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SCS: cuarto

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

En un libro sobre las castas, A. M. Hocart señala que "en la organización de la ciudad, los cuatro grupos están situados en los diferentes puntos cardinales dentro del recinto cuadrangular o circular"; esta repartición, por lo demás, no es peculiar de la India, sino que se encuentran de ella numerosos ejemplos entre los más diversos pueblos; y, lo más a menudo, cada punto cardinal se pone en correspondencia con uno de los elementos y una de las estaciones, así como con un color emblemático de la casta situada en él (Les Castes, pág. 46 y 49). En la India, los brahmanes ocupaban el norte, los kshátriya el este, los vaiçya el sur, y los çúdra el oeste; había, así, una división en "cuarteles" en el sentido propio de esta palabra (El texto francés se basa en la palabra quartier. ’barrio’. En la traducción se la ha sustituido por "cuartel", que tiene el mismo origen   y designa originariamente la división en distritos administrativos de una ciudad (la acepción de "acantonamiento de tropas" es más tardía y secundaria; y, en cuanto a la palabra "barrio", designaba originariamente más bien los suburbios o arrabales). (N. del T)), la cual, en su origen, designa evidentemente el cuarto de una ciudad, aunque en el uso moderno esta significación precisa parece haber sido olvidada más o menos completamente. Va de suyo que esta repartición está en relación estrecha con la cuestión de la orientación en general, que, para el conjunto de una ciudad como para cada edificio en particular, desempeñaba, según es sabido, un papel importante en todas las antiguas civilizaciones tradicionales. SFCS  : EL ZODIACO Y LOS PUNTOS CARDINALES

Sentado esto, volvamos a la relación entre la Tetraktys el cuadrado de cuatro: los números 10 y 16 ocupan la misma fila, la cuarta, respectivamente en la serie de los números triangulares y en la de los números cuadrados. Sabido es que los números triangulares son los obtenidos sumando los enteros consecutivos desde la unidad hasta cada uno de los términos sucesivos de la serie; la unidad misma es el primer número triangular, como es también el primer número cuadrado, pues, siendo el principio y origen de la serie de los números enteros, debe serlo igualmente de todas las demás series así derivadas. El segundo número triangular es 1+2=3, lo que, por lo demás, muestra que, en cuanto la unidad ha producido por su propia polarización el binario, por eso mismo se tiene ya inmediatamente el ternario; y la representación geométrica es evidente: 1 corresponde al vértice del triángulo, 2 a los extremos de su base, y el triángulo mismo en conjunto es, naturalmente, la figura del número 3. Si se consideran ahora los tres términos del ternario como dotados de existencia independiente, su suma da el tercer número triangular: 1+2+3=6; este número senario, siendo el doble del ternario, implica, puede decirse, un nuevo ternario que es reflejo del primero, como en el conocido símbolo del "sello de Salomón"; pero esto podría dar lugar a otras consideraciones que excederían nuestro tema. Siguiendo la serie, se tiene, para el cuarto número triangular, 1+2+3+4=10, es decir, la Tetraktys; y así se ve, como lo habíamos explicado, que el cuaternario contiene en cierto modo todos los números, puesto que contiene al denario, de donde la fórmula del Tao-te King que hemos citado en una oportunidad anterior: "uno produjo dos, dos produjo tres, tres produjo todos los números", lo que, equivale además a decir que toda la manifestación está como involucrada en el cuaternario o, inversamente, que éste constituye la base completa del desarrollo integral de aquélla. SFCS: LA TETRAKTYS Y EL "CUADRADO DE CUATRO"

En su importante estudio "Svayamâtrinnâ Ianua Caeli" (En Zalmoxis, t. II, 1939), Ananda K. Coomaraswamy expone el simbolismo de la superestructura del altar védico, y más especialmente el de los tres ladrillos perforados (svayamâtrinnâ) que constituyen una de sus partes esenciales. Esos ladrillos, que pueden también ser piedras (çárkara), deberían en principio, según su designacioón, ser "perforados de por sí", es decir, naturalmente, aunque en la práctica tal perforación haya podido ser artificial. Como quiera que fuere, se trata de tres ladrillos o piedras de forma anular, que, superpuestos, corresponden a los "tres mundos" (Tierra, Atmósfera y Cielo) y que, con otros tres ladrillos que representan a las "Luces universales" (Agni, Vâtyu y Aditya), forman el Eje vertical del Universo. Por otra parte, en antiguas monedas indias (y figuraciones similares se ven también en sellos babilonios) se encuentra una representacioón de los "tres mundos" en forma de tres anillos vinculados entre sí por una línea vertical que pasa por sus centros (En la arquitectura islámica, se ve muy a menudo, en la sumidad de un minarete o de una qubbah, un conjunto de tres globos superpuestos y coronados por una media luna; esos tres globos representan igualmente tres mundos, que son ’àlam el-mulk, ’àlam el-malakút y ’àlam el-djabarût (’Mundo de la Realeza’, ’Mundo de la Majestad’, ’Mundo de la Omnipotencia’), y la media luna que los domina, símbolo de la Majestad (o Grandeza) divina (el-Djalâl), corresponde al cuarto mundo, ’àlam el-’izzah (’Mundo de la Potencia o Gloria), el cual es "extracósmico" y por lo tanto está más allá de la "puerta" de que tratamos aquí; el asta vertical que soporta el conjunto es, evidentemente, idéntica al mástil de un stûpa búdico, así como a los otros diversos símbolos axiales similares de que hemos hablado en otras ocasiones). SFCS: IANUA CAELI

En cuanto a la significación del "cuatro de cifra", que es evidentemente lo interesante para nosotros, los autores que han hablado de ello están lejos de hallarse acordes, tanto más cuanto que generalmente parecen ignorar que un.símbolo puede muy bien ser realmente susceptible de varias interpretaciones distintas pero no excluyentes. Nada hay en ello que deba sorprender, como quiera opinen quienes se atienen a un punto de vista profano, pues no solo la multiplicidad de sentidos es, de modo general, inherente al simbolismo, sino además, en este caso como en muchos otros, puede haber habido superposición y hasta fusión de varios símbolos en uno. W. Deonna, que ha tenido oportunidad de citar el "cuatro de cifra" entre otros símbolos que figuran en armas antiguas ( "Armes avec motifs astrologiques et talismaniques", en Revue de l’Histoire des Religions, número de julio-octubre de 1924), se refiere, de modo por lo demás harto sumario, al origen y el significado de esa marca y menciona la opinión según la cual ella representa lo que denomina de modo más bien extravagante "el valor místico de la cifra 4"; sin rechazar enteramente esta interpretación, prefiere sin embargo otra, y supone "que se trata de un signo astrológico", el de Júpiter. Éste, en efecto, presenta en su aspecto general cierta semejanza con la cifra 4; y es seguro también que el uso de este signo puede tener alguna relación con la idea de "maestría"; pero, ello no obstante, y contra la opinión del señor Deonna, pensamos que no se trata sino de una asociación secundaria, la cual, por legítima que sea (Encontramos, por lo demás, otro caso de la misma asociación entre el simbolismo de Júpiter y el del cuaternario en el cuarto arcano del Tarot  ), no hace empero sino añadirse a la significación primera y principal del símbolo. SFCS: EL "CUATRO DE CIFRA"

Esto no es todo, y hay aún algo quizá no menos importante, aunque el señor Deonna se haya negado a admitirlo: en el artículo al cual nos hemos referido, después de señalar que se ha querido "derivar esa marca del monograma constantiniano, ya libremente interpretado y desfigurado en los documentos merovingios y carolingios" (Por otra parte, habría que distinguir cuidadosamente entre las deformaciones accidentales, debidas a la incomprensión de los símbolos, y las deformaciones intencionales y significativas), dice que "esta hipótesis parece enteramente arbitraria" y que "no la impone ninguna analogía". Estamos lejos de compartir esta opinión; y, por otra parte, es curioso comprobar que entre los ejemplos reproducidos por ese autor mismo, hay dos que figuran el crisma completo, en el cual el P (’ro’) está reemplazado pura y simplemente por el "cuatro de cifra"; ¿no habría debido esto incitarle por lo menos a una mayor prudencia? Es menester observar también que se encuentran indiferentemente dos orientaciones opuestas del "cuatro de cifra" (Decimos indiferentemente, pero puede que ello haya correspondido a alguna diferencia de ritos o de corporaciones; de paso, agreguemos a este respecto que aun si la presencia de un signo cuaternario en las marcas indicaba la posesión del cuarto grado de una organización iniciática, lo que no es imposible aunque sea sin duda difícil de establecer, ello evidentemente en nada afectaba al valor simbólico inherente al signo); y, cuando está vuelto hacia la derecha en vez de hacia la izquierda según la posición normal del 4, presenta una similitud particularmente notable con el P. Hemos explicado ya ( "Les symboles de l’analogie" (aquí, cap. L: "Los símbolos de la analogía")) que se distingue el crisma simple y el crisma llamado "constantiniano": el primero está formado por seis radios opuestos dos a dos a partir de un centro, es decir, por tres diámetros, uno vertical y los otros dos oblicuos, y, en cuanto "crisma" se lo considera formado por la unión de las letras griegas I y X; el segundo, que se considera análogamente como reunión de las letras griegas X y P, deriva inmediatamente de aquél por el agregado, en la parte superior del diámetro vertical, de un ojal que está destinado a transformar el I en P, pero que tiene también otras significaciones y se presenta, por lo demás en varias formas diversas (Hemos mencionado el caso en que este ojal del P (’ro’) toma la forma particular del símbolo egipcio del "ojal de Horus"; en tal caso, el P tiene al mismo tiempo una semejanza particularmente neta con ciertas agujas "prehistóricas" que, según lo ha señalado Coomaraswamy, en vez de estar perforadas, como lo estuvieron más tarde, presentaban simplemente recurvado uno de sus extremos, formando una especie de ojal por donde pasaba el hilo (cf. "Le ’trou de l’aiguille’" (aquí, cap. LV: "El ’ojo de la aguja’"))), lo que hace aún menos sorprendente su reemplazo por el "cuatro de cifra", el cual, en suma, no es sino una variante más (Acerca del "Crisma de Constantino", señalaremos que la reunión de las tres iniciales de la inscripción In hoc signo vinces que lo acompaña da IHSV, es decir, el nombre de Jesús; este hecho parece pasar generalmente inadvertido, pero está indicado expresamente en el simbolismo de la "Orden de la Cruz Roja de Roma y de Constantino", que es un side-degree, es decir, un "anexo" de los altos grados de la masonería inglesa). Todo esto se aclara, por otra parte, cuando se observa que la línea vertical, tanto en el crisma como en el "cuatro de cifra", es en realidad una figura del "Eje del Mundo"; en su extremo superior, el ojal del P es, como el "ojo" de la aguja, un símbolo de la "puerta estrecha"; y, en lo que concierne al "cuatro de cifra", basta recordar su relación con la cruz y el carácter, igualmente "axial" de ésta, y considerar además que el agregado de la línea oblicua que completa la figura uniendo las extremidades de dos de los brazos de la cruz y cerrando así uno de los ángulos de ella combina ingeniosamente con la significación cuaternaria, que no existe en el caso del crisma, el simbolismo idéntico de la "puerta estrecha"; y se reconocerá que hay en ello algo perfectamente apropiado para una marca del grado de maestro. SFCS: EL "CUATRO DE CIFRA"