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Obras: Aristóteles

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Por muchas razones, que intentaré explicar, será mucho más difícil exponer el Vedânta que exponer el punto de vista de un «pensador» moderno, o inclusive de un pensador tal como Platón o Aristóteles. Ni el inglés vernáculo moderno ni el lenguaje filosófico o psicológico moderno nos proporcionan un vocabulario adecuado, ni la educación moderna nos proporciona tampoco el trasfondo ideológico que sería esencial para una comunicación fácil. Tendré que hacer uso de un lenguaje puramente simbólico, abstracto y técnico, como si estuviera hablando en términos de altas matemáticas; puede recordarse que Emile Mâle habla del simbolismo cristiano como de un «cálculo». Hay esta ventaja: el tema que vamos a comunicar y los símbolos que vamos a emplear no son más peculiarmente indios que peculiarmente griegos o islámicos, egipcios o cristianos. 12 METAFÍSICA: El VEDÂNTA Y La Tradición Occidental

No debemos confundir tal falta de «interés» con lo que nosotros entendemos por «apatía» y la inercia que suponemos que debe ser la consecuencia de una tal ataraxia. Todo lo que «apatía» implica realmente es una independencia de la motivación placer-dolor; no excluye la noción de una actividad kata physin, sino solo la de una actividad compelida por condiciones que no son de nuestra propia elección. La apatía es equilibrio espiritual y una liberación de la sentimentalidad. Todos nosotros somos conscientes todavía de que un estadista desinteresado será un gobernante mejor que el que tiene «intereses» suyos propios que promover; la «tiranía es la monarquía que gobierna en interés del monarca» (Aristóteles, Política III.5). El buen actor es aquel para quien «la obra es todo», no el que ve en ella una oportunidad de exhibirse. El médico llama a otro médico para que opere a un miembro de su familia, debido a que el extraño estará menos «interesado» en el destino de su esposa o hijo y por lo tanto mejor capacitado para jugar su partida con la muerte. «Es contrario a la naturaleza de las artes buscar el bien de algo prescindiendo de su objeto» (Platón, República   342BC). 356 METAFÍSICA: JUEGO Y SERIEDAD

En lo que concierne al alcance de todos estos paralelos sobre la validez de la doctrina y exégesis cristiana: desde el punto de vista hindú, la consecuencia natural de la comparación será evocar la consideración, «La doctrina cristiana, juzgada por los modelos védicos, es también ortodoxa». Podría esperarse, y a priori debería esperarse, el reconocimiento inverso, de que «la doctrina védica, juzgada por las normas cristianas, es también ortodoxa», pero dada la asumición cristiana, no solo de un conocimiento de la verdad (lo cual puede concederse libremente), sino también de una posesión exclusiva de este conocimiento (tal como los hindúes ni pretenden para sí mismos ni conceden a ningún otro), todo lo que puede predicarse, por el momento, es una aceptación de los datos védicos en tanto que «argumentos extrínsecos y probables» (Summa Theologica   I.1.8 ad 2), de la misma manera que Santo Tomás mismo hizo uso, de hecho, de Aristóteles, y de la misma manera que San Jerónimo, al tratar de la superioridad del estado de virginidad al estado de casado (Adversus Jovinianum I.42), invocó efectivamente la doctrina de los «Gimnosofistas de la India, entre quienes se transmite el dogma de que el Buddha, el cabeza de su enseñanza, nació de una virgen por su costado». 555 METAFÍSICA: LA DOCTRINA TÁNTRICA DE LA BIUNIDAD DIVINA

Es ciertamente también el kalyânattâ, mahattâ ? no el pâpattâ, appâtumo ? el que se entiende por attâ en Samyutta Nikâya I.75 (= Udâna 47) que, siguiendo a Brhadâranyaka Upanishad   II.4, IV.5 y IV.3.21 (âtmakâma), alaba al attakâmo, un término que puede traducirse por «amador de sí mismo» solo si se comprende que ha sido excluido todo lo que «no es mi sí mismo» (na me so attâ ). Es en este sentido también como «un hombre, por caridad, debe amarse a sí mismo más de lo que ama a toda otra persona? más que a su prójimo» (Summa Theologica II-II.26.4); y similarmente Hermes, Lib. IV.6b, «ámate a ti mismo, si quieres tener sabiduría»; cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco IX.8, sobre los dos significados del «amor de sí mismo». Como observa Escoto Erígena   (Hermes, II.145), «El hombre a quien el hermetista describe como "amándose a sí mismo" corresponde al spoudaios de Aristóteles, que? demuestra ser philautos en el sentido de que busca to kalon (= kalyânam) para sí mismo? (y) desarrolla eso que es mejor y más elevado en sí mismo por la meditación religiosa» (es decir, jhâna). 655 METAFÍSICA: ALGUNAS PALABRAS PÂLI

Incidentalmente, hemos visto ya que a los poderes del alma, ya se les designe como Soplos, o ya se les designe de otro modo, se les llama «dioses» (deva, devatâ ), aunque aquí podría ser más inteligible, en tanto que estos poderes son los súbditos de Dios y enviados por Él a Sus misiones, traducir por «ángeles»; pues éstos no son los «múltiples dioses» de un «politeísmo» (si es que una cosa tal ha existido alguna vez o alguna parte), sino las delegaciones y extensiones del poder de un único Dios. Sin embargo, con esta reserva continuaremos empleando la traducción usual de deva y devatâ por «dios» o «divinidad». Ahora ya debemos estar en posición de comprender la afirmación de Atharva Veda   Samhitâ XI.8.18b, «habiendo hecho de él su casa mortal, los dioses [ángeles] habitaron el hombre» (grham krtvâ martyam devâh purusham âvisan), y la de Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.14.2, «todos estos dioses están en mí», y Shatapatha Brâhmana IX.2.1.15 (cf. Vâjasaneyi Samhitâ XVII.14), donde ellos no están ni en el cielo ni en la tierra, sino en los seres animados (prâninah). Estos dioses, como están dentro de vosotros (adhyâtmam), son la voz, la visión, la mente, el oído, pero, in divinis (adhidevatam), son manifiestamente el Fuego, el Sol, la Luna y los Cuadrantes. «Todo lo que ellos no me dan, eso no está en mi poder» (Aitareya Âranyaka II.1.5; cf. Vâjasaneyi Samhitâ XVII.15. Entran en el hombre en conformidad a sus estaciones (yathâyatanam = yathâkarma, Brhadâranyaka Upanishad I.5.21), al mandato del Sí mismo: el Fuego, deviniendo la Voz, entra en la boca; los Cuadrantes, deviniendo la escucha entran en los oídos; el Sol, deviniendo la visión, entra en los ojos; las Plantas, deviniendo los cabellos, entran en la piel; la Luna, deviniendo la mente, entra en el corazón; las Aguas, deviniendo la simiente, entran en el pene. El hambre y la sed se distribuyen a todas estas deidades, como compañeros, participando en todo lo que obtienen (Aitareya Âranyaka II.4.2). Es precisamente esta hambre y esta sed lo que distingue el juicio animal (abhijñâna) del de la Persona dotada de presciencia (prajñâna), puesto que el primero sólo conoce el hoy, y el segundo el mañana (Aitareya Âranyaka II.3.2): los contactos con lo cuantitativo (mâtrâ-sparsâh) son la fuente del placer y del dolor (sukha-duhkha), y solo la Persona a quien éstos no distraen (na vy-athayanti, «no dominan», de la raíz obsoleta ath), que permanece el «mismo» bajo ambas condiciones, es apto para participar en la inmortalidad (amrtattvâya, Bhagavad Gîtâ II.31 = athanixein, Aristóteles, Ética a Nicómaco X.7.1077b.31 = el s’eternar de Dante  , Inferno XV.85), que es la meta hacia la que apunta toda nuestra psicología tradicional y que, por consiguiente, como se ha dicho tan acertadamente, es «el objetivo supremo de la educación humana». 811 METAFÍSICA: Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología

Esta psicología profunda se deriva toda directamente de Platón, principalmente de Leyes 644E, 645A. La doctrina de Platón del alma irracional y mortal (con sus partes mejor y peor) y su distinción del Alma racional e inmortal es, por supuesto, idéntica a la distinción india de nuestro sí mismo pasible y «su Sí mismo inmortal y Duque». Estos dos moran juntos en la casa o ciudad del cuerpo, o viajan en uno y el mismo vehículo corporal; y entonces surge la cuestión de quién lo controlará. En la figura de la marioneta Platón habla del hombre como literalmente «dis-traído» por sus pasiones. Dice que estos afectos en nosotros (tauta ta pathe en emin) nos empujan acá y allá (anthelkousi), y siendo contrarios unos a otros (allelais enantiai, como en Aristóteles, De anima III.10.433b.5) lo hacen en direcciones contrarias, ya sea hacia el bien o ya sea hacia el mal, según pueda ser el caso. Pero hay «un sagrado hilo de la Razón, un hilo conductor, un hilo de oro, a saber, la Ley común del cuerpo político, y a este hilo debemos agarrarnos siempre y cooperar con él, para que el tipo de oro dentro de nosotros pueda vencer a los demás tipos». La doctrina de Aristóteles es la misma, aunque no usa el «mito» de la marioneta: la moción implica siempre una elección de algún tipo, pero la elección puede hacerse de acuerdo con la Razón (logismos), o puede estar determinada por las Pasiones (epithymia); y en este último caso (el del etto eauton de Platón, República 431B, 440b, etc.) la moción resultante será irracional. La Mente (de la mente) es siempre recta; pero el apetito y las imágenes mentales (phantasia = samkalpa o rupa) pueden ser rectos o errados (De anima III.10.433a.22 sig.). 815 METAFÍSICA: Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología

Solo si predicamos en «Sócrates  » una propiedad auténticamente constante, algo «absoluto», «es» implicará una esencia verdadera. Sin embargo, en este caso tendremos que preguntar, ¿Qué entendemos nosotros ahora por «Sócrates»? nosotros no podemos estar refiriéndonos a este hombre, Fulano, sujeto a la vejez. Si decimos que «Sócrates es infalible», entonces estamos atribuyendo un ser a «Sócrates», debido a que la infalibilidad no es un atributo susceptible de más o de menos sino, como la «perfección», sin grado, y por lo tanto inmutable. Esto será aún más evidente, quizás, si decimos que «Sócrates es inmortal»; pues esto equivale a decir «eterno, inmortal y auto-mismado» (ousautos, Fedón   79D), y significará necesariamente que estamos refiriéndonos a un «Sócrates» que jamás ha nacido. Ambas proposiciones son como el «nous jamás yerra» de Aristóteles (De anima III.10.433a). 915 METAFÍSICA: ¿«Sócrates Es Viejo» Implica que «Sócrates Es»?