Ananda Coomaraswamy — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
Exemplarismo
CÍRCULOS CONCÊNTRICOS
La doctrina en estos respectos no puede demostrarse mejor que por medio de un diagrama consistente en dos círculos concéntricos, con su centro común y dos o más radios, o por el correspondiente símbolo védico de una rueda (cakra) con su llanta, cubo y radios. Tal diagrama o símbolo representa el universo en sección transversal, los círculos representan dos niveles de referencia o «mundos» (loka), o más específicamente, los niveles de referencia individual e intelectual, o humano y angélico (adhyatma y adhidaivata). La totalidad del mundo, o universo (visvam), representado así, corresponde al conjunto de todas las posibilidades de manifestación, ya sean informales, formales o sensibles; un mundo (loka = locus) es un conjunto de posibilidades dado, una modalidad dada. El océano infinito de toda la posibilidad, ya sea de manifestación o de no-manifestación, está representado por la superficie vacía del papel, la cual, al mismo tiempo, interpenetra y transciende la indefinida extensión del universo finito representado por el diagrama; esta superficie ilimitada es inafectada por la extensión o abstracción del diagrama, que no tiene ninguna posición. Cada radio, o rayo, representa la totalidad del ser de una consciencia individual, y su intersección con una circunferencia cualquiera, la operación de esta consciencia en ese nivel de referencia; cada punto de intersección forma así el centro de un «mundo» menor, que debe considerarse como un círculo más pequeno trazado en torno a su propio centro, sobre la superficie interior de la esfera de la que el diagrama es una sección transversal, en un plano, es decir, en el ángulo recto al radio o rayo que conecta el único centro con el punto en cuestión.
El único centro es, como la totalidad del diagrama, sin posición en su ambiente, pues la «posición» tiene un significado sólo en o dentro de la circunferencia; y, de la misma manera que este ambiente es inafectado por la presunción de un centro con o sin sus radios dependientes, así también las propiedades del único centro, una vez asumido, son inafectadas por la extensión o substracción de los radios. Y de la misma manera que los puntos indefinidamente numerosos, que constituyen la superficie de las esferas concéntricas indefinidamente numerosas, representan los puntos de vista de los sujetos conocedores individuales, así, el punto único del que todos los radios proceden y en el que todos convergen, representa una consciencia supra-individual y omnisciente, que es metafísicamente el Primer Principio, teológicamente Dios en su aspecto inteligible, en su aspecto del Sol Supernal, o la Luz; mientras que lo que hemos llamado el ambiente, a la vez inmanente y transcendente, representa la Divinidad u Obscuridad Divina. Hablando estrictamente, el diagrama debería haberse trazado no en negro sobre blanco, sino en oro sobre un fondo negro, y es en efecto así como se concibe el jyotiratha védico, «el carro de luz» (= «el carro de fuego» bíblico), y sus ruedas.
En un diagrama tal, es evidente que por cada punto en la circunferencia exterior hay un punto correspondiente y análogo en la circunferencia interior, con sólo esta diferencia, que en la circunferencia del círculo interior los «puntos» están más estrechamente apretados. Si la circunferencia del círculo interior se redujera, la misma condición seguiría siendo válida. En una reducción tal, no puede haber ningún momento en el que los «puntos» de los que se compone la circunferencia (o la superficie esférica representada por ella) puedan considerarse aniquilados; nosotros sólo podemos continuar considerándolos como cada vez más densamente apretados, y coincidiendo finalmente en una unidad sin composición. En otras palabras, todos los radios, todos los principios individuales, en su extensión total, están representados en su centro común in principio, en un principio innumerable (tattva), que es al mismo tiempo una substancia enteramente simple (dharma) y poseída de una naturaleza múltiple (svabhava); un punto único y sin embargo, para cada radio, su punto de partida propio y privado. En este sentido, «Las nociones de todas las cosas creadas (kavya = kavikarmani) están inherentes en Él, que es como si fuera el cubo dentro de la rueda (cakre nabhir iva srita)» [?Rigveda] VIII.41.6 [[Similarmente, [?Rigveda] X.82.6, «Inherente en el ombligo del Innacido, en el cual insisten los múltiples mundos como uno» (ajasya nabhau adhi ekam arpitam yasmin visvani bhuvanani tasthuh); o aja puede traducirse por «Cabra», siendo la referencia, en uno y otro caso, al Sol en tanto que [?Vishvakarman], el «Omni-hacedor».
En cuanto a la traducción de kavya por «nociones de todas las cosas creadas»: el védico kavi es «poeta» en el sentido del poietes griego original, es decir, en el sentido de Filón, y como la palabra se aplica a Dios en el . Es en tanto que «creador» como el término kavi se usa para el Sol, Agni y otros en el [?Rg_Veda]; mientras que kavya, citado arriba de [?Rigveda] VIII.41.6, no es, como en la retórica posterior, meramente un «poema», sino «lo que es hecho por un kavi», ya sea por vía de generación o ya sea por arte. Si la palabra kavya, en el sentido de «poema», implica también una dicción, expresión y pronunciación, esto corresponde a la ecuación Escolástica de rationes con logoi (, 83 Quaestiones, q.46, n. 2).
Si los Kavayah védicos son en un cierto sentido los autores de los suktas, ello es más bien como descubridores o inventores (en el sentido etimológico de in-venio, des-cubrir) que como compositores; la suya es la facultad «profética»; y los suktas mismos son de eficacia vivificante; todo lo cual está muy lejos de las concepciones sobre el «autor» y la «literatura» corrientes hoy en día. Es en tanto que kavi como el Sol «lleva las formas de todas las cosas en su tipo» (visva rupani prati muncate, [?Rigveda] V.81.2), es decir, «libera a sus camaradas de la maldición» (amuncat nir avadyat, [?Rigveda] III.31.8), de los lazos de [?Varuna] (varunyat, [?Rigveda] X.92.14), es decir, de la presa de Muerte (bandhanatmrtyor, [?Rigveda] VII.59.12); y debido a que, por el mero acto de brillar, el Sol Supernal libra así a todas las cosas, de la obscuridad a la luz, de la potencialidad al acto, es llamado, como Pusan, el «Hijo de la liberación» (vimuco napat, [?Rigveda] I.42.1 y passim).]]; «En Él están todos los seres y también el ojo que presencia; en Él coinciden (samahitam, “están en [?samadhi] “) el intelecto (Manas), la espiración (Prana) y el noumeno (nama); en Él, cuando sale, todos sus hijos saborean (nandanti) (el cumplimiento de sus fines o propósitos, por los que está determinada su voluntad de vivir) [[[?Rigveda] XIX.53.7, kalena sarva nandanty agatena, traducido arriba, refleja a [?Rigveda] X.71.10, sarve nandanti. agatena. sakhya, donde Kala (el «Tiempo», el «Ano») reemplaza a Sakhi (el «Camarada», sc. [?Varuna], cf. Dios como el «Amigo» en el lenguaje sufi). Esta variante está omitida en la Concordancia de Bloomfield.]]; expresado por Él, y nacido de Él, es en Él donde todo este universo está establecido», [?Rigveda] XIX.53.6-9; y, de la misma manera, en tanto que la Persona, o el Hombre, Él es llamado el «lugar de todos los fenómenos» (rupany eva yasyayatanam… purusam, Upanixade III.9.16).
FOOTNOTEAREA() /