Ananda Coomaraswamy — UMA FIGURA DE LINGUAGEM OU UMA FIGURA DE PENSAMENTO?
UMA FIGURA DE LINGUAGEM OU UMA FIGURA DE PENSAMENTO? (cont.)
RETÓRICA
Por otra parte, la «retórica», cuyo original Griego significa pericia en el discurso público, implica una teoría del arte en tanto que la expresión efectiva de las tesis expuestas. Hay una diferencia muy grande entre lo que se dice buscando el efecto, y lo que se dice o se hace para que sea efectivo, y para que como tal trabaje, o no habría merecido la pena decirlo o hacerlo. Es cierto que hay una supuesta retórica de la producción de «efectos», de la misma manera que una supuesta poesía que consiste sólo en palabras emotivas, y un tipo de pintura que es meramente espectacular; pero este tipo de elocuencia que hace uso de las figuras de lenguaje por las figuras mismas, o meramente para que el artista se exhiba, o para traicionar la verdad en los tribunales de la ley, no es propiamente una retórica, sino una sofística, o arte de la adulación. Por «retórica» nosotros entendemos, con Platón y Aristóteles, «el arte de dar efectividad a la verdad» [[Ver Charles Sears Baldwin, Medieval Rhetoric and Poetic (Nueva York, 1928), p. 3, «Un arte de hablar real que no se apoya en la verdad no existe y nunca existirá» (Fedro 260E; cf. Gorgias 463-465, 513D, 517A, 527C, Leyes, 937E).]]. Así pues, mi tesis será que si nosotros nos proponemos usar o comprender cualesquiera obras de arte (con la posible excepción de las obras contemporáneas, que pueden ser «ininteligibles» [[Ver E. F. Rothschild, The Meaning of Unintelligibility in Modern Art (Chicago, 1934), p. 98. «La maldición del cumplimiento artístico fue el cambio de lo visual como un medio de comprender lo no-visual, a lo visual como un fin en sí mismo y a la estructura abstracta de las formas físicas como la trascendencia puramente artística de lo visual… una trascendencia enormemente extraia e ininteligible para el hombre medio [léase normal]» (F. de W. Bolman, criticando a E. Kahler, Man the Measure, en Journal of Philosophy, XLI, 1944, 134-135; las bastardillas son mías).]]), debemos abandonar el término «estética», según su aplicación presente, y retornar a «retórica», la «bene dicendi scientia» de [?Quintiliano].
Aquellos para quienes el arte no es un lenguaje sino un espectáculo podrán objetar que la retórica se relaciona primariamente con la elocuencia verbal y no con la vida de las obras de arte en general. Pero yo no estoy seguro de que incluso tales objetores estuvieran realmente de acuerdo en describir sus propias obras como mudas o inelocuentes. Sea como fuere, debemos afirmar que los principios del arte no son alterados por la variedad del material en el que el artista trabaja —materiales tales como el aire vibrante en el caso de la música, o de la poesía, la carne humana en el escenario, o la piedra, el metal, o la arcilla en la arquitectura, la escultura, y la alfarería. Tampoco puede decirse de un material que es más bello que otro; ustedes no pueden hacer una espada de oro mejor que una de acero. Ciertamente, puesto que el material como tal, es relativamente sin forma, es relativamente feo. El arte implica una transformación del material, la impresión de una forma nueva en el material que había sido más o menos sin forma; y es precisamente en este sentido como a la creación del mundo, a partir de una materia completamente sin forma, se le llama una «obra de adornamiento».
Hay buenas razones para el hecho de que la teoría del arte se haya expresado generalmente en los términos de la palabra hablada (o secundariamente, escrita). En primer lugar, es «por una palabra concebida en el intelecto» como el artista, ya sea humano o divino, trabaja [[Summa Theologica I.45.6C, «Artifex autem per verbum in intellectu conceptum et per amorem suae voluntatis ad aliquid relatum, operatur; I.14.8C, «Artifex operatur per suum intellectum»; I.45.7C, «Forma artificiati est ex conceptione artificis». Ver también , Il Sententiarum I-1.1.1 ad 3 y 4, «Agens per intellectum producit per formas». La informalidad es fealdad.
ix Gorgias 503E.]]. En segundo lugar, aquellos cuyo arte propio era, como el mío, verbal, estudiaban naturalmente el arte de la expresión verbal, mientras que aquellos que trabajaban en otros materiales no eran también necesariamente expertos en la formulación «lógica». Y finalmente, el arte de hablar puede comprenderse mejor por todos, que, digamos, el arte del alfarero, debido a que todos los hombres hacen uso del lenguaje (ya sea retóricamente, para comunicar un significado, o bien sofísticamente, para exhibirse a sí mismos), mientras que son relativamente pocos los artesanos de la arcilla.