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SC: caída

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Agregaremos todavía una precisión que es de las más importantes: es que el "Hombre Universal" no existe más que virtualmente y en cierto modo negativamente, a la manera de un arquetipo ideal, mientras la realización efectiva del ser total no le ha dado la existencia actual y positiva; y eso es verdadero para todo ser, cualquiera que sea, considerado como efectuando o debiendo efectuar una tal realización [NA: En un cierto sentido, estos dos estados negativo y positivo del "Hombre Universal" corresponden respectivamente, en el lenguaje de la tradición judeocristiana, al estado preliminar a la "caída" y al estado consecutivo a la "redención"; por consiguiente, bajo este punto de vista, son los dos Adam de los que habla San Pablo   (1a Epístola a los Corintios, XV), lo que muestra al mismo tiempo la relación del "Hombre Universal" con el "Logos" (cf. Autoridad espiritual y poder temporal  , pág. 98, ed. francesa).]. Por lo demás, para disipar todo malentendido, decimos que una tal manera de hablar, que presenta como sucesivo lo que es esencialmente simultáneo en sí, no es válida sino en tanto que uno se coloca en el punto de vista especial de un estado de manifestación del ser, estado que se toma como punto de partida de la realización. Por otra parte, es evidente que expresiones como las de "existencia negativa" y de "existencia positiva" no deben tomarse al pie de la letra, allí donde la noción misma de "existencia" no se aplica propiamente más que en una cierta medida y hasta un cierto punto; pero las imperfecciones que son inherentes al lenguaje, por el hecho mismo de que está ligado a las condiciones del estado humano e incluso más particularmente a las de su modalidad corporal y terrestre, necesitan frecuentemente el empleo, con algunas precauciones, de "imágenes verbales" de este género, sin las cuales sería enteramente imposible hacerse comprender, sobre todo en lenguas tan poco adaptadas a la expresión de las verdades metafísicas como lo son las lenguas occidentales. EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ   II

En el punto central, todas las distinciones inherentes a los puntos de vista exteriores están rebasadas; todas las oposiciones han desaparecido y se han resuelto en un perfecto equilibrio. "En el estado primordial, estas oposiciones no existían. Todas se derivan de la diversificación de los seres (inherente a la manifestación y contingente como ella), y de sus contactos causados por la rotación universal (Es decir, por la rotación de la "rueda cósmica" alrededor de su eje.). Cesarían, si la diversidad y el movimiento cesaran. Cesan de inmediato de afectar al ser que ha reducido su yo distinto y su movimiento particular a casi nada (Esta reducción del "yo distinto", que finalmente desaparece reabsorbiéndose en un punto único, es la misma cosa que el "vacío" que hemos tratado más atrás; es también El-fanâ del esoterismo islámico  . Es por lo demás evidente, según el simbolismo de la rueda, que el "movimiento" de un ser es tanto más reducido cuanto más cerca del centro está ese ser.). Este ser ya no entra en conflicto con ningún ser, porque está establecido en el infinito, borrado de lo indefinido (La primera de estas dos expresiones se refiere a la "personalidad", y la segunda a la "individualidad".). Ha llegado y está en el punto de partida de las transformaciones, punto neutro donde no hay conflictos. Por concentración de su naturaleza, por alimentación de su espíritu vital, por reunión de todas sus potencias, se ha unido al principio de todas las génesis. Al estar su naturaleza entera (totalizada sintéticamente en la unidad principial), al estar su espíritu vital intacto, ningún ser podría dañarle" (Tchoang-tseu  , cap. XIX. - La última frase se refiere todavía a las condiciones del "estado primordial": es lo que la tradición judeocristiana designa como la inmortalidad del hombre antes de la "caída", inmortalidad recobrada por aquel que, vuelto al "Centro del Mundo", se alimenta en el "Árbol de la Vida".). EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ VII

Por lo demás, la naturaleza dual del "Árbol de la Ciencia" no se le aparece a Adam más que en el momento mismo de la "caída", puesto que es entonces cuando deviene "conocedor del bien y del mal" [NA: Génesis, III, 22. - Cuando sus "ojos se abrieron", Adam y Eva se cubrieron de hojas de higuera (ibid., III, 7); esto hay que relacionarlo con el hecho de que, en la tradición hindú, el "Árbol del Mundo" es representado por la higuera, y también con el papel que desempeña este mismo árbol en el Evangelio.]. Es entonces también cuando se aleja del centro que es el lugar de la unidad primera, a la cual corresponde el "Árbol de la Vida"; y es precisamente "para guardar el camino del Árbol de la Vida" que los Kerubim (los "tetramorfos" que sintetizan en ellos el cuaternario de las potencias elementales), armados de la espada flamígera, son colocados a la entrada del Eden (Génesis, III, 24.). Este centro ha devenido inaccesible para el hombre "caído", que ha perdido el "sentido de la eternidad", que es también el "sentido de la unidad" (ver El Rey del Mundo, cap. V.); volver al centro, por la restauración del "estado primordial", y alcanzar el "Árbol de la Vida", es redescubrir ese "sentido de la eternidad". EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

Por otra parte, se sabe que la cruz misma de Cristo se identifica simbólicamente al "Árbol de la Vida" (lignum vitae), lo que se comprende por lo demás muy fácilmente; pero, según una "leyenda de la Cruz" que tenía curso en la Edad Media, ésta habría sido hecha de la madera del "Árbol de la Ciencia", de suerte que éste, después de haber sido el instrumento de la "caída", habría devenido así el instrumento de la "redención". Vemos que aquí se expresa la conexión de estas dos ideas de "caída" y de "redención", que son en cierto modo inversas la una de la otra, y hay en esto como una alusión al restablecimiento del orden primordial [NA: Hay que aproximar este simbolismo a lo que San Pablo dice de los dos Adam (1a Epístola a los Corintios, XV), a lo cual ya hemos hecho alusión más atrás. La figuración del cráneo de Adam al pie de la cruz, en relación con la leyenda según la cual habría sido enterrado en el Gólgota mismo (cuyo nombre significa "cráneo"), no es más que otra expresión simbólica de la misma relación.]; en este nuevo papel, el "Árbol de la Ciencia" se asimila en cierto modo al "Árbol de la Vida", puesto que la dualidad se reintegra efectivamente en la unidad [NA: Hay que destacar que la cruz, bajo su forma ordinaria, se encuentra en los jeroglíficos egipcios con el sentido de "salvación" (por ejemplo, en el nombre de Ptolomeo Soter). Este signo es claramente distinto de la "cruz ansada" (ankh), que, de su lado, expresa la idea de "vida", y que por lo demás fue empleada frecuentemente como símbolo por los cristianos de los primeros siglos. Uno puede preguntarse si el primero de estos dos jeroglíficos no tendría una cierta relación con la figuración del "Árbol de la Vida", lo que ligaría estas dos formas diferentes de la cruz, puesto que su significación sería así en parte idéntica; y, en todo caso, hay entre las ideas de "salvación" y de "vida" una conexión evidente.]. EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX