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Perenialistas Microcosmo

sexta-feira 29 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

PERENIALISTAS — MICROCOSMO

René Guénon: O HOMEM E OS TRÊS MUNDOS

Não precisamos falar de novo longamente da analogia constitutiva entre o "macrocosmos" e o "microcosmos", sobre a qual já nos explicamos de modo suficiente em outros estudos. O que é preciso sobretudo reter aqui disso tudo é que um ser como o homem, enquanto "microcosmos", deve necessariamente participar dos "três mundos" e ter em si elementos que lhes correspondam respectivamente. E, de fato, a mesma divisão geral ternária lhe é igualmente aplicável: ele pertence, pelo espírito, ao domínio da manifestação informal, pela alma, ao da manifestação sutil e, pelo corpo, ao da manifestação grosseira. Voltaremos ao assunto mais adiante com alguns desenvolvimentos, pois trata-se de uma oportunidade de mostrar, de maneira mais precisa, as relações entre diferentes ternários que estão entre os mais importantes que se possa ter que considerar. É, além do mais, o homem, e com isso deve-se entender sobretudo o "homem verdadeiro" ou plenamente realizado, que, mais que qualquer outro ser, é verdadeiramente o "microcosmos", e isso ainda em virtude de sua situação "central", que o torna como que uma imagem, ou melhor, uma "soma" (no sentido latino dessa palavra) de todo o conjunto da manifestação, sua natureza, como dizíamos antes, sintetizando em si mesmo a de todos os outros seres, de modo que não se pode encontrar nada na manifestação que não tenha no homem correspondência e representação. Não se trata aí de um simples modo de falar, mais ou menos "metafórico", como os modernos são muito facilmente levados a crer, mas de fato a expressão de uma verdade rigorosa, na qual se fundamenta uma parte considerável das ciências tradicionais. Aí reside principalmente a explicação das correlações existentes, da maneira mais "positiva", entre as modificações da ordem humana e as da ordem cósmica, e nas quais a tradição extremo-oriental insiste talvez mais ainda que qualquer outra para tirar delas praticamente todas as aplicações que comportam.

SPIRITUS ANIMA CORPUS

Naturalmente, estas precisiones, que acabamos de formular a propósito de la constitución del «macrocosmo», se aplican también en lo que concierne al espíritu y al alma en el «microcosmo»; únicamente el cuerpo no puede ser considerado nunca, hablando propiamente, como un «principio», porque, al ser la conclusión y el término final de la manifestación (esto, bien entendido, por lo que se refiere a nuestro mundo o a nuestro grado de existencia), no es más que «producto» y no puede devenir «productor» bajo ninguna relación. Por este carácter, el cuerpo expresa, tan completamente como es posible en el orden manifestado, la pasividad substancial; pero, al mismo tiempo, por eso mismo se diferencia también, de la manera más evidente, de la Substancia misma, que concurre en tanto que principio «maternal» a la producción de la manifestación. A este respecto, se puede decir que el ternario del espíritu, del alma y del cuerpo está constituido de manera muy diferente que los ternarios formados de dos términos complementarios y en cierto modo simétricos y de un producto que ocupa entre ellos una situación intermediaria; en este caso (y también, no hay que decirlo, en el caso del Tribhuvana al que corresponde exactamente), los dos primeros términos se sitúan del mismo lado en relación al tercero, y, si éste puede considerarse en suma también como su producto, ellos no desempeñan ya en esta producción un papel simétrico: el cuerpo tiene en el alma su principio inmediato, pero no procede del espíritu más que indirectamente y por la intermediación del alma. Es solo cuando se considera el ser como enteramente constituido, y por consiguiente desde el punto de vista que hemos llamado «estático», cuando, viendo en el espíritu su aspecto «esencial» y en el cuerpo su aspecto «substancial», se puede encontrar bajo esta relación una simetría, ya no entre los dos primeros términos del ternario, sino entre el primero y el último; el alma es entonces, bajo la misma relación, intermediaria entre el espíritu y el cuerpo (y es lo que justifica su designación como principio «mediador», designación que hemos indicado precedentemente), pero por ello no permanece menos, como segundo término, forzosamente anterior al tercero [1], y, por consiguiente, no podría ser considerada de ninguna manera como un producto o una resultante de los dos términos extremos.

También puede plantearse otra cuestión: ¿cómo es que, a pesar de la falta de simetría que acabamos de indicar entre ellos, el espíritu y el alma se toman a veces no obstante de una cierta manera como complementarios, siendo considerado el espíritu entonces generalmente como principio masculino y el alma como principio femenino? Es que, siendo el espíritu lo que, en la manifestación, está más cerca del polo esencial, el alma se encuentra, relativamente a él, del lado substancial; así, si se toma el uno en relación a la otra, el espíritu es yang y el alma es yin, y es por eso por lo que frecuentemente son simbolizados respectivamente por el Sol y por la Luna, lo que, por lo demás, puede justificarse también más completamente diciendo que el espíritu es la luz emanada directamente del Principio, mientras que el alma no presenta más que una reflexión de esta luz. Además, el mundo «intermediario», que se puede llamar también el dominio «anímico», es propiamente el medio donde se elaboran las formas, lo que, en suma, constituye efectivamente un papel «substancial» o «maternal»; y esta elaboración se opera bajo la acción o más bien bajo la influencia del espíritu, que tiene así, a este respecto, un papel «esencial» o «paternal»; por lo demás, entiéndase bien que en eso no se trata, para el espíritu, más que de una «acción de presencia», a imitación de la actividad «no actuante» del Cielo [2].

Frithjof Schuon  : O ESOTERISMO COMO PRINCÍPIO E COMO VIA

O homem é, por definição, um cosmo total, embora reduzido, expresso pelo próprio termo "microcosmo". O espírito deve dominar os poderes passionais da alma e neutralizar os elementos tenebrosos, a fim de que o microcosmo realize a perfeição do macrocosmo.
A Revelação é uma Intelecção no macrocosmo, enquanto a Intelecção é uma Revelação no microcosmo.
Não há nada no macrocosmo que não derive do metacosmo e que não seja reencontrado no microcosmo.
No microcosmo humano, a dualidade manifesta-se pela dupla função do coração, simultaneamente Intelecto e Amor, este em relação ao Infinito e aquele ao Absoluto.
O símbolo natural da trindade é a tridimensionalidade do espaço: interpretadas em conexão com o microcosmo humano, a altura evoca a inteligência; a largura, o sentimento; e a profundidade, a vontade.
O mundo material corresponde ao inverno, o mundo vital ao outono, o mundo anímico ao verão e o mundo espiritual — angélico ou paradisíaco — à primavera; e isso tanto no microcosmo quanto no macrocosmo.
A quaternidade divina reflete-se em cada uma das três formas do microcosmo humano: inteligência, vontade, sentimento; ou consciência intelectiva, volitiva e afetiva; ou, ainda, compreensão, concentração e conformidade ou virtude.


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[1No hay que decir que es de una anterioridad lógica de lo que se trata aquí esencialmente, puesto que los tres términos se consideran por lo demás en simultaneidad como elementos constitutivos del ser.

[2Estas últimas precisiones pueden permitir comprender que, en el simbolismo hermético del grado 28 de la Masonería escocesa, el Spiritus y el Anima estén representados respectivamente por las figuras del Espíritu Santo y de la Virgen, lo que es una aplicación de orden menos universal que la que las hace corresponder a Purusha y a Prakriti como lo hemos dicho al comienzo. Por lo demás, es menester agregar que, en este caso, lo que se considera como el producto de los dos términos en cuestión no es el cuerpo, sino algo de un orden muy diferente, que es la Piedra filosofal, frecuentemente asimilada en efecto simbólicamente a Cristo; y, desde este punto de vista, su relación es todavía más estrictamente conforme a la noción del complementarismo propiamente dicho que en lo que concierne a la producción de la manifestación corporal.