser apta para la percepciòn del sonido, tener una disposiciòn conforme a la naturaleza de éste); la línea recta representa entonces al mismo tiempo, por su sentido horizontal, la "superficie de las Aguas", es decir, el medio, sustancial en el que se producirá el desarrollo de los gérmenes (representado en el simbolismo oriental por el abrirse de la flor de loto) después de finalizado, el período de oscurecimiento intermedio (sandhyá) entre dos ciclos. Se tendrán entonces, prosiguiendo con la misma representaciòn esquemática, una figura que podrá describirse como la concha dada vuelta y abriéndose para dejar salir los gérmenes, siguiendo la línea recta ahora orientada en el sentido vertical descendente, que es el del desarrollo de la manifestaciòn a partir de su principio no-manifestado (Esta nueva figura es la que se da en el Arqueòmetra para la letra het, letra zodiacal de Cáncer). 262 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
De estas dos posiciones de la concha, que se encuentran en las dos mitades del símbolo de Cáncer, la primera corresponde a la figura del arca de Noé (o de Satyávrata en la tradiciòn hindú), que puede representarse como la mitad inferior de una circunferencia, cerrada por su diámetro horizontal, en cuyo interior se contiene el punto en que se sintetizan todos los gérmenes en estado de completo repliegue (La semicircunferencia debe considerarse aquí como un equivalente morfològico del elemento espiral a que nos hemos referido antes; pero en éste se ve netamente el desarrollo efectuándose a partir del punto-germen inicial). La segunda posiciòn está simbolizada por el arco iris que aparece "en la nube", es decir, en la regiòn de las Aguas superiores, en el momento que señala el restablecimiento del orden y la renovaciòn de todas las cosas, mientras que el arca, durante el cataclismo, flotaba sobre el océano de las Aguas inferiores; es, pues, la mitad superior de la misma circunferencia; y la reuniòn de las dos figuras, mutuamente inversas y complementarias, forma una sola figura circular o cíclica completa, reconstituciòn de la forma esférica primordial: esta circunferencia es el corte vertical de la esfera, cuyo corte horizontal está representado por el recinto circular del Paraíso terrestre (Ver Le Roi du Monde, cap. XI. Esto tiene igualmente una relaciòn con los misterios de la letra nûn del alfabeto árabe [cfr. cap. XXIII: "Los misterios de la letra Nûn"]). En el yin-yang extremo-oriental, se encuentran en la parte interior las dos semicircunferencias, pero desplazadas por un desdoblamiento del centro, que representa una polarizaciòn, la cual para cada estado de manifestaciòn, es análoga a la de Sat o el Ser puro en Púrusha-Prákrti para la manifestaciòn universal (Es una primera distinciòn o diferenciaciòn, pero aún sin separaciòn de los complementarios; a este estadio corresponde propiamente la constituciòn del Andrògino, mientras que, anteriormente a esa diferenciaciòn, no puede hablarse sino de la "neutralidad" que es la del Ser puro [ver Le Symbolisme de la Croix, cap. XXVIII]). 263 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
Estas consideraciones no tienen la pretensiòn de ser completas, y sin duda no corresponden sino a algunos de los aspectos del signo de Cáncer; pero podrán por lo menos servir de ejemplo para mostrar que hay en la astrología tradicional muy otra cosa que un "arte adivinatoria" o una "ciencia conjetural", como lo piensan los modernos. Hay en ella, en realidad, todo cuanto se encuentra también, bajo expresiones diversas, en otras ciencias del mismo orden, según lo hemos indicado ya en nuestro estudio sobre "la ciencia de las letras" ( [Ver cap. VI]), lo cual da a estas ciencias un valor propiamente iniciático, que permite considerarlas verdaderamente como parte integrante de la "Ciencia sagrada". 264 SFCS EL JEROGLIFICO DE CÁNCER
El simbolismo del pez, que se encuentra en numerosas formas tradicionales, el cristianismo incluido, es muy complejo y presenta aspectos múltiples que requieren distinguirse con precisiòn. En cuanto a los orígenes primeros de este símbolo, parece que haya de reconocérsele proveniencia nòrdica, y aun hiperbòrea: en efecto, se ha señalado su presencia en Alemania del Norte y en Escandinavia (Cf. L. Charbonneau-Lassay  , "Le Poisson", en Reg., número de diciembre de 1926), y en esas regiones está verosímilmente más cerca de su punto de partida que en el Asia central, a donde fue llevado sin duda por la gran corriente que, salida directamente de la Tradiciòn primordial, debía en seguida dar nacimiento a las doctrinas de India y Persia. Es de notar, por otra parte, que de manera general ciertos animales acuáticos desempeñan un papel sobre todo en el simbolismo de los pueblos del Norte: citaremos solo como ejemplo el pulpo, particularmente difundido entre los escandinavos y los celtas, y presente también en Grecia arcaica como uno de los principales motivos de la ornamentaciòn micénica (Los tentáculos del pulpo son generalmente rectos en las figuraciones escandinavas, mientras que están enrollados en espiral en los ornamentos micénicos; en éstos, se ve también aparecer con mucha frecuencia el svástika o figuras que derivan manifiestamente de él. El símbolo del pulpo se refiere al signo zodiacal de Cáncer, que corresponde al solsticio de verano y al "fondo de las Aguas"; es fácil comprender así que haya podido tomarse a veces en un "sentido maléfico", ya que ese solsticio es la Ianua Inferni). 292 SFCS ALGUNOS ASPECTOS DEL SIMBOLISMO DEL PEZ
Para completar estas observaciones, agregaremos aún que la figura del Ea babilonio, el "Señor del Abismo" representado como un ser mitad cabra y mitad pez (Además, Ea tiene ante sí, como el escarabajo egipcio, una bola que representa el "Huevo del Mundo"), es idéntica a la del Capricornio zodiacal, de la cual quizá ha sido incluso el prototipo; y es importante recordar, a este respecto, que el signo de Capricornio corresponde en el ciclo anual al solsticio de invierno. El Mâkara, que en el zodíaco hindú tiene el lugar de Capricornio, no deja de presentar cierta similitud con el delfín; la oposiciòn simbòlica existente entre éste y el pulpo debe, pues, reducirse a la de los dos signos solsticiales de Capricornio y Cáncer (este último, en la India, está representado por el cangrejo), o a la de la Ianua Caeli y la Ianua Inferni (El papel del delfín como conductor de las almas bienaventuradas hacia las "Islas Afortunadas" se refiere también, evidentemente, a la Ianua Caeli); y esto explica también que los dos animales hayan sido asociados en ciertos casos, por ejemplo bajo el trípode de Delfos y bajo los pies de los corceles del carro solar, como indicando los dos puntos extremos tocados por el Sol en su curso anual. Importa no cometer aquí una confusiòn con otro signo zodiacal, el de los Peces, cuyo simbolismo es diferente y debe ser referido exclusivamente al del pez común, encarado en particular en su relaciòn con la idea de "principio de vida" y de "fecundidad" (entendida sobre todo en el sentido espiritual, como la "posteridad" en el lenguaje tradicional de Extremo Oriente); son éstos otros aspectos, que pueden por lo demás ser igualmente referidos al Verbo, pero que no por eso deben ser menos netamente distinguidos de aquellos que lo hacen aparecer, según hemos visto, bajo sus dos atributos de "Revelador" y "Salvador". 298 SFCS ALGUNOS ASPECTOS DEL SIMBOLISMO DEL PEZ
Hemos dicho que las dos puertas zodiacales, que son respectivamente la entrada y la salida de la "caverna còsmica" y que ciertas tradiciones designan como "la puerta de los hombres" y la puerta de los dioses", deben corresponder a los dos solsticios, debemos ahora precisar que la primera corresponde al solsticio de verano, es decir, al signo de Cáncer, y la segunda al solsticio de invierno, es decir, al signo de Capricornio. Para comprender la razòn, es menester referirse a la divisiòn del ciclo anual en dos mitades, una "ascendente" y otra "descendente": la primera es el período del curso del sol hacia el norte (uttaràyana), que va del solsticio de invierno al de verano; la segunda es la del curso del sol hacia el sur (dakshinàyana), que va del solsticio de verano al de invierno (Cabe notar que el Zodiaco figurado frecuentemente en el portal de las iglesias medievales está dispuesto de modo de señalar netamente esta divisiòn del ciclo anual). En la tradiciòn hindú, la fase "ascendente" está puesta en relaciòn con el deva-yâna [’vía de los dioses’], y la fase descendente con el pitr-yâna [’vía de los padres (o antepasados)’] (Véase especialmente Bhágavad-Gîtâ, VIII, 23-26; cf. L’Homme et son devenir selon le Vêdânta, cap. XXI. Una correspondencia análoga se encuentra en el ciclo mensual, pues el período de la luna creciente está también en relaciòn con el deva-yâna, y el de la luna menguante con el pitr-yâna; puede decirse que las cuatro fases lunares corresponden, en un ciclo más restringido, a las cuatro fases solares que son las cuatro estaciones del año), lo que coincide exactamente con las designaciones de las dos puertas que acabamos de recordar: la "puerta de los hombres" es la que da acceso al pitr-yâna, y la "puerta de los dioses" es la que da acceso al deva-yâna; deben, pues, situarse respectivamente en el inicio de las dos fases correspondientes, o sea la primera en el solsticio de verano y la segunda en el solsticio de invierno. Solo que, en este caso, no se trata propiamente de una entrada y una salida, sino de dos salidas diferentes: esto se debe a que el punto de vista es otro que el referente de modo especial al papel iniciático de la caverna, bien que en perfecta conciliaciòn con éste. En efecto, la "caverna còsmica" está considerada aquí como el lugar de manifestaciòn del ser: después de haberse manifestado en ella en cierto estado, por ejemplo en el estado humano, dicho ser, según el grado espiritual al que haya llegado, saldrá por una u otra de las dos puertas; en un caso, el del pítr-yâna, deberá volver a otro estado de manifestaciòn, lo que estará representado, naturalmente, por una nueva entrada en la "caverna còsmica" considerada así; al contrarío, en el otro caso, el del deva-yâna, no hay ya retorno al mundo manifestado. Así, una de las dos puertas es a la vez una entrada y una salida, mientras que la otra es una salida definitiva; pero, en lo que concierne a la iniciaciòn, esta salida definitiva es precisamente la meta final, de modo que el ser, que ha entrado por la "puerta de los hombres", debe salir, si ha alcanzado efectivamente esa meta, por la "puerta de los dioses" (La "puerta de los dioses" no puede ser una entrada sino en el caso de descenso voluntario, al mundo manifestado, sea de un ser ya "liberado", sea de un ser que representa la expresiòn directa de un principio "supracòsmico". [Sobre este punto, ver Initiation et réalisation spitituelle, cap. XXXII: "Réalisation ascendante et descendante"]. Pero es evidente que esos casos excepcionales no entran en los procesos "normales" que aquí encaramos. Haremos notar solo que se puede comprender fácilmente así la razòn por la cual el nacimiento del Avatâra se considera como ocurrido en la época del solsticio de invierno, época que es la de la fiesta de Navidad en la tradiciòn cristiana). 424 SFCS LAS PUERTAS SOLSTICIALES
Ante todo, para evitar ciertos equívocos sobre la situaciòn respectiva de esas dos puertas, ha de recordarse lo que hemos dicho sobre la aplicaciòn del "sentido inverso" según se las encare con respecto al orden terrestre o al orden celeste: la puerta solsticial de invierno, o el signo de Capricornio, corresponde al norte en el año, pero al sur en cuanto al curso del sol en el cielo; análogamente, la puerta solsticial de verano, o el signo de Cáncer, corresponde al sur en el año, y al norte en cuanto al curso del sol. Por eso, mientras que el movimiento "ascendente" del sol va del sur al norte y su movimiento "descendente" del norte al sur, el período "ascendente" del año debe considerarse, al contrario, como dirigido del norte al sur, y su período "descendente" como dirigido del sur al norte, según ya lo hemos dicho con anterioridad. Precisamente con relaciòn a este último punto de vista, en el simbolismo védico la puerta del deva-loka está situada hacia el norte y la del pitr-loka hacia el sur, sin que haya en ello, pese a las apariencias, contradicciòn ninguna con lo que encontraremos en lo siguiente respecto de otros lugares. 431 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Dicho esto, volvamos a Proclo   y a Porfirio  : "Ambos autores concuerdan en atribuir a Numenio la determinaciòn de los puntos extremos del cielo: el tròpico de invierno, bajo el signo de Capricornio, y el tròpico de verano, bajo el de Cáncer, y en definir, evidentemente siguiendo a Numenio y según los ’teòlogos’ que éste cita y que le han servido de guías, Cáncer y Capricornio como las dos puertas del cielo. Sea para descender a la generaciòn, sea para remontarse a Dios, las almas debían, pues, necesariamente franquear una de ellas". Por "puntos extremos del cielo", expresiòn algo demasiado elíptica para ser perfectamente clara de por sí, debe entenderse aquí, naturalmente, los puntos extremos alcanzados por el sol en su curso anual, en los que en cierto modo se detiene, de donde el nombre de "solsticios"; y a estos puntos solsticiales corresponden las dos "puertas del cielo", lo que representa exactamente la doctrina tradicional que ya conocíamos. Según lo hemos indicado en otro lugar ( "Quelques aspects du symbolisme du poisson" [aquí. cap. XXII: "Algunos aspectos del simbolismo del pez"]), esos dos puntos estaban simbolizados a veces, por ejemplo bajo el trípode délfico y a los pies de los caballos del carro solar, por el pulpo y el delfín, que representan respectivamente a Cáncer y Capricornio. Va de suyo, por lo demás, que los autores de que se trata no han podido atribuir a Numenio la determinaciòn misma de los puntos solsticiales, que fueron conocidos de todo tiempo; simplemente se han referido a él como a uno de los que habían hablado antes de ellos sobre esos puntos, así como Numenio mismo se había referido a su vez a otros "teòlogos". 433 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Dicho esto, volvamos a Proclo y a Porfirio: "Ambos autores concuerdan en atribuir a Numenio la determinaciòn de los puntos extremos del cielo: el tròpico de invierno, bajo el signo de Capricornio, y el tròpico de verano, bajo el de Cáncer, y en definir, evidentemente siguiendo a Numenio y según los ’teòlogos’ que éste cita y que le han servido de guías, Cáncer y Capricornio como las dos puertas del cielo. Sea para descender a la generaciòn, sea para remontarse a Dios, las almas debían, pues, necesariamente franquear una de ellas". Por "puntos extremos del cielo", expresiòn algo demasiado elíptica para ser perfectamente clara de por sí, debe entenderse aquí, naturalmente, los puntos extremos alcanzados por el sol en su curso anual, en los que en cierto modo se detiene, de donde el nombre de "solsticios"; y a estos puntos solsticiales corresponden las dos "puertas del cielo", lo que representa exactamente la doctrina tradicional que ya conocíamos. Según lo hemos indicado en otro lugar ( "Quelques aspects du symbolisme du poisson" [aquí. cap. XXII: "Algunos aspectos del simbolismo del pez"]), esos dos puntos estaban simbolizados a veces, por ejemplo bajo el trípode délfico y a los pies de los caballos del carro solar, por el pulpo y el delfín, que representan respectivamente a Cáncer y Capricornio. Va de suyo, por lo demás, que los autores de que se trata no han podido atribuir a Numenio la determinaciòn misma de los puntos solsticiales, que fueron conocidos de todo tiempo; simplemente se han referido a él como a uno de los que habían hablado antes de ellos sobre esos puntos, así como Numenio mismo se había referido a su vez a otros "teòlogos". 433 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Dicho esto, volvamos a Proclo y a Porfirio: "Ambos autores concuerdan en atribuir a Numenio la determinaciòn de los puntos extremos del cielo: el tròpico de invierno, bajo el signo de Capricornio, y el tròpico de verano, bajo el de Cáncer, y en definir, evidentemente siguiendo a Numenio y según los ’teòlogos’ que éste cita y que le han servido de guías, Cáncer y Capricornio como las dos puertas del cielo. Sea para descender a la generaciòn, sea para remontarse a Dios, las almas debían, pues, necesariamente franquear una de ellas". Por "puntos extremos del cielo", expresiòn algo demasiado elíptica para ser perfectamente clara de por sí, debe entenderse aquí, naturalmente, los puntos extremos alcanzados por el sol en su curso anual, en los que en cierto modo se detiene, de donde el nombre de "solsticios"; y a estos puntos solsticiales corresponden las dos "puertas del cielo", lo que representa exactamente la doctrina tradicional que ya conocíamos. Según lo hemos indicado en otro lugar ( "Quelques aspects du symbolisme du poisson" [aquí. cap. XXII: "Algunos aspectos del simbolismo del pez"]), esos dos puntos estaban simbolizados a veces, por ejemplo bajo el trípode délfico y a los pies de los caballos del carro solar, por el pulpo y el delfín, que representan respectivamente a Cáncer y Capricornio. Va de suyo, por lo demás, que los autores de que se trata no han podido atribuir a Numenio la determinaciòn misma de los puntos solsticiales, que fueron conocidos de todo tiempo; simplemente se han referido a él como a uno de los que habían hablado antes de ellos sobre esos puntos, así como Numenio mismo se había referido a su vez a otros "teòlogos". 433 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Se trata luego de precisar el papel propio de cada una de ambas puertas, y aquí aparecerá la confusiòn: "Según Proclo, Numenio las habría especializado estrictamente: por la puerta de Cáncer, la caída de las almas en tierra; por la de Capricornio, el ascenso de las almas al éter. En Porfirio, al contrario, solo se dice que Cáncer está en el norte y es favorable para el descenso, y Capricornio está a mediodía y es favorable para el ascenso: de modo que, en vez de estar estrictamente sujetas a un ’sentido único’, las almas habrían conservado, tanto a la ida como al retorno, cierta libertad de circulaciòn". El final de esta cita no expresa, a decir verdad, sino una interpretaciòn cuya responsabilidad conviene dejar íntegramente al señor Carcopino; no vemos en absoluto en qué lo que dice Porfirio sería "contrario" a lo que dice Proclo; está formulado quizás de modo un tanto más vago, pero parece en realidad significar en el fondo la misma cosa: lo que es "favorable" al descenso o al ascenso debe entenderse sin duda como lo que lo hace respectivamente posible, pues no es nada verosímil que Porfirio haya querido dejar subsistir una especie de indeterminaciòn, lo cual, siendo incompatible con el carácter riguroso de la ciencia tradicional, en todo caso no constituiría sino una prueba de su pura y simple ignorancia personal sobre ese punto. Como quiera que fuere, es claro que Numenio no ha hecho sino repetir, sobre el papel de ambas puertas, la enseñanza tradicional conocida; por otra parte, si, como lo indica Porfirio, ubica Cáncer al norte y Capricornio al mediodía, ello se debe a que se refiere a la situaciòn de esos puntos en el cielo; por lo demás, esto se encuentra netamente indicado por el hecho de que, en el contexto anterior, se habla de los "tròpicos", que no pueden tener otra significaciòn que aquélla, y no de los "solsticios", que, al contrario, se referirían más directamente al ciclo anual; por eso la situaciòn aquí enunciada es inversa con respecto a la que da el simbolismo védico, sin establecer empero ninguna diferencia real, pues son dos puntos de vista igualmente legítimos y en perfecta concordancia una vez que se ha comprendido su mutua relaciòn. 434 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Se trata luego de precisar el papel propio de cada una de ambas puertas, y aquí aparecerá la confusiòn: "Según Proclo, Numenio las habría especializado estrictamente: por la puerta de Cáncer, la caída de las almas en tierra; por la de Capricornio, el ascenso de las almas al éter. En Porfirio, al contrario, solo se dice que Cáncer está en el norte y es favorable para el descenso, y Capricornio está a mediodía y es favorable para el ascenso: de modo que, en vez de estar estrictamente sujetas a un ’sentido único’, las almas habrían conservado, tanto a la ida como al retorno, cierta libertad de circulaciòn". El final de esta cita no expresa, a decir verdad, sino una interpretaciòn cuya responsabilidad conviene dejar íntegramente al señor Carcopino; no vemos en absoluto en qué lo que dice Porfirio sería "contrario" a lo que dice Proclo; está formulado quizás de modo un tanto más vago, pero parece en realidad significar en el fondo la misma cosa: lo que es "favorable" al descenso o al ascenso debe entenderse sin duda como lo que lo hace respectivamente posible, pues no es nada verosímil que Porfirio haya querido dejar subsistir una especie de indeterminaciòn, lo cual, siendo incompatible con el carácter riguroso de la ciencia tradicional, en todo caso no constituiría sino una prueba de su pura y simple ignorancia personal sobre ese punto. Como quiera que fuere, es claro que Numenio no ha hecho sino repetir, sobre el papel de ambas puertas, la enseñanza tradicional conocida; por otra parte, si, como lo indica Porfirio, ubica Cáncer al norte y Capricornio al mediodía, ello se debe a que se refiere a la situaciòn de esos puntos en el cielo; por lo demás, esto se encuentra netamente indicado por el hecho de que, en el contexto anterior, se habla de los "tròpicos", que no pueden tener otra significaciòn que aquélla, y no de los "solsticios", que, al contrario, se referirían más directamente al ciclo anual; por eso la situaciòn aquí enunciada es inversa con respecto a la que da el simbolismo védico, sin establecer empero ninguna diferencia real, pues son dos puntos de vista igualmente legítimos y en perfecta concordancia una vez que se ha comprendido su mutua relaciòn. 434 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Se trata luego de precisar el papel propio de cada una de ambas puertas, y aquí aparecerá la confusiòn: "Según Proclo, Numenio las habría especializado estrictamente: por la puerta de Cáncer, la caída de las almas en tierra; por la de Capricornio, el ascenso de las almas al éter. En Porfirio, al contrario, solo se dice que Cáncer está en el norte y es favorable para el descenso, y Capricornio está a mediodía y es favorable para el ascenso: de modo que, en vez de estar estrictamente sujetas a un ’sentido único’, las almas habrían conservado, tanto a la ida como al retorno, cierta libertad de circulaciòn". El final de esta cita no expresa, a decir verdad, sino una interpretaciòn cuya responsabilidad conviene dejar íntegramente al señor Carcopino; no vemos en absoluto en qué lo que dice Porfirio sería "contrario" a lo que dice Proclo; está formulado quizás de modo un tanto más vago, pero parece en realidad significar en el fondo la misma cosa: lo que es "favorable" al descenso o al ascenso debe entenderse sin duda como lo que lo hace respectivamente posible, pues no es nada verosímil que Porfirio haya querido dejar subsistir una especie de indeterminaciòn, lo cual, siendo incompatible con el carácter riguroso de la ciencia tradicional, en todo caso no constituiría sino una prueba de su pura y simple ignorancia personal sobre ese punto. Como quiera que fuere, es claro que Numenio no ha hecho sino repetir, sobre el papel de ambas puertas, la enseñanza tradicional conocida; por otra parte, si, como lo indica Porfirio, ubica Cáncer al norte y Capricornio al mediodía, ello se debe a que se refiere a la situaciòn de esos puntos en el cielo; por lo demás, esto se encuentra netamente indicado por el hecho de que, en el contexto anterior, se habla de los "tròpicos", que no pueden tener otra significaciòn que aquélla, y no de los "solsticios", que, al contrario, se referirían más directamente al ciclo anual; por eso la situaciòn aquí enunciada es inversa con respecto a la que da el simbolismo védico, sin establecer empero ninguna diferencia real, pues son dos puntos de vista igualmente legítimos y en perfecta concordancia una vez que se ha comprendido su mutua relaciòn. 434 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Hemos de ver ahora algo mucho más extraordinario todavía: el señor Carcopino continúa, diciendo que "es difícil, en ausencia del original, extraer de esas alusiones divergentes" —pero que, debemos agregar por nuestra parte, no son divergentes sino en el pensamiento de este autor— "la verdadera doctrina de Numenio", la cual, como hemos visto, no es en absoluto su doctrina propia, sino solamente la enseñanza repetida por él, y esto es, por otra parte, más importante y digno de interés; "pero del contexto de Porfirio resulta que, incluso expuesta en su forma más elástica" —como si pudiese haber "elasticidad" en una cuestiòn perteneciente a un conocimiento exacto—, "estaría en contradicciòn con las de algunos de sus predecesores, y en especial con el sistema que los pitagòricos más antiguos habían fundamentado en su interpretaciòn de los versos de la Odisea donde Homero   describe la gruta de Ítaca", es decir, ese "antro de las Ninfas", que no es sino una de las figuraciones de la "caverna còsmica" a que nos hemos referido con anterioridad. "Homero, señala Porfirio, no se ha limitado a decir que esa gruta tenía dos puertas. Ha especificado que una estaba vuelta hacia el lado del norte y la otra, más divina, hacia el lado del mediodía, y que se descendía por la puerta del norte. Pero no ha indicado si por la puerta de mediodía se podía descender. Dice solamente: es la entrada de los dioses. Jamás el hombre toma el camino de los inmortales". Suponemos que éste ha de ser el texto mismo de Porfirio, y no vemos en él la contradicciòn anunciada; pero he aquí ahora el comentario del señor Carcopino: "En términos de esta exégesis, se perciben, en ese compendio del universo que es el antro de las Ninfas, las dos puertas que se yerguen hacia los cielos y por las cuales pasan las almas, y, a la inversa del lenguaje que Proclo atribuye a Numenio, la del norte, Capricornio, fue reservada originariamente a la salida de las almas, y la del mediodía, Cáncer, por consiguiente, es la que se asignò al retorno de las almas a Dios." 435 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Ahora que hemos terminado la cita, podemos darnos cuenta fácilmente de que la pretendida contradicciòn, también en este caso, no existe sino en la mente del señor Carcopino; en efecto, en la última frase hay un error manifiesto, e incluso un doble error, que parece verdaderamente inexplicable. En primer lugar, la menciòn de Capricornio y Cáncer está introducida por iniciativa propia del señor Carcopino; Homero, según Porfírio, designa solamente las dos puertas por su situaciòn respectiva al norte y al mediodía, sin indicar los signos zodiacales correspondientes; pero, puesto que precisa que la puerta "divina" es la del mediodía, ha de concluirse que ésta corresponde para él a Capricornio, lo mismo que para Numenio, es decir que él también ubica esas puertas según su situaciòn en el cielo, lo cual parece haber sido, pues, de modo general, el punto de vista dominante en toda la tradiciòn griega, inclusive antes del pitagorismo. Además, la "salida del cosmos" y el "retorno a Dios" de las almas no son propiamente sino una sola y misma cosa, de modo que el señor Carcopino atribuye, al parecer sin darse cuenta, el mismo papel a las dos puertas; muy al contrario, Homero dice que por la puerta del norte se efectúa el "descenso", es decir, la entrada en la "caverna còsmica", o, en otros términos, en el mundo de la generaciòn o de la manifestaciòn individual. En cuanto a la puerta del mediodía, es la "salida del cosmos", y, por consiguiente, a través de ella se efectúa el "ascenso" de los seres en vías de liberaciòn; Homero no dice expresamente si se puede también descender por esta puerta, pero ello no es necesario, ya que, al designarla como la entrada de los dioses", indica suficientemente cuáles son los "descensos" excepcionales que se efectúan por ella, conforme a lo que hemos explicado en nuestro estudio anterior. Por último, ya se encare la situaciòn de las dos puertas con respecto al curso del sol en el cielo, como en la tradiciòn griega, ya con respecto a las estaciones en el ciclo anual terrestre, como en la tradiciòn hindú, siempre Cáncer es la "puerta de los hombres" y Capricornio la "puerta de los dioses"; no puede haber variaciòn ninguna acerca de esto y, en efecto, no hay ninguna; solo la incomprensiòn de los "eruditos" modernos cree descubrir, en los diversos intérpretes de las doctrinas tradicionales, divergencias y contradicciones inexistentes. 436 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Ahora que hemos terminado la cita, podemos darnos cuenta fácilmente de que la pretendida contradicciòn, también en este caso, no existe sino en la mente del señor Carcopino; en efecto, en la última frase hay un error manifiesto, e incluso un doble error, que parece verdaderamente inexplicable. En primer lugar, la menciòn de Capricornio y Cáncer está introducida por iniciativa propia del señor Carcopino; Homero, según Porfírio, designa solamente las dos puertas por su situaciòn respectiva al norte y al mediodía, sin indicar los signos zodiacales correspondientes; pero, puesto que precisa que la puerta "divina" es la del mediodía, ha de concluirse que ésta corresponde para él a Capricornio, lo mismo que para Numenio, es decir que él también ubica esas puertas según su situaciòn en el cielo, lo cual parece haber sido, pues, de modo general, el punto de vista dominante en toda la tradiciòn griega, inclusive antes del pitagorismo. Además, la "salida del cosmos" y el "retorno a Dios" de las almas no son propiamente sino una sola y misma cosa, de modo que el señor Carcopino atribuye, al parecer sin darse cuenta, el mismo papel a las dos puertas; muy al contrario, Homero dice que por la puerta del norte se efectúa el "descenso", es decir, la entrada en la "caverna còsmica", o, en otros términos, en el mundo de la generaciòn o de la manifestaciòn individual. En cuanto a la puerta del mediodía, es la "salida del cosmos", y, por consiguiente, a través de ella se efectúa el "ascenso" de los seres en vías de liberaciòn; Homero no dice expresamente si se puede también descender por esta puerta, pero ello no es necesario, ya que, al designarla como la entrada de los dioses", indica suficientemente cuáles son los "descensos" excepcionales que se efectúan por ella, conforme a lo que hemos explicado en nuestro estudio anterior. Por último, ya se encare la situaciòn de las dos puertas con respecto al curso del sol en el cielo, como en la tradiciòn griega, ya con respecto a las estaciones en el ciclo anual terrestre, como en la tradiciòn hindú, siempre Cáncer es la "puerta de los hombres" y Capricornio la "puerta de los dioses"; no puede haber variaciòn ninguna acerca de esto y, en efecto, no hay ninguna; solo la incomprensiòn de los "eruditos" modernos cree descubrir, en los diversos intérpretes de las doctrinas tradicionales, divergencias y contradicciones inexistentes. 436 SFCS EL SIMBOLISMO DEL ZODIACO ENTRE LOS PITAGORICOS
Aunque el verano sea considerado generalmente como una estaciòn alegre y el invierno como una triste, por el hecho de que el primero representa en cierto modo el triunfo de la luz y el segundo el de la oscuridad, los dos solsticios correspondientes tienen sin embargo, en realidad, un carácter exactamente opuesto al indicado; puede parecer que hay en ello una paradoja harto extraña, y empero es muy fácil comprender que sea así desde que se posee algún conocimiento sobre los datos tradicionales acerca del curso del ciclo anual. En efecto, lo que ha alcanzado su máximo no puede ya sino decrecer, y lo que ha llegado a su mínimo no puede, al contrario, sino comenzar a acrecerse en seguida (Esta idea se encuentra, particularmente, expresada varias veces y en formas diversas en el Tao-te King; se la refiere más en especial, en la tradiciòn extremo-oriental, a las vicisitudes del yin y el yang); por eso el solsticio de verano señala el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente; y esto explica también, desde el punto de vista de su significaciòn còsmica, estas palabras de San Juan Bautista, cuyo nacimiento coincide con el solsticio estival: "Él (Cristo, nacido en el solsticio de invierno) conviene que crezca, y yo que disminuya" (San Juan, III, 30). Sabido es que, en la tradiciòn hindú, la fase ascendente se pone en relaciòn con el deva-yâna, y la fase descendente con el pitr-yâna; por consiguiente, en el Zodiaco, el signo de Cáncer, correspondiente al solsticio de verano, es la "puerta de los hombres", que da acceso al pitr-yâna, y el signo de Capricornio, correspondiente al solsticio de invierno, es la "puerta de los dioses", que da acceso al deva-yâna. En realidad, el período "alegre", es decir, benéfico y favorable, es la mitad ascendente del ciclo anual, y su período "triste", es decir, maléfico o desfavorable, es su mitad descendente; y el mismo carácter pertenece, naturalmente, a la puerta solsticial que abre cada uno de los dos períodos en que se encuentra dividido el año por el sentido mismo del curso solar. 448 SFCS ACERCA DE LOS DOS SAN JUAN
Efectivamente, a este paso "a través del Sol" se refiere más propiamente el simbolismo del ladrillo superior, puesto que, como decíamos corresponde al "ojo" del domo o del "techo còsmico" (y recordaremos a este respecto que el sol se designa también como "Ojo del Mundo"), es decir, a la abertura por donde se cumple (y, en efecto, no puede cumplirse sino "por lo alto") la salida del cosmos, estando éste, con los diversos mundos que encierra, representado por el conjunto del edificio en el simbolismo arquitectònico. La correspondencia de esa abertura superior es el Brahma-randhra en el ser humano, vale decir el orificio situado en la coronilla, por el cual la arteria sutil axial sushumnâ está en continuidad constante con el "rayo solar" llamado análogamente sushumna, el cual no es sino el sûtrâtmâ considerado en su relaciòn particular con este ser; así, el ladrillo superior puede ser asimilado también al cráneo del "Hombre còsmico", si se adopta un simbolismo "antropomòrfico" para representar el conjunto del cosmos. Por otra parte, en el simbolismo zodiacal, esa misma abertura corresponde a Capricornio, que es la "puerta de los dioses" y está referido al deva-yâna, en el cual se cumple el paso "más allá del Sol"; mientras que Cáncer es la "puerta de los hombres" y está referido al pitr-yâna, por el cual el ser no sale del cosmos (Ver "Les portes solsticiales" [aquí, cap. XXXV: "Las puertas solsticiales"] y "Le Symbolisme du Zodiaque chez les pythagoriciens" [aquí, cap. XXXVI: "El simbolismo del Zodiaco entre los pitagòricos"]); y puede decirse además que esas dos "puertas solsticiales" corresponden, para los seres que pasan por una u otra, a los casos en que la "puerta solar" está, respectivamente, abierta o cerrada. Como lo señala Coomaraswamy, los dos yâna, que están puestos así en relaciòn con las dos mitades del ciclo anual, se refieren al norte y al sur en cuanto el movimiento aparente del sol es, por una parte, un ascenso hacia el norte partiendo de Capricornio, y por otra un descenso hacia el sur partiendo de Cáncer. 618 SFCS IANUA CAELI
Efectivamente, a este paso "a través del Sol" se refiere más propiamente el simbolismo del ladrillo superior, puesto que, como decíamos corresponde al "ojo" del domo o del "techo còsmico" (y recordaremos a este respecto que el sol se designa también como "Ojo del Mundo"), es decir, a la abertura por donde se cumple (y, en efecto, no puede cumplirse sino "por lo alto") la salida del cosmos, estando éste, con los diversos mundos que encierra, representado por el conjunto del edificio en el simbolismo arquitectònico. La correspondencia de esa abertura superior es el Brahma-randhra en el ser humano, vale decir el orificio situado en la coronilla, por el cual la arteria sutil axial sushumnâ está en continuidad constante con el "rayo solar" llamado análogamente sushumna, el cual no es sino el sûtrâtmâ considerado en su relaciòn particular con este ser; así, el ladrillo superior puede ser asimilado también al cráneo del "Hombre còsmico", si se adopta un simbolismo "antropomòrfico" para representar el conjunto del cosmos. Por otra parte, en el simbolismo zodiacal, esa misma abertura corresponde a Capricornio, que es la "puerta de los dioses" y está referido al deva-yâna, en el cual se cumple el paso "más allá del Sol"; mientras que Cáncer es la "puerta de los hombres" y está referido al pitr-yâna, por el cual el ser no sale del cosmos (Ver "Les portes solsticiales" [aquí, cap. XXXV: "Las puertas solsticiales"] y "Le Symbolisme du Zodiaque chez les pythagoriciens" [aquí, cap. XXXVI: "El simbolismo del Zodiaco entre los pitagòricos"]); y puede decirse además que esas dos "puertas solsticiales" corresponden, para los seres que pasan por una u otra, a los casos en que la "puerta solar" está, respectivamente, abierta o cerrada. Como lo señala Coomaraswamy, los dos yâna, que están puestos así en relaciòn con las dos mitades del ciclo anual, se refieren al norte y al sur en cuanto el movimiento aparente del sol es, por una parte, un ascenso hacia el norte partiendo de Capricornio, y por otra un descenso hacia el sur partiendo de Cáncer. 618 SFCS IANUA CAELI