Ananda Coomaraswamy — O QUE É CIVILIZAÇÃO?
A RESPEITO DE MANTER-SE NO JUÍZO PERFEITO (cont.)
”II SOBRE LAS «DOS MENTES»”
Dios «no es un hombre, de modo que deba arrepentirse» (I Samuel 15:29, cf. Salmos 110:4, y Ezequiel 24:4). La metanoia es un «cambio de mente» que difiere sólo en su implicación más amplia del cambio de mente que ha tenido lugar cuando nos arrepentimos de una intención. Cuando hacemos esto, ello se debe a que nosotros mismos sentimos que ahora estamos «mejor aconsejados» y que somos capaces así de actuar «aconsejadamente», o como lo expresaría Platón, katà lógon. ¿El consejo de quién estamos nosotros recibiendo? ¿Quién da el consejo cuando nosotros «recibimos consejo de nosotros mismos»? Sobre este punto Sócrates no tenía ninguna duda, pues, como dice él mismo, «Cuando yo estaba a punto de cruzar la corriente, se me dio el signo daimónico que usualmente viene a mí — él siempre me retiene de lo que yo quiero hacer — y yo consideré que había sido una voz proveniente de él que me prohibía…» (Fedro 242B). O, como dice también Platón, «hay un algo en el alma que inclina a los hombres a beber y un algo que lo prohibe, un algo diferente de eso que inclina», donde lo que nos arrastra son las pasiones y los desórdenes, y lo que nos retiene la voz de la Razón (República 439). Todo el mundo ha tenido experiencia de esto.
Apenas necesitamos decir que Platón habla del Guía (hegemon) dentro de nosotros por muchos nombres, tales como la Razón vocal (logos), la Mente (nous), el Genio (daimon), y la parte más divina (theiótatos) y mejor, o la parte gobernante (krátistos) y eterna (aeigenés) de nosotros, ni recordar que este Imortal «es nuestro Mesmo» (Leyes 959A), y que nos corresponde a «nosotros» ser Su servidor (hypérétes, Leyes 645A, Timeo 70D, etc.); de otro modo, ¿cómo, ciertamente, «Se hará Tú voluntad así en la tierra como en el cielo»? Esta divinidad inmanente es igualmente el «Alma del alma» () de Filon, el «Genio Bueno» (o àgathòs daímon) de Hermes, y el «Pastor» de Hermas. Es la «Sindéresis» escolástica, el «Funkelein» del Maestro Eckhart, y por atenuada que esté, es nuestra propia «Consciencia»; pero no es en modo alguno nuestra «razón», o la «intuición» de Bergson. Es el Espíritu que la Escritura, como señala San Pablo, distingue tan tajantemente entre el alma, y su jam non ego, sed Christus in me (Hebreos 4:12 y Gálatas 2:20). Es «el Sí mismo del sí mismo, llamado el “Guía Inmortal”» (atmano’tma netamrtakhyah, Upanixade VI.7), el «Controlador Interno» (antaryamin, Upanixade III.7.1, etc.), el «Mesmo (o Espíritu) y Rey de todos los seres», o «de todo cuanto está en moción o en reposo» (ídem I.4.16, II.1.2, Rig Veda Samhita I.115.1, etc.), el Genio inmanente (yaksa), de [?Atharvaveda] X.8.43 y [?Jaiminiya_Upanisad_Brahmana] IV.24, y el «Sí mismo incorporal e inmortal» impasible de Upanixade VIII.12.1, el «Eso» del famoso dicho «Eso eres tú». Y, de la misma manera que para Platón, así, en los libros védicos, este Hombre Interior impasible, sin muerte, y Sí mismo verdadero, «mora junto con» el sí mismo humano, pasible y mortal, en la «casa» o «ciudad» del cuerpo, mientras «nosotros» estamos vivos. Es este «Espíritu» (Santo) el que nosotros «entregamos» cuando nosotros morimos: y entonces surge la imperiosa pregunta, «¿En la partida de quién partiré yo, cuando yo parta?» (Prasna Upanisad VI.3), pregunta cuya respuesta, acordemente a la cual nosotros estaremos «salvados» o «condenados», dependerá de si antes del fin hemos llegado a saber «Quién somos» ([?Jaiminiya_Upanisad_Brahmana] IV.19.4, 5, Upanixade IV.4.14, Bhagavad Gita IV.40, etc.).