Schuon Intro EPV

Frithjof Schuon — Esoterismo como princípio e como via
Introdução — tópicos
-Precisões a respeito da palavra “esoterismo”
-Liberdade do homem e salvação
-Duas maneiras de ler este livro
-Porque utilizamos as terminologias sânscrita e árabe
-O que não é este livro
-Das duas fontes da certeza e da verdade
-A intelecção exige a ?
-A intelecção, em se servindo do raciocínio, se identifica com este último?


Antes que ninguna otra cosa, es preciso ponerse de acuerdo sobre el sentido de la palabra «esoterismo». Todo el mundo sabe que designa a priori doctrinas y métodos más o menos secretos porque se considera que sobrepasan las capacidades limitadas del común de los hombres. Ahora bien, lo que se trata de explicar es por qué esta perspectiva es posible e incluso necesaria, y cómo se aplica a los diversos planos de la existencia humana; todo esto partiendo de la idea de que se trata de sophia perennis y que en sí mismo es independiente de las formas particulares, puesto que constituye su esencia.

Se nos podría objetar que es contradictorio hablar en público de cosas tan precarias desde el punto de vista de la inteligibilidad; responderemos una vez más con los cabalistas que vale más que la sabiduría sea divulgada que no olvidada, haciendo abstracción de que sólo nos dirigimos a aquellos que quieran leernos y comprendernos. Vivimos una época de confusión y de sed en que las ventajas de la comunicabilidad pesan más que las de la secretividad; además, sólo las tesis esotéricas pueden satisfacer las imperiosas necesidades de causalidad que suscitan las posiciones filosóficas y científicas del mundo moderno. A esto es preciso añadir que si las doctrinas esotéricas no son aceptadas como merecen serlo, no es siempre por falta de buena voluntad; esta falta puede tener causas inexcusables o causas excusables, y en este último caso —que es a menudo cuestión de imaginación— se encuentra compensada por una actitud verdad y los derechos imprescriptibles de la inteligencia, siempre en el clima de una relación humana, o sea, vivida, con el Cielo. La idea de que los no-esoteristas carecen por definición de inteligencia, o de que los esoteristas de facto están necesariamente provistos de ella, no anida, en todo caso, en nuestro espíritu.

Como ya hemos hecho notar más de una vez en nuestras obras precedentes, parece que se hace cada vez más difícil admitir —desde el punto de vista de la ideología de «nuestro tiempo»— no solamente que tal o cual religión sea la única verdadera, sino también que haya una verdadera religión, cualquiera que ella sea; en la medida en que las esoterismo la puede hacer recuperar.

Pero es necesario que nos situemos ahora en un punto de vista mucho más general. Según algunos, ninguna «ideología» ha salvado al mundo; sin preocuparnos de las intenciones de este término, respondemos que ningún sistema espiritual, ninguna religión, ha tenido jamás este fin, porque de lo que se trata es únicamente de proporcionar a los hombres el medio de salvarse, no de salvarles a su pesar, y también de proporcionarles el medio de crear un marco favorable, o lo menos desfavorable posible, para la realización de este fin. Sólo se puede salvar a los que quieren ser salvados: los que, en primer lugar, se dan cuenta de que se están ahogando y, en segundo lugar, quieren asirse a la tabla de salvación que se les ofrece; el hombre, siendo libre, está condenado a la libertad. No son las verdades ni los métodos de liberación los que han «hecho quiebra», son los hombres convertidos en «adultos», por decirlo así; las circunstancias atenuantes —límite de los esoterismos ante ciertas experiencias, de una parte, y descubrimientos científicos, de otra, en ausencia de la capacidad de interpretarlos e integrarlos—, estas circunstancias, decíamos, no bastan para disculpar a los hombres de hacerse insensibles a evidencias innatas y siempre palpables, y de cerrarse orgullosa y puerilmente a la Misericordia. Por lo demás, la historia de una religión es siempre la historia de una lucha entre un don divino y un rechazo a aceptarlo, lo que en parte explica las exageraciones compensatorias de los santos.



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