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Schuon Arvore Bem Mal

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Frithjof Schuon   — A Árvore Primordial
A ÁRVORE DO BEM E DO MAL
Pero, ¿qué significa en el Génesis la idea de que el conocimiento del Bien y del Mal es un privilegio de Dios? Esto significa que sólo Dios puede querer todo lo que Él quiere, porque sólo Dios es el Soberano Bien y, por este hecho, Él no puede querer más que el bien [1]; sólo el absoluto Bien tiene derecho a la absoluta Libertad, sólo Él la posee, lo que equivale a decir que la posee por definición. ¿En qué sentido el pecado de la primera pareja humana fue una usurpación de un privilegio divino? En el sentido de que esta pareja, al comer el fruto prohibido, actuó como si este fruto fuera el Soberano Bien, a quien toda posibilidad le es ontológicamente permitida; es decir, que Adán y Eva atribuyeron a lo relativo los derechos de lo Absoluto. Positivamente, el árbol de la ciencia del Bien y del Mal es la Omniposibilidad en cuanto Libertad divina; negativa o restrictivamente, es esta Posibilidad en cuanto, desplegándose en la Existencia, es decir, hacia lo bajo, si se quiere, se aleja necesariamente de la Fuente divina.

En este último aspecto, el árbol de la distinción del Bien y del Mal indica la maya «impura», la que desciende, dispersa y, al mismo tiempo, espesa y vuelve pesado; es la Posibilidad cósmica, pero en su aspecto inferior y centrífugo. Del mismo modo, no es una sinrazón que este árbol sea la sede de la serpiente instigadora de la caída: la serpiente representa en efecto, según su simbolismo negativo, el modo luciferino y tenebroso de la tendencia demiúrgica; debía pues encontrarse en el Paraíso primordial a título de virtualidad del mal, puesto que el Edén se sitúa en efecto sobre la vía de la expansión cosmogónica. En cambio, el Jardín celestial se sitúa sobre la vía del retorno y prefigura a su manera la Apocatástasis; la tendencia centrífuga se encuentra aquí por consiguiente neutralizada, es estática y no dinámica; opera las limitaciones existenciales en el seno de la Beatitud, pero no puede romper el marco de ésta. El Paraíso terrenal estaba situado en la dimensión corruptible; el Paraíso celestial, en cambio, está más allá de esta dimensión, es relativo sin ser inestable, vive de la luz incorruptible que ofrece la proximidad de Dios. El Paraíso descendente está como suspendido de la libertad humana, mientras que el Paraíso ascendente está fundado sólo sobre la Gracia divina.





[1Ashari lo comprendió bien, pero lo expresó mal — y lo llevó al absurdo -, al sostener que una injusticia por parte de Dios, si fuese posible, sería justicia.