Ananda Coomaraswamy — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
O DILÚVIO NA TRADIÇÃO HINDU
Oceano
Hemos visto que todo procedimiento de un estado del ser a otro, aunque formalmente es «una muerte» (punar mrtyu), desde el punto de vista védico se considera como un paso de una estación a otra de un viaje sobre el mar de la vida. Este mar sólo puede considerarse como de una superficie horizontal mientras nuestra atención está confinada a un único y mismo estado del ser; siempre que hay implícito un cambio de estado, como en los Viajes Angélico o Patriarcal, la superficie del mar de la vida se concibe necesariamente como una pendiente [[Una consideración general del simbolismo tradicional nos conduciría a identificar esta «pendiente» con el paso de una espiral que tiene por centro el eje vertical del universo; o como la de la filotaxia del Árbol de la Vida.]] o como una forma limítrofe de una sucesión de grados, que conducen hacia arriba o hacia abajo, según sea el caso, y como si procediera desde un valle a una altura y viceversa. La pendiente, subida o altura se llama pravat en contraste con nivat, descenso o profundidad. Pravat se encuentra frecuentemente en el [?Rg_Veda] y [?Atharva_Veda]. Aquí bastará notar [?Rigveda] VI.28.3, donde se dice que [?Yama] fue el primero en subir la cuesta (pravat), explorando la vía para muchos; [?Rigveda] X.10.2, donde se dice que las pendientes son en número de siete, evidentemente con referencia a los siete planos del ser, es decir, los «» y los cuatro cielos Empíreos, Mahar, Janas, [?Tapas_(Sanskrit)] y Satyam; y [?Rigveda] XVIII.4.7, donde se dice que el cruce de los vados (tirtha) de las grandes alturas es por medio de las Obras sacrificiales del meritorio. Todo esto es consistente con el Patriarcal del iluminado en la barca de la Comprehensión y con el Patriarcal de aquellos cuya barca son las Obras.
La concepción del mar de la vida como un océano y la de su «superficie» como una pendiente explica también mucha de la terminología de los viajes póstumos, y del de un Manu. Por ejemplo, el alcance del nivel de un estado del ser, un puerto de escala en el viaje, se considera como un amarre en puerto: de aquí que en [?Rigveda] XIX.39.7, donde hay una alusión incidental al Patriarcal, el bajel que viaja por el cielo está provisto de un amarre de oro (bandhana), y se encuentran nociones correspondientes en [?Satapatha_Brahmana] I.8.1.6 en el mandato a Manu, vrkse navam pratibandhisvatam, «ata la barca a un árbol»; en Mahabharata III.187.48, «ata la barca a la cima del Himalaya»; y III.187-50, nau-bandhana, «amarre de barca», que denota la cima del Himalaya, donde la barca de Manu se posó en tierra cuando descendió la inundación. De la misma manera, la concepción de una pendiente o una «subida» en contraste con una «bajada» explica el uso constante del prefijo verbal ava-, «abajo», siempre que se considera un descenso sobre el mar de la vida, como en [?Rigveda] XIX.39.8, donde se dice que para aquellos (viajeros en el devayana) que «ven la inmortalidad» no hay «ningún deslizamiento abajo», na’avaprabhramsana [[Esta palabra, nava-prabhramsana dividida, se interpretó durante un tiempo como equivalente de mu-bandhana, pero esto se ha rechazado acertadamente sobre el terreno gramatical y otros. El pasaje de [?Rigveda] no se refiere al descenso del arca de Manu, sino que es una referencia incidental a un viaje hacia arriba del devayana.]], y [?Satapatha_Brahmana] I.8.1.6, donde al descenso del arca de Manu se le llama avasarpana, con el mismo sentido de «deslizamiento hacia abajo».
El paralelo general con la tradición bíblica es muy estrecho; el relato de la creación en el Génesis corresponde a la creación en el comienzo del presente [?Kalpa_(aeon)], y el del Diluvio y Noé al del Diluvio y Manu [?Vaivasvata]. Sin embargo, Manu no se considera como tomando con él dentro del arca una esposa y parejas de criaturas según su especie; en otras palabras, el aparato de la versión hebraica a este respecto es más mecánico. Manu es un progenitor de la humanidad en el sentido en que todos los hombres son de la semilla de Manu; y como la reencarnación de los Patriarcas no es todos a la vez, sino día a día en el curso natural de los acontecimientos, no debe comprenderse que ellos descendieron en el arca de Manu literalmente, sino por el pitryana en su connotación general, y que su genealogía desde Manu, por así decir, está implícita y es por virtud seminal. Su nacimiento efectivo, día a día, se describe algo obscuramente en varios relatos del retorno en el Patriarcal, como un descenso de rasa con la lluvia, y una subsecuente evolución.
El Gotterdammerung eddaico, y la subsecuente restauración del mundo, puede representar también la tradición original de un diluvio al cierre de un período del mundo: en la Voluspa, expresiones tales como vepr oll válynd, ragna rok, verold steypesk, skelfr Yggdrasels, snysk jormongandr, himenn klofnar, seguida por Sér upp koma opro sinne jorth ór aegre ipjagroena… sás á fjalle físke veiper, y la asamblea de los Aesir, que nos recuerda el fornar rúnar, son todas estrechamente paralelas de las descripciones indias del fin de una edad del mundo y de la subsecuente restauración. El hallazgo del gollnar toflor paers í árdaga átta hofpo recuerda la versión de Beroso de la leyenda del diluvio (Isaac Preston Cory, Ancient Fragments, Londres, 1832, pp. 26 sig.), donde se entierra en Sippara una historia del comienzo, procedimiento y conclusión de todas las cosas (¡un verdadero Pumna!) antes de la sumersión de la tierra, se encuentra de nuevo después de la bajada de la inundación, y entonces se da a conocer de nuevo a la humanidad.
NOTAS:
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