Ananda Coomaraswamy — Sobre a psicologia tradicional e indiana, ou melhor pneumatologia
En este estudio de los Soplos, se asume el simbolismo del carro (ratha, arma), que es igualmente indio y platónico. El Sí mismo es el pasajero a quien pertenece el vehículo y quien conoce su destino, y la Mente es el conductor (samgrahitr, niyantr) que tiene los rayos-riendas (rasmayah, aktines; henia, √ yam) con las cuales sujeta y guía a los corceles sensitivos. Los caballos pueden o no haber sido bien entrenados; mientras que la Mente misma, debido a su cualidad doble, humana y divina, limpia y sucia, o bien puede dejar que los caballos se extravíen del camino (marga) hacia campos (desi) paganos, o bien puede dirigirlos a favor del Espíritu [[Típicamente en Fedro 246 sig., y en Upanixade III.3 sig., aunque se da a todo lo largo de ambas tradiciones, por ejemplo, Filón, De agricultura 72 sig. En el budismo, el carro es el exemplum típico de la falacia del Ego: no había ningún carro antes de que fuera construido ni lo habrá cuando finalmente se deshaga, e igualmente en el caso del «alma»; ambos son expresiones convencionales para lo que no es una esencia sino solo un proceso determinado causalmente. Este es el supuesto «nominalismo» budista: pero debe quedar claro que negar la realidad de un seudouniversal no es negar la realidad de los universales. Para la imagen equivalente, también platónica e india, del hombre como una marioneta articulada, tirado aquí y allí por sus pasiones, si no se rectifica con el «único hilo de oro» por el cual (de acuerdo con la doctrina del «hilo del Espíritu») está suspendido desde arriba, ver Coomaraswamy, Lila y «Jogo». Ver también Sankara sobre [?Brhadaranyaka_Upanishad] III.41 (el cuerpo y sus funciones son manejados por el Sí mismo como una marioneta de madera).]].