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SCS: cuernos

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Al mismo tiempo, Karneîos es también, por el significado mismo del nombre, el "dios poderoso" (Este nombre corresponde en hebreo, por su sentido, al nombre divino Shadday, que debe de ser más particularmente el nombre de Dios de Abraham; ahora bien: entre Abraham y Cronos hay relaciones muy notables.[El autor agregaba: "que quizá explicaremos un día". Sin atribuirnos la posibilidad de suplir a Guénon, nos permitimos señalar a este propósito que, en el Islam, Seyyidnâ Ibrâhim (Abrahám) es precisamente el nombre del Polo del séptimo cielo, el de Saturno (=Cronos)]); y, si la montaña es en uno de sus aspectos símbolo de potencia y de elevación, a causa de la idea de estabilidad que se le vincula, hay otro símbolo aún. más característico desde este punto de vista, y es el de los cuernos. Ahora bien; existía en Delos, además de la piedra cúbica que acabamos de mencionar, otro altar llamado el Kératon, enteramente formado por cuernos de bueyes y cabras sólidamente juntados; es evidente que esto se refiere directamente a Karneîos, cuya relación simbólica con los animales de cuernos hasta ha dejado huellas en nuestros días (En Bretaña, Saint Corneille o Cornély, que sustituye a Apóllôn Karneîos, se considera como el protector de los animales con cuernos; las consideraciones que aquí formulamos permitirán comprender que hay en ello, en realidad, mucho más que un simple "juego de palabras", como muchos estarían quizá tentados de creerlo). 364 SFCS   EL SIMBOLISMO DE LOS CUERNOS

El nombre mismo de "cuerno" está por otra parte manifiestamente vinculado a la raíz KRN, lo mismo que el de la "corona", que es otra expresión simbólica de las mismas ideas, pues esas dos palabras (en latín cornu y corona) están muy próximas entre sí (La palabra griega Keraunós, que designa el ’rayo’, parece derivar también de la misma raíz; observemos a este respecto que el rayo hiere habitualmente las sumidades, los lugares o los objetos elevados; y hay que tener en cuenta también la analogía del relámpago con los rayos luminosos, sobre lo cual hemos de volver). Es demasiado evidente que la corona es la insignia del poder y la señal de una jerarquía elevada para que resulte necesario insistir en ello; y encontramos una primera relación con los cuernos en el hecho de que éstos también están situados en la cabeza, lo cual da bien la idea de una "sumidad" (En la tradición hebrea, Kéter, la ’Corona’, ocupa la sumidad del árbol sefirótico). Empero, hay algo más: la corona era primitivamente un aro ornado de puntas en forma de rayos; y los cuernos, análogamente, se consideran como figuración de los rayos luminosos (Puede encontrarse un ejemplo particularmente notable en las representaciones de Moisés, pues es sabido que las apariencias de cuernos que porta en la frente no son sino rayos luminosos, Algunos, entre los cuales Huet, obispo de Avranches, han querido identificar a Moisés con Dioniso, que también es figurado con cuernos; habría además otras curiosas relaciones que considerar, pero nos llevarían demasiado lejos de nuestro asunto), lo que nos reconduce a algunas de las exposiciones que hemos hecho acerca de las armas simbólicas. Está claro, por lo demás, que los cuernos pueden asimilarse a armas, incluso en el sentido más literal, y también así ha podido vinculárseles una idea de fuerza o potencia, como, de hecho, ha sido siempre y en todas partes (La misma asimilación es válida también, naturalmente, para otras armas animales, como los colmillos del elefante y del jabalí, cuya forma puntiaguda es, por lo demás, semejante a la de los cuernos. Agreguemos empero que la dualidad de los cuernos —y la de los colmillos— impide que el simbolismo "axial" les sea aplicable: se asimilan más bien, a este respecto, a las dos puntas laterales del triçûla; y por eso también hablamos de rayos luminosos en general y no del "Rayo celeste", que, desde el doble punto de vista macrocósmico y microcósmico, es un equivalente del "Eje del Mundo"). Por otro lado, los rayos luminosos son adecuados como atributo de la potencia, ya sea, según los casos, sacerdotal o real, es decir, espiritual o temporal, pues la designan como una emanación o una delegación de la fuente. misma de la luz, según en efecto lo es cuando es legítima. 365 SFCS EL SIMBOLISMO DE LOS CUERNOS

Fácilmente podrían darse múltiples ejemplos, de proveniencia muy diversa, de cuernos empleados como símbolos de potencia; particularmente, se los encuentra así en la Biblia  , y más en especial aún en el Apocalipsis (Ha de notarse que aquí la idea no es ya solamente la de una potencia legítima, sino que se extiende a cualquier potencia que fuere, sea maléfica o benéfica: están los cuernos del Cordero, pero también los de la Bestia); citaremos otro ejemplo, tomado de la tradición árabe, que designa a Alejandro con el nombre de el-Iskándar dhú-l-qarnéyn, o sea ’Alejandro el [señor] de los dos cuernos’ (La palabra árabe qarn es la misma que "cuerno", pues la raíz KRN cambia fácilmente en QRN y también en HRN, como en inglés horn. La palabra qarn tiene además otro sentido, el de "edad" y de "ciclo", y, más ordinariamente, de "siglo"; esta doble significación trae a veces curiosas confusiones, como cuando algunos creen que el epíteto   dhú-l-qarnéyn aplicado a Alejandro significa que éste habría vivido dos siglos), lo que habitualmente se interpreta en el sentido de una doble potencia extendida a Oriente y Occidente (A este respecto, los dos cuernos son un equivalente de las dos cabezas del águila heráldica). Esta interpretación es perfectamente exacta, pero sin excluir otro hecho que más bien la completa: Alejandro, declarado hijo de Ammón por el oráculo de este dios, tomó como emblema los dos cuernos de carnero que eran el principal atributo de éste (Ammón mismo era denominado "Señor del doble cuerno" (Libro de los Muertos, cap. CLXV)); y tal origen   divino no hacía, por otra parte, sino legitimarlo como sucesor de los antiguos soberanos de Egipto, al cual ese emblema se adjudicaba igualmente. Se dice, inclusive, que se hizo representar así en sus monedas, lo cual, por lo demás, a los ojos de los griegos, lo identificaba más bien con Dioniso, cuyo recuerdo él evocaba también por sus conquistas, y en especial por la de la India; y Dioniso era hijo de Zeus, a quien los griegos asimilaban a Ammón; es posible que esta idea no haya sido ajena al mismo Alejandro; pero Dioniso estaba representado ordinariamente con cuernos de toro y no de carnero, lo que, desde el punto de vista del simbolismo, constituye una diferencia de considerable importancia (Es posible también que Alejandro haya llevado un casco ornado de dos cuernos; sabido es que los cascos con cuernos se usaban entre muchos pueblos antiguos. Entre los asirio-babilonios, la tiara con cuernos era un atributo característico de las divinidades). 366 SFCS EL SIMBOLISMO DE LOS CUERNOS

Cabe notar, en efecto, que los cuernos, en su empleo simbólico, revisten dos formas principales: la de los cuernos de carnero, que es propiamente "solar", y la de los de toro, que, al contrario, es "lunar", como que, por lo demás, recuerdan la forma de una media luna (A esta distinción corresponde la de las dos formas que dan los alquimistas al signo del mercurio: la forma lunar está aquí referida al "mercurio vulgar", y la solar al "mercurio de los sabios"). También, acerca de esto, sería posible referirse a las respectivas correspondencias de los signos zodiacales de Aries (el Carnero) y Taurus (el Toro); pero ello daría lugar sobre todo, por la aplicación que podría hacerse al predominio de una u otra forma en las diferentes tradiciones, a consideraciones "cíclicas" en que no podemos entrar por el momento. 367 SFCS EL SIMBOLISMO DE LOS CUERNOS

Para terminar estas notas generales, señalaremos solo otra vinculación, según ciertas relaciones, entre esas armas animales que son los cuernos y lo que podría llamarse las armas vegetales, es decir, las espinas. Es de observar, a este respecto, que muchas plantas de las que desempeñan un papel simbólico importante son plantas espinosas (Se puede dar como ejemplo la rosa, el cardo, la acacia, el acanto, etcétera); también aquí, las espinas, como las demás puntas, evocan la idea de una sumidad o de una elevación, y pueden igualmente, en ciertos casos por lo menos, tomarse como figuración de los rayos luminosos (El simbolismo cristiano de la corona de espinas (que, se dice, eran de acacia) se aproxima así, de manera que algunos encontrarán quizás sorprendente, pero que no por eso es menos real y exacta, a la corona de rayos luminosos de que antes hablábamos. Es de notar también que, en diversas regiones, los menhires se designan con el nombre de "espinas" (de ahí, en Bretaña y otros lugares, topónimos como la Belle-Épine, Notre-Dame-de-l’Épine, etc); ahora bien: el simbolismo del menhir, como el del obelisco y el de la columna, se refiere al "rayo solar" a la vez que al "Eje del Mundo"). Se ve, pues, que el simbolismo tiene siempre perfecta coherencia, como debe necesariamente tenerla, por lo demás, ya que no es resultado de una convención más o menos artificial sino, por el contrario, se funda esencialmente en la naturaleza misma de las cosas. 368 SFCS EL SIMBOLISMO DE LOS CUERNOS

En razón de su simbolismo "celeste", el parasol es una de las insignias de la realeza; es, inclusive, propiamente hablando, un emblema del Chakravarti o monarca universal (Recordaremos, a este respecto, que la designación misma de Chakravarti se refiere al simbolismo de la rueda) y, si se lo atribuye también a los soberanos ordinarios, es solo en cuanto éstos representan en cierto modo a aquél, cada uno en el interior de su propio dominio, participando así de su naturaleza e identificándosele en su función cósmica (Hemos aludido anteriormente a la función cósmica reconocida al Emperador por la tradición extremo-oriental; va de suyo que aquí se trata de lo mismo; y, en conexión con lo que acabamos de decir sobre la significación del parasol, haremos notar que en China el cumplimiento de los ritos integrantes del "culto del Cielo" estaba reservado al Emperador exclusivamente [cf. La Grande Triade, cap. XVII]). Ahora, importa señalar que, por una estricta aplicación del sentido inverso de la analogía, el parasol, en el uso ordinario que de él se hace en el "mundo de abajo", es una protección contra la luz, mientras que, en cuanto representa al cielo, sus varillas son, por el contrario, los rayos de la luz mismos; y, por supuesto, en este sentido superior debe entendérselo cuando es atributo de realeza. Una observación semejante se aplica también al ushnîsha, entendido en su sentido primitivo como un tocado: éste tiene comúnmente por función proteger contra el calor, pero, cuando se lo atribuye simbólicamente al sol, representa, inversamente, lo que irradia el calor (y este doble sentido está contenido en la etimología misma de la palabra ushnîsha); agreguemos que precisamente según su significación "solar" el ushnîsha, que es propiamente un turbante y puede ser también una corona, lo que en el fondo es la misma cosa (En la tradición islámica, el turbante, considerado más en particular como marca distintiva del sheij (sea en el orden exotérico o en el esotérico) se designa corrientemente como tâdj el-Islâm; es, pues, una corona (tâdj), la cual en este caso constituye un signo, no del poder temporal, como la de los reyes, sino de una autoridad espiritual. Recordemos también, con motivo de la relación entre la corona y los rayos solares, la estrecha vinculación existente entre su simbolismo y el de los cuernos, del cual ya hemos hablado, [cap. XXVIII]), constituye igualmente, como el parasol, una insignia de la realeza; una y otro están así asociados al carácter de "gloria" inherente a ésta, en vez de responder a una simple necesidad práctica, como en el hombre ordinario. 468 SFCS LA CÚPULA Y LA RUEDA

El equívoco implicado en una expresión tal como corner-stone reposa en definitiva en los diferentes sentidos posibles del término "ángulo"; Coomaraswamy señala que, en diversas lenguas, las palabras que significan ’ángulo’ están a menudo en relación con otras que significan ’cabeza’ y ’extremidad’: en griego, kephalè, ’cabeza’ o, en arquitectura, ’capitel’ (capitulum, diminutivo de caput), no puede aplicarse sino a una sumidad; pero ákros (sánscrito agra) puede indicar una extremidad en cualquier dimensión, es decir, en el caso de un edificio, tanto la sumidad a la cual designa, es verdad, más habitualmente, como cualquiera de los cuatro ángulos o esquinas (la palabra correspondiente en francés, coin, está etimológicamente emparentada con el griego gônía, ’ángulo’ [mientras que "esquina" procede del árabe rukn, ’ángulo’]). Pero todavía más importante, desde el punto de vista de los textos concernientes a la "piedra angular" en la tradición judeocristiana, es la consideración de la palabra hebrea que significa ’ángulo’: esa palabra es pinnáh, y se la encuentra en las expresiones eben pinnáh, ’piedra angular’, y ro’sh pinnáh, ’cabeza de ángulo’; y resulta particularmente notable que, en sentido figurado, la misma palabra se emplea para significar ’jefe’: una expresión que designa a los ’jefes del pueblo’ (pinnôt ha-’am) está literalmente traducida en la Vulgata por anguli populorum (I Samuel, XIV, 38; la versión griega de los Setenta emplea igualmente aquí la palabra gônia). Un ’jefe’ o ’caudillo’ es etimológicamente el ’cabeza’ (caput), y pinnáh se relaciona, por su raíz, con penè, que significa ’faz’; la relación estrecha entre las ideas de "cabeza" y de "faz" es evidente, y, además, el término "faz" pertenece a un simbolismo de muy general difusión, que merecería examinarse aparte (Cf. A. M. Hocart, Les Castes, pp. 151-54, acerca de la expresión "faces de la tierra" empleada en las islas Fiji para designar a los jefes. La palabra griega Kárai servía, en los primeros siglos del cristianismo, para designar las cinco "faces" o "caras" o "cabezas" de la Iglesia, es decir, los cinco patriarcados principales, cuyas iniciales reunidas formaban precisamente esa palabra: Constantinopla, Alejandría, Roma, Antioquía, Jerusalén [ = Ierousalêm]). Otra idea conexa es también la de "punta" (que se encuentra en el sánscrito agra, el griego ákros, el latín acer y acies); ya hemos hablado del simbolismo de las puntas con motivo del de las armas y los cuernos (Cabe advertir que la palabra inglesa corner es evidentemente un derivado de corne [francés, ’cuerno’]), y hemos visto que se refiere a la idea de extremidad, pero más en particular en lo que concierne a la extremidad superior, es decir, al punto más elevado o sumidad; todas estas vinculaciones no hacen, pues, sino confirmar lo que hemos dicho sobre la situación de la "piedra angular" en la sumidad del edificio: aun si hay otras "piedras angulares" en el sentido más general de esta expresión (En este sentido, las cuatro piedras angulares no existen solamente en la base, sino también en un nivel cualquiera de la construcción; y esas piedras son todas de la misma forma común, rectilínea y rectangular (es decir, talladas on the square, pues la palabra square tiene la doble significación de ’escuadra’ y ’cuadrado’), contrariamente a lo que ocurre en el caso único de la keystone), solo aquélla es en realidad "la piedra angular" por excelencia. 493 SFCS LA "PIEDRA ANGULAR"

La "piedra angular", tomada en su verdadero sentido de piedra "cimera", se designa en inglés a la vez como keystone, como capstone (que a veces se encuentra escrito también capestone), y como copestone (o copingstone); el primero de estos términos es fácilmente comprensible, pues constituye el exacto equivalente de nuestra "clave de bóveda" (o "de arco", pues la palabra puede aplicarse en realidad a la piedra que forma la sumidad de una arcada tanto como la de una bóveda); pero los otros dos exigen algo más de explicación. En capstone, la palabra cap es evidentemente el latín caput, ’cabeza’, lo que nos reconduce a la designación de esa piedra como la "cabeza del ángulo"; es, propiamente, la piedra que "acaba" o "corona" un edificio; y es también un capitel, el cual es, igualmente, el "coronamiento" de una columna (El término de "coronamiento" ha de relacionarse aquí con la designación de la "coronilla" craneana, en razón de la asimilación simbólica, que hemos señalado anteriormente, entre el "ojo" de la cúpula y el Brahmarandhra [séptimo y último chakra, o sea "órgano o centro sutil", cuyo "despertar" corresponde a la culminación del Kundalinî-Yoga]; sabido es, por lo demás, que la corona, como los cuernos, expresa esencialmente la idea de elevación. Cabe notar también a este respecto que el juramento del grado de Royal Arch contiene una alusión a la "coronilla" (the crown of the skull), la cual sugiere una relación entre la apertura de ésta (como en los ritos de trepanación póstuma) y el acto de quitar (removing) la keystone; por lo demás, de modo general, las llamadas "penalidades" formuladas en los juramentos de los diferentes grados masónicos, así como los signos que a ellas corresponden, se refieren en realidad a los diversos centros sutiles del ser humano). Acabamos de hablar de "acabamiento", y, emparentadas con ésta, las palabras "cap" y "cabeza" o "cabecera" son, en efecto, etimológicamente idénticas (En la significación de la palabra "acabar", o en la expresión equivalente "llevar a cabo", la idea de "cabeza" [caput] está asociada a la de "fin", lo que responde perfectamente a la situación de la "piedra angular", conocida a la vez como "piedra cimera" y como "última piedra" del edificio. Mencionaremos aún otro término derivado de caput: en francés se llama chevet (’cabecera’) —y en español "cabecera" o "testero"— de una iglesia a la extremidad oriental donde se encuentra el ábside, cuya forma semicircular corresponde, en el plano horizontal, a la cúpula en elévación vertical, según lo hemos explicado en otra ocasión); la capstone es, pues, la "cabeza" o "cabecera" de la "obra", y, en razón de su forma especial, que requiere, para tallarla, conocimientos o capacidades particulares, es también a la vez una "obra capital" u "obra maestra" (chef-d’oeuvre), en el sentido que tiene esta expresión en el Compagnonnage (La palabra "obra" se emplea a la vez en arquitectura y en alquimia  , y se verá que no sin razón relacionamos ambas cosas: en arquitectura, la conclusión de la obra es la "piedra angular", y en alquimia, la "piedra filosofal"); por ella el edificio queda completamente terminado, o, en otros términos, es finalmente llevado a su "perfección" (Es de notar que, en ciertos ritos masónicos, los grados que corresponden más o menos exactamente a la parte superior de la construcción de que aquí se trata (decimos más o menos exactamente, pues a veces hay en todo ello cierta confusión) se designan precisamente con el nombre de "grados de perfección". Por otra parte, el vocablo "exaltación", que designa el acceso al grado de Royal Arch, puede entenderse como una alusión a la posición elevada de la keystone). 495 SFCS LA "PIEDRA ANGULAR"

El T’ao-t’ie, en realidad, no es, por lo demás, ni un tigre ni un oso ni ningún otro animal determinado, y C. Hentze describe así el carácter heterogéneo de esa máscara fantástica: "fauces de bestia carnicera armada de grandes colmillos, cuernos de búfalo o de carnero, cara y plumas de búho, muñones de alas y garras de ave de presa, ornamento frontal en forma de cigarra". Esta figura es muy antigua en China, pues se la encuentra casi constantemente en los bronces de la dinastía Shang (Cf. H. G. Creel, Studies in Early Chinese Culture; este autor insiste particularmente en los elementos de dicha representación correspondientes al buey y al carnero, y ve en ello una posible relación con el hecho de que esos animales eran en la época de los Shang los que más a menudo servían para los sacrificios); el nombre T’ao-t’ie, que se traduce habitualmente por ’glotón’ u ’ogro’, parece no habérsele dado sino mucho más tarde, pero esa denominación no por eso es menos exacta, pues se trata, en efecto, de un monstruo "devorador". Esto vale igualmente para sus equivalentes en otras tradiciones, los cuales, aun si no presentan un caracter tan heterogéneo como el T’ao-t’ie, parecen, en todo caso, no poder reducirse nunca a la representación de un único animal: así, en la India, puede ser un león (y entonces se ha convenido en darle más en particular el nombre de Kâla), o un Mâkara (símbolo de Váruna, lo que merece tomarse en cuenta en vista de las consideraciones que seguirán), o inclusive un águila, es decir, un Gáruda; pero, bajo todas estas formas, la significación.esencial permanece siempre idéntica. 625 SFCS "KÁLA-MUKHA"