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SCS: Centro supremo

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Debemos añadir ahora que el simbolismo de la "Tierra Santa" tiene un doble sentido: ya se refiera al Centro supremo o a un centro subordinado, representa no solo a este centro mismo sino también, por una asociación por lo demás muy natural, a la tradición que de él emana o que en él se conserva, es decir, en el primer caso, a la tradición primordial, y en el segundo, a determinada forma de tradición particular (Analógicamente, desde el punto de vista cosmogónico el "Centro del Mundo" es el punto original de donde se profiere el Verbo creador, que es también el Verbo mismo). Este doble sentido se encuentra análogamente, y de modo muy neto, en el simbolismo del "Santo Graal", que es a la vez un vaso (grasale) y un libro (gradale o graduale); este último aspecto designa manifiestamente la tradición, mientras que el primero concierne más directamente al estado correspondiente a la posesión efectiva de esa tradición, vale decir al "estado edénico", si se trata de la tradición primordial; y quien ha llegado a tal estado está, por eso mismo, reintegrado al Pardés, de suerte que puede decirse que su morada se encuentra en adelante en el "Centro del Mundo" (Importa recordar, a este propósito, que en todas las tradiciones los lugares simbolizan esencialmente estados. Por otra parte, haremos notar que hay un parentesco evidente entre el simbolismo del vaso o la copa y el de la fuente, de que hemos tratado más arriba: se ha visto también que, entre los egipcios. el vaso era el jeroglífico del corazón, centro vital del ser. Recordemos, por último, lo que ya hemos señalado en otras ocasiones con referencia al vino como sustituto del soma védico y como símbolo de la doctrina oculta; en todo ello, con una u otra forma, se trata siempre del elixir de inmortalidad" y de la restauración del "estado primordial") 170 SFCS   LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

Esto no significa, empero, que todo vínculo haya sido cortado de una vez por todas; durante bastante tiempo pudieron haberse mantenido relaciones en cierta medida, pero solo de una manera oculta, por intermedio de organizaciones como la Fede Santa o los "Fieles de Amor", como la "Massenie del Santo Graal", y sin duda muchas otras, todas herederas del espíritu de la Orden del Temple, y en su mayoría vinculadas con ella por una filiación más o menos directa. Aquellos que conservaron vivo este espíritu y que inspiraron tales organizaciones sin constituirse nunca ellos mismos en ninguna agrupación definida, fueron aquellos a quienes se llamó, con un nombre esencialmente simbólico, los Rosacruces; pero llegó un día en que los Rosacruces mismos debieron abandonar Occidente, donde las condiciones se habían hecho tales que su acción no podía ejercerse ya, y, se dice, se retiraron entonces a Asia, reabsorbidos en cierto modo hacia el Centro supremo, del cual eran como una emanación. Para el mundo occidental, ya no hay "Tierra Santa" que guardar, puesto que el camino que a ella conduce se ha perdido ya enteramente; ¿cuánto tiempo todavía durará esta situación, y cabe siquiera esperar que la comunicación pueda ser restablecida tarde o temprano? Es ésta una pregunta a la cual no nos corresponde dar respuesta; aparte de que no queremos arriesgar ninguna predicción, la solución no depende sino de Occidente mismo, pues solo retornando a condiciones normales y recobrando el espíritu de su tradición, si le queda aún la posibilidad, podrá ver abrirse de nuevo la vía que conduce al "Centro del Mundo". 179 SFCS LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

Ahora, lo que importa señalar, para vincular estas consideraciones con las que hemos expuesto anteriormente, es esto: por ese "séptimo rayo" está vinculado directamente al sol el "corazón" de todo ser particular; él es, pues, el "rayo solar" por excelencia, el sushumna por el cual esa conexión se establece de modo constante e invariable (Ver L’Homme et son devenir selon le Vêdânta, cap. XX); y él es también el sûtrâtmâ [’hilo del Âtmâ’] que une todos los estados del ser entre sí y con su centro total (A esto se refiere, en la tradición islámica, uno de los sentidos de la palabra es-sirr, literalmente, ’el secreto’, empleada para designar lo que hay de más central en todo ser, y a la vez su relación directa con el "Centro supremo", ello en razón de ese carácter de "incomunicabilidad" a que acabamos de aludir). Para quien ha retornado al centro de su propio ser, ese "séptimo rayo" coincide necesariamente con el "Eje del Mundo", y del tal se dice que para él "el Sol se levanta siempre en el cenit y se pone en el nadir" (Chhândogya-Upânishad, Prapàthaka 3º Khanda 8º çruti 10). Así, aunque el "Eje del Mundo" no sea actualmente ese "séptimo rayo" para un ser cualquiera situado en tal o cual punto particular de la circunferencia, lo es siempre, empero, virtualmente, en el sentido de que tiene la posibilidad de identificarse con él por medio de ese retorno al centro, cualquiera sea, por otra parte, el estado de existencia en que ese retorno se efectúe. Podría decirse también que ese "séptimo rayo" es el único "Eje" verdaderamente inmutable, el único que, desde.el punto de vista universal, pueda designarse verdaderamente con ese nombre, y que todo "eje" particular, relativo a una situación contingente, no es realmente "eje" sino en virtud de esa posibilidad de identificación con él; y esto es, en definitiva, lo que da toda su significación a cualquier representación simbólicamente localizada del "Eje del Mundo", por ejemplo aquella que hemos considerado antes en la estructura de los edificios construidos según reglas tradicionales, y en especial de aquellos que están coronados por un techo en forma de cúpula, pues precisamente a este tema de la cúpula o el domo debemos volver ahora. 475 SFCS LA PUERTA ESTRECHA