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SC: días

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Hemos visto que, en Clemente de Alejandría  , se habla de seis fases del tiempo, que corresponden respectivamente a las seis direcciones del espacio: son, como lo hemos dicho, seis periodos cíclicos, subdivisiones de otro periodo más general, y a veces representados como seis milenarios. El Zohar  , del mismo modo que el Talmud  , divide en efecto la duración del mundo en periodos milenarios. "El mundo subsistirá durante seis mil años a los cuales hacen alusión las seis primeras palabras del Génesis" (Siphra di-Tseniutha: Zohar, II, 176 b.); y estos seis milenarios son análogos a los seis "días" de la Creación (Recordaremos aquí la palabra bíblica: "Mil años son como un día a la mirada del Señor".). El séptimo milenario, como el séptimo "día", es el Sabbath, es decir, la fase de retorno al Principio, que corresponde naturalmente al centro, considerado como la séptima región del espacio. Hay ahí una suerte de cronología simbólica, que evidentemente no debe tomarse al pie de la letra, como tampoco las que se encuentran en otras tradiciones; Josefo (Antigüedades judaicas, I, 4.) destaca que seis mil años forman diez "grandes años", siendo el "gran año" de seis siglos (éste es el Naros de los caldeos); pero, en otras partes, lo que se designa por esta misma expresión es un periodo mucho más largo, diez o doce mil años entre los griegos y los persas. Por lo demás, eso no importa aquí, donde no se trata de ningún modo de calcular la duración real de nuestro mundo, lo que exigiría un estudio profundo de la teoría hindú de los Manvantaras; como no es eso lo que nos proponemos al presente, basta tomar estas divisiones con su valor simbólico. Así pues, solo diremos que puede tratarse de seis fases indefinidas, y, por consiguiente, de una duración indeterminada, más una séptima que corresponde al acabamiento de todas las cosas y a su restablecimiento en el estado primero (Este último milenario es sin duda asimilable al "Reino de mil años" del que se habla en el Apocalipsis.). EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ   IV

Si se relaciona el swastika con la rotación de una esfera tal como la esfera celeste alrededor de su eje, es menester suponerle trazado en el plano ecuatorial, y entonces el punto central será, como ya lo hemos explicado, la proyección del eje sobre este plano que le es perpendicular. En cuanto al sentido de la rotación indicada por la figura, su importancia es secundaria y no afecta a la significación general del símbolo; de hecho, se encuentran una y otra de las dos formas, que indican una rotación de derecha a izquierda o de izquierda a derecha [NA: La palabra swastika es, en sánscrito, la única que sirve para designar en todos los casos el símbolo en cuestión; el término sauvastika, que algunos han querido aplicar a una de las dos formas para distinguirla de la otra (que es la única que sería entonces el verdadero swastika), no es en realidad más que un adjetivo derivado de swastika, y que indica lo que se refiere a este símbolo o a sus significaciones. - En cuanto a la palabra swastika misma, se le hace derivar de su asti, fórmula de "bendición" en el sentido propio, que tiene su exacto equivalente en el ki-tôb hebraico del Génesis. En lo que concierne a este último, el hecho de que se encuentre repetido al final del relato de cada uno de los "días" de la creación es bastante destacable si se tiene en cuenta esta aproximación: parece indicar que esos "días" son asimilables a otras tantas rotaciones del swastika, o, en otros términos, a otras tantas revoluciones completas de la "rueda del mundo", revoluciones de donde resulta la sucesión de "tarde y mañana", que se enuncia después (ver también La Gran Tríada, cap. V).], y eso, sin que sea menester ver siempre ahí una intención de establecer entre ellas una oposición cualquiera. Es verdad que, en algunos países y en algunas épocas, han podido producirse, en relación a la tradición ortodoxa, cismas cuyos partidarios han dado voluntariamente a la figura una orientación contraria a la que estaba en uso dentro del medio del cual se separaban, para afirmar su antagonismo mediante una manifestación exterior, pero eso no toca en nada a la significación esencial, que permanece la misma en todos los casos. Por lo demás, a veces se encuentran las dos formas asociadas; entonces se las puede considerar como representando una misma rotación vista desde uno y otro de los dos polos; esto se vincula al simbolismo, muy complejo, de los dos hemisferios, que no nos es posible abordar aquí (A este respecto, hay una relación entre el símbolo del swastika y el de la doble espiral, muy importante igualmente, y que, por otra parte, está bastante estrechamente emparentado al yin-yang extremo oriental del que se tratará más adelante.). EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ X