Coomaraswamy Poder Nomes

Ananda Coomaraswamy — HERMENEIA = NIRUKTA
O PODER DOS NOMES
La doctrina india ([?Brhaddevata] I.27 sigs., [?Nirukta] I.1 y 12, etc.) es igualmente que «Los nombres se derivan todos de las acciones»; en la medida en que denotan una acción en curso, los nombres son verbos, y en la medida en que alguien o algo se toma como el hacedor de la acción, son nombres. No debe pasarse por alto que el sánscrito nama no es meramente «nombre», sino «forma», «idea» y «razón eterna» [[Ver Coomaraswamy, «El Ejemplarismo Védico». Ver también René Guénon, «El Simbolismo del teatro», Le Voile d’Isis, XXXVII (1932), 69.]]. Sonido y significado (sabdartha) están inseparablemente asociados, de modo que encontramos que esta expresión se emplea como una imagen de una unión perfecta, tal como la de Shiva-sakti, esencia y naturaleza, acto y potencialidad in divinis. Los nombres son la causa de la existencia; se puede decir que en toda esencia compuesta (sattva, mmarupa), el «nombre» (nama) es la forma del «fenómeno» ([?Rupa]) en el mismo sentido en que se dice que «el alma es la forma del cuerpo». En el estado del no-ser (asat) u obscuridad (tamas), los nombres de los principios individuales son impronunciados u «ocultos» (namani guhya, apicya, etc.; [?Rigveda] passim) [[«Cuando los nombres no eran, ni ningún signo de existencia dotado de nombre» (Rumi, Divan, Oda XVII).]]; ser nombrado es proceder de la muerte a la vida. El mismo, al proceder como un nino (kumara) desde el Padre inamistoso, pide un nombre, porque es «con el nombre como uno deshace el mal» (papmanam apahanti, [?Satapatha_Brahmana] VI.1.3.9); «todos los seres, en su vía, lo que más temen de todo es que les roben sus nombres los poderes de la Muerte, que yace a la espera para robar» (krivir namani pravane musayati, [?Rigveda] V.44.4). «Es con su nombre sin-muerte (amartyena namna) como [?Indra] sobrevive a las generaciones humanas» ([?Rigveda] VI.18.7). Mientras un principio individual permanece en acto, este principio tiene un nombre; el mundo de los «nombres» es el mundo de la «vida». «Cuando un hombre muere lo que no sale de él es “el nombre”, que es “sin fin”, y puesto que lo que es “sin fin” es los Múltiples Ângeles, con ello él gana el “mundo sin fin”» (Upanixade III.2.12).

Con la enunciación de los nombres, «el poder más que humano», no solo designa correctamente las cosas existentes, sino que las dota de su ser; y el Omni-hacedor puede hacer esto porque Él es omnisciente de los nombres ocultos o titánicos de las cosas que todavía no son en sí mismas; con los nombres preconocidos de las causas mediatas, Él hace todo lo que debe hacerse, incluyendo la creación de todos los seres separados. Por ejemplo, [?Rigveda] I.155.6, «Él, con los nombres de las Cuatro (Estaciones) ha puesto en moción la rueda redonda (del Ano) que está provista de noventa radios»; X.54.4, «Tus nombres de titán, todos estos, oh Maghavan, tú, ciertamente, conoces, con los cuales has cumplido tus poderosas obras»; VIII.41.5, «[?Varuna] conoce los remotos nombres ocultos, muchas locuciones hacen que él florezca (kavya puru. pusyati), lo mismo que la luz del cielo (dyauh, aquí el Sol, pusan, savitr, como en V.81.2) hace florecer todas las especies (pusyati… rupam)». Se debe a la misma razón el que todas las palabras de poder sean eficaces —por ejemplo, [?Pancavimsa_Brahmana] VI.9.5 y VI.10.3, «Con la palabra “nace” (jatam) él “hace nacer” (jijanat). Diciendo “vive” él los vivifica para que “vivan”».

Todas las cosas, en su variedad, son producidas así por una providencia divina: «[?Varuna] conoce todas las cosas especulativamente» (visvam sa veda varuno yatha dhiya, [?Rigveda] X.11.1). De manera que las siguientes palabras del [?Rg_Veda], «Omni-hacedor, supernal veedor-en-una-única-mirada (samdrk), de quien ellos hablan como el “Uno más allá de los Siete Profetas”, que es el solo y único Denominador de los Ângeles (yo devanam namadha eka eva), a Él todas las demás cosas se vuelven a por in-formación (samprasnam)», [?Rigveda] X.82.2-3 [[Es enteramente adecuado a nosotros considerar «los nombres como las consecuencias de las cosas» (Aristóteles, según lo cita Alighieri en la Vita nuova), debido a que nuestro conocimiento de las cosas no es esencial, sino accidental; al aspirar al conocimiento esencial, los nombres son para nosotros un medio para el conocimiento y no han de confundirse con el conocimiento mismo. Pero no olvidemos que desde el punto de vista del Creador, a saber, «el poder más que humano» de Platón, que fue Primer Denominador, los nombres (las ideas) preceden a las cosas, que Él conocía antes de que ellas fueran. Poseído ya del conocimiento esencial, para Él, nombrar es lo mismo que crear; desde el punto de vista de la , «las cosas son las consecuencias de los nombres».]] debe leerse en conexión con I.72.3, donde los Ângeles, con su servicio sacrificial, «obtuvieron sus nombres de culto, formaron sus cuerpos altamente-nacidos»; en otras palabras, ser nombrado, obtener un nombre, es nacer, estar vivo. Esta creación denominativa es un acto dual: por parte del Único Denominador, la pronunciación es tan única como Él mismo; por parte de los principios individuales, este único significado, que está prenado con todos los significados, es dividido verbalmente, pues «con sus palabras ellos concibieron múltiple a quien es solo Uno» ([?Rigveda] X.114.5). Y si bien una tal partición sacrificial es una contracción e identificación en la variedad, debe entenderse que ser nombrado, aunque es indispensable para el viaje, no es la meta: «El habla (vac) es la cuerda, y los nombres son los nudos con los que están atadas todas las cosas» ([?Aranyaka] II.1.6). El fin es formalmente el mismo que el comienzo; es como uno «no alimentado ya por la forma o el aspecto (namarupadvimuktah) como el Comprehensor alcanza a la Persona celestial más allá del más allá; conociendo al [?Brahman] deviene el [?Brahman]» (Upanixade III.2.8-9). «Cuando estos ríos que corren llegan al mar, su nombre y aspecto se destruyen, y solo se habla del “mar”» (Upanixade VI.5). «El alma presa de divino descontento», como dice el Eckhart, «no puede reposar en nada que tenga nombre»; «Al sumergirse en la Divinidad, toda definición se pierde», y por esto dice también, «Senor, mi bienestar está en Tu eterno no-recuerdo de mí»; para todas estas expresiones podrían citarse innumerables paralelos de otras fuentes cristianas, así como sufis e indias.


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