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Obras: Cristianismo

sexta-feira 2 de fevereiro de 2024

  

Esta época es la del comienzo y de la expansión del Cristianismo, que coincide, por una parte, con la dispersión del pueblo judío, y, por otra parte, con la última fase de la civilización grecolatina; y podemos pasar más rápidamente sobre estos acontecimientos, a pesar de su importancia, porque generalmente son más conocidos que aquellos de los que hemos hablado hasta aquí, y porque su sincronismo ha sido más destacado, incluso por los historiadores de miras más superficiales. También se han señalado bastante frecuentemente algunos rasgos comunes a la decadencia antigua y a la época actual; y, sin querer llevar demasiado lejos el paralelismo, se debe reconocer que hay en efecto algunas semejanzas bastante llamativas. La filosofía puramente «profana» había ganado terreno: la aparición del escepticismo por un lado, el éxito del «moralismo» estoico y epicúreo por el otro, muestran suficientemente hasta qué punto se había rebajado la intelectualidad. Al mismo tiempo, las antiguas doctrinas sagradas, que casi nadie comprendía ya, habían degenerado, por el hecho de esta incomprehensión, en «paganismo» en el verdadero sentido de esta palabra, es decir, que ya no eran más que «supersticiones», cosas que, habiendo perdido su significación profunda, se sobreviven a sí mismas únicamente por manifestaciones completamente exteriores. Hubo intentos de reacción contra esta decadencia: el helenismo mismo intentó revivificarse con la ayuda de elementos tomados a las doctrinas orientales con las que podía encontrarse en contacto; pero eso ya no era suficiente, la civilización grecolatina debía acabar, y el enderezamiento debía venir de otra parte y operarse bajo una forma diferente. Fue el Cristianismo el que cumplió esta transformación; y, anotémoslo de pasada, la comparación que se puede establecer bajo algunas relaciones entre aquel tiempo y el nuestro es quizás uno de los elementos determinantes del «mesianismo» desordenado que sale a la luz actualmente. Después del periodo turbulento de las invasiones bárbaras, necesario para acabar la destrucción del antiguo estado de cosas, se restauró un orden normal para una duración de algunos siglos; fue la edad media, tan desconocida por los modernos que son incapaces de comprender su intelectualidad, y para quienes esta época parece ciertamente mucho más extraña y lejana que la antigüedad «clásica». 1080 LA CRISIS DEL MUNDO MODERNO CAPÍTULO I

La verdad es que, en la edad media, los elementos célticos subsistentes han sido asimilados por el Cristianismo; la leyenda del «Santo Grial», con todo lo que se relaciona con ella, es, a este respecto, un ejemplo particularmente probatorio y significativo. Por lo