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SC: Árbol de la Ciencia del bien y del mal

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

En el Paraíso terrestre, no había sólo el "Árbol de la Vida"; hay otro que desempeña un papel no menos importante e incluso más generalmente conocido: es el "Árbol de la Ciencia del bien y del mal" (Sobre el simbolismo vegetal en relación con el "Paraíso terrestre", ver El Esoterismo de Dante  , cap. IX.). Las relaciones entre estos dos árboles son muy misteriosas: el relato bíblico, inmediatamente después de haber designado el "Árbol de la Vida" como estando "en el medio del Jardín", nombra el "Árbol de la Ciencia del bien y del mal" (Génesis, II, 9.); más adelante, se dice que este último estaba igualmente "en el medio del jardín" (Génesis, III, 3.); y finalmente Adam, después de haber comido el fruto del "Árbol de la Ciencia", no habría tenido más que "extender su mano" para tomar también del fruto del "Árbol de la Vida" (Génesis, III, 22.). En el segundo de estos tres pasajes, la prohibición hecha por Dios se refiere incluso únicamente al "árbol que está en el medio del Jardín", y no se especifica de otra manera; pero, remitiéndose al otro pasaje donde esta prohibición ya se ha enunciado (Génesis, II, 17.), se ve que es evidentemente del "Árbol de la Ciencia del bien y del mal" del que se trata en este caso. Es sin duda en razón del lazo que esta proximidad establece entre los dos árboles por lo que están estrechamente unidos en el simbolismo, hasta tal punto que algunos árboles emblemáticos presentan rasgos que evocan al uno y al otro a la vez; pero queda explicar en qué consiste este lazo en realidad. 107 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ   IX

La naturaleza del "Árbol de la Ciencia del bien y del mal", como su nombre mismo lo indica, puede caracterizarse por la dualidad, puesto que encontramos en esta designación dos términos que no son siquiera complementarios, sino verdaderamente opuestos, y de los cuales se puede decir, en suma, que toda su razón de ser reside en esta oposición, ya que, cuando ésta se rebasa, ya no podría tratarse ni de bien ni de mal; no puede ser lo mismo para el "Árbol de la Vida", cuya función de "Eje del Mundo" implica antes al contrario esencialmente la unidad. Por consiguiente, cuando nos encontramos en un árbol emblemático una imagen de la dualidad, parece bien que fuera menester ver ahí una alusión al "Árbol de la Ciencia", mientras que, bajo otros aspectos, el símbolo considerado sería incontestablemente una figura del "Árbol de la Vida". Ello es así, por ejemplo, para el "árbol sefirótico" de la Qabbalah   hebraica, que es expresamente designado como el "Árbol de la Vida", y donde, sin embargo, la "columna de derecha" y la "columna de izquierda" ofrecen la figura de la dualidad; pero entre las dos está la "columna del medio", donde se equilibran las dos tendencias opuestas, y donde se encuentra así la unidad verdadera del "Árbol de la Vida" (Sobre el "árbol sefirótico", ver El Rey del Mundo, cap. III. — Del mismo modo, en el simbolismo medieval, el "árbol de los vivos y de los muertos", cuyos frutos de ambos lados representan respectivamente las obras buenas y malas, se emparenta claramente con el "Árbol de la Ciencia del bien y del mal"; y al mismo tiempo su tronco, que es Cristo mismo, se identifica al "Árbol de la Vida".). 108 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

Por lo demás, la naturaleza dual del "Árbol de la Ciencia" no se le aparece a Adam más que en el momento mismo de la "caída", puesto que es entonces cuando deviene "conocedor del bien y del mal" [NA: Génesis, III, 22. — Cuando sus "ojos se abrieron", Adam y Eva se cubrieron de hojas de higuera (ibid., III, 7); esto hay que relacionarlo con el hecho de que, en la tradición hindú, el "Árbol del Mundo" es representado por la higuera, y también con el papel que desempeña este mismo árbol en el Evangelio.]. Es entonces también cuando se aleja del centro que es el lugar de la unidad primera, a la cual corresponde el "Árbol de la Vida"; y es precisamente "para guardar el camino del Árbol de la Vida" que los Kerubim (los "tetramorfos" que sintetizan en ellos el cuaternario de las potencias elementales), armados de la espada flamígera, son colocados a la entrada del Eden (Génesis, III, 24.). Este centro ha devenido inaccesible para el hombre "caído", que ha perdido el "sentido de la eternidad", que es también el "sentido de la unidad" (ver El Rey del Mundo, cap. V.); volver al centro, por la restauración del "estado primordial", y alcanzar el "Árbol de la Vida", es redescubrir ese "sentido de la eternidad". 109 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

Por otra parte, se sabe que la cruz misma de Cristo se identifica simbólicamente al "Árbol de la Vida" (lignum vitae), lo que se comprende por lo demás muy fácilmente; pero, según una "leyenda de la Cruz" que tenía curso en la Edad Media, ésta habría sido hecha de la madera del "Árbol de la Ciencia", de suerte que éste, después de haber sido el instrumento de la "caída", habría devenido así el instrumento de la "redención". Vemos que aquí se expresa la conexión de estas dos ideas de "caída" y de "redención", que son en cierto modo inversas la una de la otra, y hay en esto como una alusión al restablecimiento del orden primordial [NA: Hay que aproximar este simbolismo a lo que San Pablo   dice de los dos Adam (1ª Epístola a los Corintios, XV), a lo cual ya hemos hecho alusión más atrás. La figuración del cráneo de Adam al pie de la cruz, en relación con la leyenda según la cual habría sido enterrado en el Gólgota mismo (cuyo nombre significa "cráneo"), no es más que otra expresión simbólica de la misma relación.]; en este nuevo papel, el "Árbol de la Ciencia" se asimila en cierto modo al "Árbol de la Vida", puesto que la dualidad se reintegra efectivamente en la unidad [NA: Hay que destacar que la cruz, bajo su forma ordinaria, se encuentra en los jeroglíficos egipcios con el sentido de "salvación" (por ejemplo, en el nombre de Ptolomeo Soter). Este signo es claramente distinto de la "cruz ansada" (ankh), que, de su lado, expresa la idea de "vida", y que por lo demás fue empleada frecuentemente como símbolo por los cristianos de los primeros siglos. Uno puede preguntarse si el primero de estos dos jeroglíficos no tendría una cierta relación con la figuración del "Árbol de la Vida", lo que ligaría estas dos formas diferentes de la cruz, puesto que su significación sería así en parte idéntica; y, en todo caso, hay entre las ideas de "salvación" y de "vida" una conexión evidente.]. 110 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

Esto puede hacer pensar igualmente en la "serpiente de bronce" elevada por Moisés en el desierto (Números, XXI.), y que se sabe que es también un símbolo de la "redención", de suerte que la pértiga sobre la que estaba colocada equivale a este respecto a la cruz y recuerda igualmente el "Árbol de la Vida" (El bastón de Esculapio tiene una significación similar; en el caduceo de Hermes, se tienen las dos serpientes en oposición, lo que corresponde a la doble significación del símbolo.). Sin embargo, la serpiente se asocia más habitualmente al "Árbol de la Ciencia"; pero es que entonces se considera bajo su aspecto maléfico, y ya hemos hecho observar en otras partes que, como muchos otros símbolos, la serpiente tiene dos significaciones opuestas (Ver El Rey del Mundo, cap. III.). Es menester no confundir la serpiente que representa la vida y la que representa la muerte, la serpiente que es un símbolo de Cristo y la que es un símbolo de Satán (y eso, incluso cuando se encuentren tan estrechamente unidas como en la curiosa figuración de la "anfibena" o serpiente de dos cabezas); y se podría decir que la relación de estos dos aspectos contrarios, no deja de presentar una cierta similitud con la de los papeles que representan respectivamente el "Árbol de la Vida" y el "Árbol de la Ciencia" [NA: La serpiente enrollada alrededor del árbol (o del bastón que es uno de sus equivalentes) es un símbolo que se encuentra en la mayoría de las tradiciones; veremos más adelante cual es su significación desde el punto de vista de la representación geométrica del ser y de sus estados.]. 111 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

Hemos visto hace un momento que un árbol que ostenta una forma ternaria, como el "árbol sefirótico", puede sintetizar en él, en cierto modo, las naturalezas del "Árbol de la Vida" y del "Árbol de la Ciencia", como si éstos se encontraran reunidos en uno solo, puesto que aquí el ternario es descomponible en la unidad y la dualidad de las cuales es la suma (En un pasaje de la Astrée de Honoré d’Urfé, se trata de un árbol de tres troncos, según una tradición que parece ser de origen   druídico. ). En lugar de un árbol único, se puede tener también, con la misma significación, un conjunto de tres árboles unidos por sus raíces, donde el del medio es el "Árbol de la Vida", y donde los otros dos corresponden a la dualidad del "Árbol de la Ciencia". Se encuentra algo comparable en la figuración de la cruz de Cristo entre otras dos cruces, las del buen y del mal ladrón: éstos están colocados respectivamente a la derecha y a la izquierda de Cristo crucificado como los elegidos y los condenados estarán a la derecha y a la izquierda de Cristo triunfante en el "Juicio final"; y, al mismo tiempo que representan evidentemente el bien y el mal, corresponden también, en relación a Cristo, a la "Misericordia" y al "Rigor", los atributos característicos de las dos columnas laterales del "árbol sefirótico". La cruz de Cristo ocupa siempre el lugar central que pertenece propiamente al "Árbol de la Vida"; y, cuando está colocada entre el sol y la luna, como se ve en la mayoría de las antiguas figuraciones, es todavía la misma cosa: ella es entonces verdaderamente el "Eje del Mundo" [NA: Este identificación de la cruz con el "Eje del Mundo" se encuentra enunciada expresamente en la divisa de los cartujos: "Stat Crux dum volvitur orbis".— Cf. el símbolo del "globo del mundo", donde la cruz, coronando el polo, tiene igualmente el lugar del eje (ver El esoterismo de Dante  , cap. VIII).]. 112 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ IX

La serpiente se encuentra enrollada, no solo alrededor del árbol, sino también alrededor de diversos otros símbolos del "Eje del Mundo" [NA: Se encuentra concretamente alrededor del omphalos, así como de algunas figuraciones del "Huevo del Mundo" (ver El Rey del Mundo, cap. IX); hemos señalado a este propósito la conexión que existe generalmente entre los símbolos del árbol, de la piedra, del huevo y de la serpiente; esto daría lugar a consideraciones interesantes, pero que nos llevarían demasiado lejos.], y particularmente alrededor de la montaña, como se ve, en la tradición hindú, o en el simbolismo del "batimiento de la mar" (Este relato simbólico se encuentra en el Râmâyana.). Aquí, la serpiente Shêsha o Ananta, que representa la indefinidad de la Existencia universal, está enrollada alrededor del Mêru, que es la "montaña polar" (Ver El Rey del Mundo, cap. IX.), y es tirada en sentidos contrarios por los Dêvas y los Asuras, que corresponden respectivamente a los estados superiores e inferiores en relación al estado humano; se tendrán entonces los dos aspectos benéfico y maléfico, según que se considere la serpiente del lado de los Dêvas o del lado de los Asuras [NA: Se pueden referir también estos dos aspectos a las dos significaciones opuestas que presenta el término Asura mismo según la manera en la que se le descomponga: asu-ra, "que da la vida"; a-sura, "no-luminoso". Es solo en este último sentido como los Asuras se oponen a los Dêvas, cuyo nombre expresa la luminosidad de las esferas celestes; en el otro sentido, por el contrario, se identifican en realidad a ellos (de donde viene la aplicación que se hace de esta denominación de Asuras, en algunos textos Vêdicos, a Mitra y a Varuna); es menester prestar mucha atención a esta doble significación para resolver las apariencias de contradicciones a las que puede dar nacimiento. — Si se aplica al encadenamiento de los ciclos el simbolismo de la sucesión temporal, se comprende sin esfuerzo por qué se dice que los asuras son anteriores a los Devas. Es al menos curioso destacar que en el simbolismo del Génesis hebraico, la creación de los vegetales antes de la de los astros o "luminarias" puede ser vinculada a esta anterioridad; en efecto, según la tradición hindú, el vegetal procede de la naturaleza de los Asuras, es decir, de los estados inferiores en relación al estado humano, mientras que los cuerpos celestes representan naturalmente los Devas, es decir, los estados superiores. Agregamos también, a este respecto, que el desarrollo de la "esencia vegetativa" en el Edem, es el desarrollo de los gérmenes provenientes del ciclo antecedente, lo que corresponde todavía al mismo simbolismo.]; por otra parte, si se interpreta la significación de éstos en términos de "bien" y de "mal", se tiene una correspondencia evidente con los dos lados opuestos del "Árbol de la Ciencia" y de los demás símbolos de los que hemos hablado precedentemente (En el simbolismo temporal, se tiene también una analogía con las dos caras de Janus, en tanto que una de éstas se considera como vuelta hacia el porvenir y la otra hacia el pasado. Quizás podremos algún día, en otro estudio, mostrar, de una manera más explícita de lo que hasta aquí hemos podido hacerlo, el lazo profundo que existe entre todos estos símbolos de las diferentes formas tradicionales.). 273 EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ XXV