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Obras: transfiguración

sexta-feira 2 de fevereiro de 2024

  

Aquella doctrina esotérica, cualquiera que sea la designación particular que se le quiera dar hasta la aparición del Rosacrucianismo propiamente dicho (si es que se encuentra necesario darle una), presentaba caracteres que permiten hacerla entrar en lo que se llama bastante generalmente el hermetismo. La historia de esta tradición hermética está íntimamente ligada a la de las Órdenes de caballería; y, en la época de que nos ocupamos, era conservada por organizaciones iniciáticas como la de la Fede Santa y de los Fieles de Amor, y también por aquella Massenie del Santo Graal de la que el historiador Henri Martin habla en estos términos (Histoire de France, t. III, pp. 398-399.), precisamente a propósito de las novelas de caballería, que son también una de las grandes manifestaciones literarias del esoterismo en la edad media: «En el Titurel, la leyenda del Grial alcanza su última y espléndida transfiguración, bajo la influencia de ideas que Wolfram (El Templario suabo Wolfram d’Eschenbach, autor de Perceval, e imitador del benedictino satírico Guyot de Provins, que él mismo designa bajo el nombre singularmente deformado de «Kyot de Provence».) parecía haber embebido en Francia, y particularmente en los Templarios del mediodía de Francia. Ya no es pues en isla de Bretaña, sino en Galia, cerca de los confines de España, donde el Grial está conservado. Un héroe llamado Titurel funda un templo para depositar en él el santo Vaso, y es el profeta Merlín quien dirige esa construcción misteriosa, iniciado como ha sido por José de Arimatea en persona en el plano del Templo por excelencia, es decir, del Templo de Salomón (Henri Martin agrega aquí en nota: «Perceval acabó por transferir el Grial y reedificar el templo en la India, y es el Prestejuan, ese jefe fantástico de una cristiandad oriental imaginaria, que heredó la guardia del Santo Vaso».). La Caballería del Grial deviene aquí la Massenie, es decir, una Franc-Masonería ascética, cuyos miembros se llaman los Templistas, y se puede entender aquí la intención de religar a un centro común, figurado por este Templo ideal, la Orden de los Templarios y las numerosa confraternidades de constructores que renovaron entonces la arquitectura de la edad media. Se entrevén en eso muchas aberturas sobre lo que se podría llamar la historia subterránea de aquellos tiempos, mucho más complejos de lo que se cree generalmente... Lo que es muy curioso y de lo que apenas si se puede dudar, es de que la Franc-Masonería moderna se remonta de escalón en escalón hasta la Massenie du Saint Graal» (Tocamos aquí un punto muy importante, pero que no podríamos tratar sin salirnos mucho de nuestro tema: hay una relación muy estrecha entre el simbolismo mismo del Grial y el «centro común» al que Henri Martin hace alusión, aunque sin que parezca suponer su realidad profunda, como tampoco comprende evidentemente lo que simboliza, en el mismo orden de ideas, la designación del Prestejuan y de su reino misterioso.). 1540 EL ESOTERISMO DE DANTE   CAPÍTULO IV

En este estado, los diferentes objetos de la manifestación, incluso los de la manifestación individual, tanto externos como internos, no son destruidos, sino que subsisten en modo principial, puesto que están unificados por eso mismo de que ya no son concebidos bajo el aspecto secundario y contingente de la distinción; vuelven a encontrarse necesariamente entre las posibilidades del "Sí mismo", y éste permanece consciente por sí mismo de todas estas posibilidades, consideradas "no distintivamente" en el Conocimiento integral, desde que es consciente de su propia permanencia en el "eterno presente" ( NA: Es esto lo que permite transponer metafísicamente la doctrina teológica de la "resurrección de los muertos", así como la concepción del "cuerpo glorioso"; éste, por lo demás, no es un cuerpo en el sentido propio de esta palabra, sino que es su "transformación" ( o su "transfiguración" ), es decir, su transposición fuera de la forma y de las demás condiciones de la existencia individual, o también, en otros términos, es la "realización" de la posibilidad permanente e inmutable de la que el cuerpo no es más que la expresión transitoria en modo manifestado. ). Si ello fuera de otro modo, y si los objetos de la manifestación no subsistieran así principialmente ( suposición que, por lo demás, es imposible en sí misma, ya que estos objetos no serían entonces más que una pura nada, que no podría existir de ninguna manera, ni siquiera en modo ilusorio ), no podría haber ningún retorno del estado de sueño profundo a los estados de sueño y de vigilia, puesto que toda manifestación formal sería irremediablemente destruida para el ser desde que ha entrado en el sueño profundo; ahora bien, antes al contrario, un tal retorno es siempre posible, y se produce efectivamente, al menos para el ser que no está actualmente "liberado", es decir, definitivamente libre de las condiciones de la existencia individual. 3284 HDV XIV