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SCS: cadena de unión

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Entre los símbolos masónicos que parecen casi siempre comprenderse muy poco en nuestros días, se encuentra el de la "cadena de unión" (En el Compagnonnage se dice "cadena de alianza") que rodea la parte superior de la Logia. Algunos quieren ver en ella el cordel de que los masones operativos se servían para trazar y delimitar el contorno de un edificio; seguramente tienen razón, pero ello empero no basta, y sería menester por lo menos preguntarse cuál era el valor simbólico de ese cordel mismo (Este símbolo lleva también otra denominación, la de "moño festoneado" (huppe dentelée), que parece designar propiamente, más bien, el contorno de un dosel; ahora bien: es sabido que el dosel es un símbolo del cielo (por ejemplo en el dosel del carro de la tradición extremo-oriental); pero, como se verá en seguida, no hay en ello, en realidad, contradicción ninguna). Podría también considerarse anormal la posición asignada a un instrumento destinado a efectuar un trazado en el suelo, y esto también exige algunas explicaciones. 675 SFCS   LA CADENA DE UNION

Cuando el edificio está construido, e inclusive cuando ha comenzado a erigirse, el cordel ya no tiene, evidentemente, papel alguno; así, la posición de la "cadena de unión" no se refiere precisamente al trazado que ha ayudado a efectuar sino más bien a su prototipo cósmico, la referencia al cual, en cambio, tiene siempre su razón de ser para determinar la significación simbólica de la Logia y de sus diversas partes. El cordel mismo en esta forma de "cadena de unión", se convierte entonces en el símbolo del "marco" del cosmos; y su posición se comprende sin dificultad si, como efectivamente ocurre, ese "rnarco" tiene carácter no ya terrestre, sino celeste (Por eso la asimilación al contorno de un dosel está igualmente justificada, mientras que, evidentemente, no lo estaría para la proyección terrestre de ese "cuadro" celeste); por tal transposición, agregaremos, la tierra no hace, en suma, sino restituir al cielo lo que antes había tomado de él. 677 SFCS LA CADENA DE UNION

Lo que hace particularmente neto el sentido del símbolo es esto: mientras que el cordel, en cuanto instrumento, es, naturalmente, una simple línea, la "cadena de unión", al contrario, tiene nudos de trecho en trecho (Estos nudos se llaman lacs d’amour (’lazos de amor’); este nombre, así como la forma particular de tales nudos, lleva quizá en cierto sentido la impronta del siglo VXIII, pero puede también que haya en ello un vestigio de algo que se remonta mucho más lejos y que hasta podría vincularse de modo; bastante directo con el simbolismo de los "Fieles de amor"); esos nudos son, o deben ser normalmente, en número de doce (El "Cuadro de la Logia" (Tableau de la Loge), por otra parte de hecho inusitado, que figura encabezando la Maçonnrie occulte de Ragon es manifiestamente incorrecto, tanto por el número de nudos de la "cadena de unión" como por la posición harto extraña y aun inexplicable que se atribuye a los signos zodiacales), y corresponden así, evidentemente, a los signos del Zodíaco (Algunos piensan que esos doce nudos implican, al menos "idealmente", la existencia de igual número de columnas, o sea diez además de las dos columnas de Occidente a las que corresponden las extremidades de la "cadena de unión". Es de notar a este respecto que tal disposición, aunque en forma circular, se encuentra en ciertos monumentos megalíticos cuya relación con el Zodíaco es no menos evidente). En efecto, el Zodíaco, en el interior del cual se mueven los planetas, constituye verdaderamente la envoltura del cosmos, es decir, ese "marco" de que hablábamos antes (Remitiremos una vez más, con respecto a la división zodiacal de las ciudades, al estudio al que nos hemos referido [cap. XIII]; conviene advertir, en relación con lo que nos queda por decir aquí, que esta división misma asigna sus respectivos lugares a los diferentes elementos cuya reunión constituye la ciudad. Se encuentra también otro ejemplo de "envoltura" zodiacal en el simbolismo extremo-oriental del Ming-tang, con sus doce aberturas, que hemos explicado en otro lugar (La Grande Triade, cap. XVI)), y es evidente que se trata en realidad, según decíamos, de un "marco celeste". 678 SFCS LA CADENA DE UNION

Ahora bien; hay aún otra cosa no menos importante: entre las funciones de un "marco", quizá la principal es mantener en su sitio los diversos elementos que contiene o encierra en su interior, de modo de formar con ellos un todo ordenado, lo cual; como se sabe, es la significación etimológica misma de la palabra "cosmos" (Puede decirse que nuestro mundo está "ordenado", por el conjunto de las determinaciones temporales y espaciales vinculadas con el Zodíaco, por una parte en virtud de la relación directa de éste con el ciclo anual, y por otra, por su correspondencia con las direcciones del espacio (va de suyo que este último punto de vista está también en estrecha relación con el asunto de la orientación tradicional de los edificios)). Ese marco debe, pues, en cierta manera, "ligar" o "unir" esos elementos entre sí, lo que está formalmente expresado por el nombre de "cadena de unión", e inclusive de esto resulta, en lo que a ella concierne, su significación más profunda, pues, como todos los símbolos que se presentan en forma de cadena, cuerda o hilo, se refiere en definitiva al sûtrâtmâ. Nos limitaremos a llamar la atención sobre este punto, sin entrar por esta vez en más amplias explicaciones; pronto tendremos ocasión de volver sobre ello, pues ese carácter aparece más claro todavía en el caso de algunos otros "encuadres" simbólicos que examinaremos en seguida. 679 SFCS LA CADENA DE UNION

A. K. Coomaraswamy ha estudiado ( "The Iconography of Dürer  ’s ’Knots’ and Leonardo’s ’Concatenation’" en The Art Quarterly, número de primavera de 1944) la significación simbólica de ciertos "nudos" que se encuentran entre los grabados de Alberto Durero; tales "nudos" son muy complicados entrelazamientos formados por el trazado de una línea continua, y el conjunto se dispone en una figura circular; en varios casos, el nombre de Durero aparece inscripto en el centro. Esos "nudos" han sido relacionados con una figura similar atribuida generalmente a Leonardo de Vinci, y en cuyo centro se leen las palabras: Academia Leonardi Vinci; algunos han querido ver en ellas la "signatura colectiva" de una "Academia" esotérica, como existían en cierto número en la Italia de la época, y sin duda no carecen de razón. En efecto, tales dibujos se han llamado a veces "dédalos" o "laberintos", y, como lo señala Coomaraswamy, pese a la diferencia de formas, que puede deberse en parte a razones de orden técnico, tienen efectivamente estrecha relación con los laberintos, y más en particular con los que se trazaban en el embaldosado de ciertas iglesias medievales; ahora bien, éstos se consideran igualmente como una "signatura colectiva" de las corporaciones de constructores. En cuanto simbolizan el vínculo que une entre sí a los miembros de una organización iniciática, o por lo menos esotérica, tales trazados ofrecen evidentemente similitud notable con la "cadena de unión" masónica; y si se recuerdan los nudos de ésta, el nombre de "nudos" (Knoten) dado a tales dibujos, al parecer por el mismo Durero, resulta también muy significativo. Por esta razón, y por otra sobre la cual volveremos luego, es también importante advertir que se trata de líneas sin solución de continuidad (Podrá recordarse aquí el pentalfa, que, como signo de reconocimiento entre los pitagóricos, debía trazarse en línea continua. [Es una estrella de cinco puntas formada por cinco segmentos de recta, y semejante a cinco alfas mayúsculas entrelazadas cuyos rasgos transversales forman un pentágono central. (N. del T)]); los laberintos de las iglesias, igualmente, podían recorrerse de extremo a extremo sin encontrar en ninguna parte punto de interrupción ninguno que obligara a detenerse o a rehacer el camino, de modo que constituían en realidad una vía muy larga que debía cumplirse enteramente antes de llegar al centro (Cf. W. R. Lethaby, Architecture, Mysticism   and Myth, cap. VII. Este autor, que era arquitecto, ha reunido en su libro un gran número de informaciones interesantes acerca del simbolismo arquitectónico, pero desgraciadamente no ha sabido ver la verdadera significación). En ciertos casos, como en Amiens, el "maestro de obra" se había hecho representar en la parte central, así como Vinci y Durero inscribían en ella sus nombres; se situaban así simbólicamente en una "Tierra Santa" (Sabido es que estos laberintos se llamaban comúnmente "caminos de Jerusalén" y que su recorrido se consideraba como equivalente a la peregrinación a Tierra Santa; en Saint-omer, el centro contenía una representación del Templo de Jerusalén), es decir, en un lugar reservado a los "elegidos", según lo hemos explicado en otro lugar ( "La Caverne et le Labyrinthe" [aquí, cap. XXIX: "La Caverna y el Laberinto"]), o en un centro espiritual que era, en todos los casos, una imagen o reflejo del verdadero "Centro del Mundo", tal como en la tradición extremo-oriental el Emperador se situaba siempre en el lugar central (Ver La Grande Triade, cap. XVI. Podría recordarse, con motivo de esta vinculación, el título de Imperator dado al jefe de ciertas organizaciones rosacruz). 683 SFCS ENCUADRES Y LABERINTOS

Esto nos lleva directamente a consideraciones de otro orden, que se refieren a un sentido más "interior" y profundo de ese simbolismo: puesto que el ser que recorre el laberinto o cualquier otra figuración equivalente llega finalmente a encontrar así el "lugar central", es decir, desde el punto de vista de la realización iniciática, su propio centro (Naturalmente, puede tratarse, según el caso, sea del centro de un estado particular de existencia, sea del centro del ser total; el primero corresponde al término de los "pequeños misterios", el segundo al de los "grandes misterios"), el recorrido mismo, con todas sus complicaciones, es a todas luces una representación de la multiplicidad de los estados o modalidades de la Existencia manifestada (Decimos "modalidades" para el caso en que se considere solamente el conjunto de un solo estado de manifestación, como ocurre necesariamente cuando se trata de los "pequeños misterios"), a través de cuya serie indefinida el ser ha debido "errar" primero, antes de poder establecerse en ese centro. La línea continua es entonces la imagen del sûtrâtmâ que une todos los estados entre sí, y, por lo demás, en el caso del "hilo de Ariadna" en conexión con el recorrido del laberinto, esa imagen se presenta con tal nitidez, que uno se asombra de que haya podido pasar inadvertida (Importa señalar también, a este respecto, que los dibujos de Durero y Leonardo tienen manifiesta semejanza con los "arabescos", como lo ha señalado Coomaraswamy; los últimos vestigios de trazados de ese género en el mundo occidental se encuentran en las rúbricas y otros ornamentos complicados, formados siempre por una única línea continua, que fueron caros a los calígrafos y maestros de escritura hasta cerca de mediados del siglo XIX, aun cuando entonces ya su simbolismo seguramente no se comprendía); así se encuentra justificada la observación con la cual terminábamos nuestro precedente estudio sobre el simbolismo de la "cadena de unión". Por otra parte, hemos insistido más particularmente sobre el carácter de "encuadre" que presenta ésta; y basta mirar las figuras de Durero y Leonardo para darse cuenta de que forman también verdaderos "encuadres" en torno de la parte central, lo que constituye una semejanza más entre esos símbolos; y hay otros casos en que volveremos a encontrar ese mismo carácter, de un modo que pone de relieve una vez más la perfecta concordancia de las diversas tradiciones. 684 SFCS ENCUADRES Y LABERINTOS

En un libro al cual ya nos hemos referido en otro lugar (Cumacan Gates; ver nuestro estudio sobre "La Caverne et le Labyrinthe" [aquí, cap. XXIX: "La Caverna y el Laberinto"]) Jackson Knight ha señalado que se habían encontrado en Grecia, cerca de Corinto, dos modelos de arcilla, reducidos, de casas pertenecientes a la época arcaica llamada "geométrica" (La reproducción de estos dos modelos se encuentra en la página 67 del libro citado); en los muros exteriores se ven meandros que rodean la casa y cuyo trazado parece haber constituido en cierto modo un "sustituto" del laberinto. En la medida en que éste representaba una defensa, sea contra los enemigos humanos, sea, sobre todo, contra los influjos psíquicos hostiles, pueden considerarse también esos meandros como dotados de un valor de protección, e incluso doble, al impedir no solo a los influjos maléficos penetrar en la morada, sino además a los influjos benéficos salir de ella y dispersarse en el exterior. Por otra parte, puede ser que en ciertas épocas no se haya visto en ellos otra cosa; pero no ha de olvidarse que la reducción de los símbolos a un uso más o menos "mágico" corresponde ya a un estado de degradación desde el punto de vista tradicional, estado en que se ha olvidado el sentido profundo de esos símbolos (Naturalmente, este sentido profundo no excluye una aplicación "mágica", como no excluye cualquier otra aplicación legítima, pero la degradación consiste en que el principio se ha perdido de vista y no se considera ya sino exclusivamente una simple aplicación aislada y de orden inferior). Por lo tanto, en el origen   debió de haber en ellos algo más, y es fácil comprender de qué se trata en realidad si se recuerda que, tradicionalmente, todo edificio está construido según un modelo cósmico; mientras no existió la distinción entre "sagrado" y "profano", es decir, mientras el punto de vista profano no había surgido aún por efectos de un debilitamiento de la tradición, siempre y en todas partes fue así, inclusive para las casas particulares. La casa era entonces una imagen del cosmos, es decir, como un "pequeño rnundo" cerrado y completo en sí; y, si se advierte que aparece "encuadrada" o "enmarcada" por el meandro exactamente como la Logia, cuya significación cósmica no se ha perdido, está "enmarcada" por la "cadena de unión", la identidad entre ambos símbolos resulta por completo evidente: en uno y otro caso, no se trata en definitiva sino de una representación del "marco" mismo del cosmos. 685 SFCS ENCUADRES Y LABERINTOS