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SCS: recinto

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

El señor Paul Le Cour ha señalado en Atlantis (julio-agosto de 1928) un curioso símbolo trazado en una piedra druídica descubierta hacia 1800 en Suivres (Loir-et-Cher) y estudiada antes de él por E. C. Florance, presidente de la Sociedad de Historia natural y de Antropología de Loir-et-Cher. Éste piensa, incluso, que la localidad en que se encontró la piedra podría haber sido el lugar de la reunión anual de los druidas, situado, según Cesar, en los confines del país de los carnutos (César dice: in finibus Carnutum; la interpretación, nos parece, se presta a alguna duda, pues fines no siempre significa ’confines’ sino que a menudo designa al país mismo. Por otra parte, no parece que se haya encontrado en Suèvres nada que recuerde al Ómphalos, el cual, en el Mediolanon o Medionémeton de la Galia, debía ser figurado por un menhir, según el uso de los pueblos célticos). Le llamó la atención el que el mismo signo se encontrara en un sello de oculista galorromano, hallado hacia 1870 en Villefranche-sur-Cher (Loir-et-Cher), y emitió la idea de que podría tratarse de la representación de un triple recinto sagrado. El símbolo, en efecto, está formado por tres cuadrados concéntricos unidos entre sí por cuatro rectas perpendiculares (fig. 7). SFCS  : EL TRIPLE RECINTO DRUÍDICO

La interpretación del símbolo en el sentido de que figure un triple recinto nos parece muy exacta; y P. Le Cour, a este respecto, establece una relación con lo que Platón dice, hablando de la metrópoli de los Atlantes, ’al describir el palacio de Poseidón como edificado en el centro de tres recintos concéntricos vinculados por canales, lo que, en efecto, forma una figura análoga a la de que se trata, pero circular en vez de cuadrada. SFCS: EL TRIPLE RECINTO DRUÍDICO

Desde el punto de vista del simbolismo numérico, ha de notarse aún que el conjunto de los tres cuadrados forma el duodenario. Dispuestos de otro modo (fig. 9), los tres cuadrados, a los cuales se agregan además cuatro líneas en cruz, constituyen la figura en la cual los antiguos astrólogos inscribían el Zodíaco (Las cuatro rectas en cruz están entonces situadas diagonalmente con respecto a los dos cuadrados extremos, y el espacio comprendido entre éstos, se encuentra dividido en doce triángulos rectángulos iguales); esta figura era considerada, por otra parte, como la de la Jerusalén celeste, con sus doce puertas, tres en cada costado; y existe una relación evidente con la significación que acabamos de indicar para la forma. cuadrada. Sin duda, cabría encarar aún muchas otras relaciones, pero creemos que estas pocas notas, por incompletas que sean, contribuirán ya a aportar alguna luz sobre la misteriosa cuestión del triple recinto druídico ( (Como complemento a este artículo, agregamos aquí la siguiente reseña, publicada por R. Guénon, en V. I., julio de 1929: "En Atlantis (número del 21 de abril), Paul Le Cour prosigue sus investigaciones sobre el símbolo de los tres recintos; reproduce un curioso documento que figura, desgraciadamente sin indicación de procedencia, en la obra del canónigo Edme Thomas sobre la catedral de Autun, y el cual se dice ser una representación de la ciudad gala de los eduos. En el mismo artículo se citan algunas reflexiones de L. Charbonneau-Lassay  , quien dice, especialmente, que no se sorprendería si los cristianos hubiesen hecho de ese símbolo una imagen de la Jerusalén celeste. Ahora bien; en el artículo que hemos dedicado el mes pasado a esta cuestión. indicábamos precisamente, por nuestra parte, algunas vinculaciones en el mismo sentido, y recordábamos que otra disposición de los tres cuadrados constituye una de las figuras habituales de la Jerusalén celeste. Nos complace señalar esta coincidencia, que por lo demás no nos sorprende, pues ya ha ocurrido harto a menudo que Charbonneau-Lassay y nosotros hayamos llegado, independientemente y por diferentes vías, a las mismas conclusiones acerca de muchos puntos concernientes al simbolismo")). SFCS: EL TRIPLE RECINTO DRUÍDICO

No podemos volver aquí sobre todas las cuestiones concernientes al Centro supremo, que hemos tratado más o menos completamente en otros lugares: su conservación, de un modo más o menos oculto según los períodos, desde el comienzo hasta el fin del ciclo, o sea desde el "Paraíso terrestre" hasta la "Jerusalén celeste", que representan las dos fases extremas; los múltiples nombres con los cuales se lo designa, como los de Tula, Lûz, Salêm, Agarttha; los diferentes símbolos que lo figuran, como la montaña, la caverna, la isla y muchos otros, en relación inmediata, por su mayor parte, con el simbolismo del "Polo" o del "Eje del Mundo". A estas figuraciones podríamos agregar también las que lo presentan como una ciudad, una ciudadela, un templo o un palacio, según el aspecto especial en que se lo encara; y ésta es la ocasión de recordar, al mismo tiempo que el Templo de Salomón, más directamente vinculado con nuestro tema, el triple recinto de que hemos hablado recientemente considerándolo como representación de la jerarquía iniciática de ciertos centros tradicionales (Ver nuestro artículo sobre "La triple enceinte druidique" (aquí, cap. X: "El triple recinto druídico"); hemos señalado allí, precisamente, la relación de esta figura, en sus dos formas: circular y cuadrada, con el simbolismo del "Paraíso terrestre" y de la "Jerusalén celeste"), y también el misterioso laberinto, que, en forma más compleja, se vincula con una concepción similar, con la diferencia de que pone en evidencia sobre todo la idea de un "encaminarse" hacia el centro escondido (El laberinto cretense es el palacio de Minos  , nombre idéntico al de Manu, y designación, por lo tanto, del legislador primordial. Por otra parte, puede comprenderse, por lo que aquí decimos, la razón de que el recorrido del laberinto trazado en el embaldosado de ciertas iglesias, en el Medioevo, fuera considerado como un sustituto de la peregrinación a Tierra Santa para quienes no podían realizarla; ha de recordarse que la peregrinación es una de las figuras de la iniciación, de suerte que la "peregrinación a Tierra Santa" es, en sentido esotérico, lo mismo que la "búsqueda de la Palabra perdida" o la "búsqueda del Santo Graal"). SFCS: LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

Así, pues, no todos los que participan de la tradición han llegado al mismo grado ni realizan las mismas funciones; inclusive sería preciso establecer una distinción entre ambas cosas, las cuales, aunque generalmente en cierta manera se corresponden, no son empero estrictamente solidarias, pues puede ocurrir que un hombre esté intelectualmente cualificado para recibir los grados más altos pero no sea apto por eso para cumplir todas las funciones en la organización iniciática. Aquí, solo debemos considerar las funciones; y, desde este punto de vista, diremos que los "guardianes" están en el límite del centro espiritual, tomado en su sentido más lato, o en el último recinto, aquel por el cual el centro está a la vez separado del "mundo exterior" y en relación con él. Por consiguiente, estos "guardianes" tienen una doble función: por una parte, son propiamente los defensores de la "Tierra Santa" en el sentido de que vedan el acceso a quienes no poseen las cualificaciones requeridas para penetrar, y constituyen lo que hemos llamado su "cobertura externa", es decir, la ocultan a las miradas profanas; por otra parte, aseguran también así ciertas relaciones regulares con el exterior, según lo explicaremos en seguida. SFCS: LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

En un libro sobre las castas, A. M. Hocart señala que "en la organización de la ciudad, los cuatro grupos están situados en los diferentes puntos cardinales dentro del recinto cuadrangular o circular"; esta repartición, por lo demás, no es peculiar de la India, sino que se encuentran de ella numerosos ejemplos entre los más diversos pueblos; y, lo más a menudo, cada punto cardinal se pone en correspondencia con uno de los elementos y una de las estaciones, así como con un color emblemático de la casta situada en él (Les Castes, pág. 46 y 49). En la India, los brahmanes ocupaban el norte, los kshátriya el este, los vaiçya el sur, y los çúdra el oeste; había, así, una división en "cuarteles" en el sentido propio de esta palabra (El texto francés se basa en la palabra quartier. ’barrio’. En la traducción se la ha sustituido por "cuartel", que tiene el mismo origen   y designa originariamente la división en distritos administrativos de una ciudad (la acepción de "acantonamiento de tropas" es más tardía y secundaria; y, en cuanto a la palabra "barrio", designaba originariamente más bien los suburbios o arrabales). (N. del T)), la cual, en su origen, designa evidentemente el cuarto de una ciudad, aunque en el uso moderno esta significación precisa parece haber sido olvidada más o menos completamente. Va de suyo que esta repartición está en relación estrecha con la cuestión de la orientación en general, que, para el conjunto de una ciudad como para cada edificio en particular, desempeñaba, según es sabido, un papel importante en todas las antiguas civilizaciones tradicionales. SFCS: EL ZODIACO Y LOS PUNTOS CARDINALES

Tales razones se fundan esencialmente en el hecho de que el plano tradicional de la ciudad es una imagen del Zodiaco; y se encuentra inmediatamente así la correspondencia de los puntos cardinales con las estaciones; en efecto, como lo hemos explicado en otra oportunidad, el solsticio de invierno, corresponde al norte, el equinoccio de primavera al este, el solsticio de verano al sur, y el equinoccio de otoño al oeste. En la división en "cuarteles" o "barrios", cada uno de éstos deberá, naturalmente, corresponder al conjunto formado por tres de los doce signos zodiacales: uno de los signos solsticiales o equinocciales, que pueden llamarse signos "cardinales", y los dos signos adyacentes a él. Habrá, pues, tres signos comprendidos en cada "cuadrante" si la forma del recinto es circular, o en cada lado si es cuadrangular; esta segunda forma es, por otra parte, más apropiada para una ciudad, porque expresa una idea de estabilidad que conviene a un establecimiento fijo y permanente, y también porque aquello de que se trata no es el Zodiaco celeste mismo, sino solo una imagen y como una suerte de proyección terrestre de él. A este respecto, recordaremos incidentalmente que, sin duda por razones análogas, los antiguos astrólogos trazaban sus horóscopos en forma cuadrada, en la cual cada lado estaba ocupado también por tres signos zodiacales; volveremos a encontrar esta disposición, además, en las consideraciones que siguen ( (Cf. figura 9, inserta en el cap. X)). SFCS: EL ZODIACO Y LOS PUNTOS CARDINALES

De estas dos posiciones de la concha, que se encuentran en las dos mitades del símbolo de Cáncer, la primera corresponde a la figura del arca de Noé (o de Satyávrata en la tradición hindú), que puede representarse como la mitad inferior de una circunferencia, cerrada por su diámetro horizontal, en cuyo interior se contiene el punto en que se sintetizan todos los gérmenes en estado de completo repliegue (La semicircunferencia debe considerarse aquí como un equivalente morfológico del elemento espiral a que nos hemos referido antes; pero en éste se ve netamente el desarrollo efectuándose a partir del punto-germen inicial). La segunda posición está simbolizada por el arco iris que aparece "en la nube", es decir, en la región de las Aguas superiores, en el momento que señala el restablecimiento del orden y la renovación de todas las cosas, mientras que el arca, durante el cataclismo, flotaba sobre el océano de las Aguas inferiores; es, pues, la mitad superior de la misma circunferencia; y la reunión de las dos figuras, mutuamente inversas y complementarias, forma una sola figura circular o cíclica completa, reconstitución de la forma esférica primordial: esta circunferencia es el corte vertical de la esfera, cuyo corte horizontal está representado por el recinto circular del Paraíso terrestre (Ver Le Roi du Monde, cap. XI. Esto tiene igualmente una relación con los misterios de la letra nûn del alfabeto árabe (cfr. cap. XXIII: "Los misterios de la letra Nûn")). En el yin-yang extremo-oriental, se encuentran en la parte interior las dos semicircunferencias, pero desplazadas por un desdoblamiento del centro, que representa una polarización, la cual para cada estado de manifestación, es análoga a la de Sat o el Ser puro en Púrusha-Prákrti para la manifestación universal (Es una primera distinción o diferenciación, pero aún sin separación de los complementarios; a este estadio corresponde propiamente la constitución del Andrógino, mientras que, anteriormente a esa diferenciación, no puede hablarse sino de la "neutralidad" que es la del Ser puro (ver Le Symbolisme de la Croix  , cap. XXVIII)). SFCS: EL JEROGLIFICO DE CÁNCER

A este respecto, importa destacar ante todo que el "Huevo del Mundo" es la figura, no del "cosmos" en su estado de plena manifestación, sino de aquello a partir de lo cual se efectuará su desarrollo; y, si este desarrollo se representa como una extensión que se cumple en todas las direcciones desde el punto de partida, es evidente que este punto coincidirá necesariamente con el centro mismo; así, el "Huevo del Mundo" es realmente "central" con relación al "cosmos" (El símbolo del fruto tiene también, a este respecto, la misma significación que el del huevo; sin duda volveremos sobre ello en el curso de nuestros estudios (cf. Aperçus sur 1’Initiation, cap. XLIII); y haremos notar desde luego que ese símbolo tiene además un vinculo evidente con el del "jardín", y por lo tanto con el del Paraíso terrestre). La figura bíblica del Paraíso terrestre, que es también el "Centro del Mundo", es la de un recinto circular, que puede considerarse la sección horizontal de una forma ovoide tanto como esférica; agreguemos que, de hecho, la diferencia entre estas dos formas consiste esencialmente en que la de la esfera, al extenderse igualmente en todos los sentidos a partir de su centro, es verdaderamente la forma primordial, mientras que la del huevo corresponde a un estado ya diferenciado, derivado del anterior por una especie de "polarización" o desdoblamiento del centro (Así, en geometría plana, el centro único del círculo, al desdoblarse, origina los dos focos de una elipse; el mismo desdoblamiento está también figurado con toda nitidez en el símbolo extremo-oriental del Yin-Yang, que tampoco carece de relación con el del "Huevo del Mundo"); tal "polarización" puede considerarse, por lo demás, como efectuándose desde que la esfera cumple un movimiento de rotación en torno de un eje determinado, puesto que desde ese momento ya no todas las direcciones del espacio desempeñan uniformemente un mismo papel; y esto señala, precisamente, el paso de la una a la otra de esas dos fases sucesivas del proceso cosmogónico que se simbolizan respectivamente por la esfera y el huevo (Señalemos además, acerca de la forma esférica, que en la tradición islámica la esfera de pura luz primordial es la Rûh mohammediyah (’espíritu de Mahoma  ’), que es a su vez el "Corazón del Mundo"; y el "cosmos" entero está vivificado por las "pulsaciones" de esa esfera, que es propiamente el bárzaj (’intervalo, istmo’ (entre el Principio y la Manifestación)) por excelencia; ver sobre este asunto el articulo de T. Burckhardt   en É. T., diciembre de 1937). SFCS: EL CORAZON Y "EL HUEVO DEL MUNDO"