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Obras: letras

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

El tema de la Memoria se trata en Milinda Pañho 78-80. Primeramente se muestra que no es por el pensamiento (citta) sino por la Memoria (sati = smrti) como nosotros recordamos; pues nosotros no estamos sin inteligencia aunque lo que se hizo hace mucho tiempo haya sido olvidado (pamuttham = pramrshtam). Entonces se pregunta, «¿Surge (appajjati) siempre la Memoria como un estado de sobre-conocimiento (sabbâ... abhijânantâ) o la Memoria es provocada (katumikâ = krtimâ)?», y se responde que «La Memoria aparece como un estado de sobre-conocimiento, y es también provocada», es decir, puede ser bien espontánea o bien estimulada artificialmente. El rey replica, «Eso equivale a decir que toda Memoria es sobre-conocimiento, nunca provocada». Nâgasena puntualiza, «En ese caso, los artesanos no tendrían necesidad alguna de talleres o de escuelas de arte o de ciencia, y los maestros serían inútiles; lo cual no es verdadero». Así pues pregunta el rey, «¿Por cuántas vías surge la Memoria?». Nâgasena responde, «Por dieciséis». Estas son en realidad solo dos vías, bien por el sobre-conocimiento sin medios (abhijânato), o bien por la estimulación externa (katumikâ), siendo completado el total de las dieciséis por una subdivisión de la segunda categoría acordemente a la naturaleza de los medios. La Memoria aparece por sobre-conocimiento simplemente cuando aquellos como Ânanda u otros, que son «recordadores de los nacimientos» (jâtissarâ), recuerdan un nacimiento (jâtim saranti): aparece por provocación cuando aquellos que son naturalmente dados al olvido (muttha-ssatiko = mrsht-) son obligados o estimulados a recordar por otra persona (o cosa), por ejemplo, cuando uno reconoce a un pariente por el parecido, o al ganado por sus marcas, o cuando lee letras o números, o consulta un libro, o intuitivamente (anubhutato), como cuando uno recuerda lo que ya ha sido visto u oído (sin que eso le sea «recordado»). La memoria, en todo caso, es un poder latente. 293 METAFÍSICA: Recordación, India Y Platónica

Hemos presentado la tradición referente a la Aurora con algún detalle para recordar al lector cuán peligroso es, en conexión con escritores de este calibre, y con preocupaciones tales como las de Dante   y el Maestro Eckhart  , que no son escritores de bellas letras, aunque cada uno sea el «padre» de un lenguaje, atribuir a la invención o a la pericia poética individual lo que son realmente fórmulas y símbolos técnicos con connotaciones conocidas. Como mínimo, nuestras citas védicas bastan para dar un significado consistente a las palabras de Dante y el Maestro Eckhart. Ambos son conscientes siempre de mucho más de lo que dicen; como Dante mismo advierte al lector, «mirate la dottrina, che s’asconde sotto il velame degli versi strani» (Inferno IX.61). También debe recordarse que la ilustración de la doctrina cristiana, por medio de símbolos paganos, no solo era completamente legítima desde el punto de vista medieval, sino que persistió en la práctica permitida hasta tiempos comparativamente modernos, de lo cual puede citarse un ejemplo en la obra de Calderón. No es irrazonable suponer, entonces, que ambos, tanto el Maestro Eckhart como Dante, estuvieran familiarizados con doctrinas tradicionales - quizás iniciatorias y transmitidas solo oralmente, o quizás solo todavía no rastreadas en los documentos existentes - tales como han sido citadas arriba a propósito de il somma sol y de bella figlia. 1125 METAFÍSICA: DOS PASAJES EN EL «PARADISO» DE DANTE?

Hasta aquí hemos tratado vyañjana en lo que puede llamarse su sentido «bueno», ese sentido en el cual se dice que los cuatro patisambhidâ son esenciales al Arahatta. Hay también algunos contextos en los cuales vyañjana, en tanto que «ornamento», se menosprecia, por ejemplo Puggala-paññatti-atthakatha 223, donde el padaparamo, «cuyo fin último es el verso mismo», se explica con vyañjanapadam eva paramam assa, «aquel para quien solo el ornamento verbal es la principal consideración». Que la referencia es despectiva se hace claro también de Anguttara Nikâya II.135, donde la recompensa final (utthâna-phalam) es contingente dependiendo de la naturaleza del esfuerzo mental puesto; hay cuatro clases de escuchadores, «aquellos que comprenden inmediatamente (ugghatitaññu), aquellos que comprenden con la reflexión (vipacittaññu), aquellos que deben ser conducidos (neyyo, e-duc-ados, siendo la Yakkhî de Samyutta Nikâya I.11-12 un buen ejemplo), y aquellos cuya finalidad es el texto mismo» (padaparamo, de los que el rey estúpido de Jâtaka VI.131 es un ejemplo). Padaparamo es, entonces, ya sea un «literalista» (como se condena en Samyutta Nikâya I.11 donde, ciertamente, «la letra mata»), o, en concordancia con Puggala-paññatti-atthakatha, el hombre que cuida más el arte del texto que su significado, y puede compararse con el hombre que, en los términos de nuestra primera cita (Jâtaka VI.366), podría ser más afecto al sabor de la comida que a su esencia nutriente. Nuestro interés inmediato está en el menospreciado vyañjanapadam de Puggala-paññatti-atthakatha, donde la referencia es llanamente a la pericia considerada como el fin final de la oratoria: cf. Anguttara Nikâya I.72, III.107 y Samyutta Nikâya II.267, donde a un suttanta, caracterizado por bellos sonidos, en vez de por bellos pensamientos, se le llama cittakkhara (cf. el citrakâvya posterior), y Samyutta Nikâya I.38, donde a las sílabas mismas (akkharâni, consideradas como sonidos en lugar de como letras escritas) se les llama la «salsa o sabor» (vyañjana) de la poesía. en Samyutta Nikâya II.267 y en pasajes paralelos, «los sermones (suttantâ) predicados por el Tathâgata son profundos (gambhîrâ), de profunda significación moral (gambhîratthâ), tratan del otro mundo (lokuttarâ) y están asociados con la vacuidad de este mundo (suññata-patisamyutta); pero vendrá un tiempo en que ya no se considerarán como cosas que han de ser estudiadas y dominadas; por el contrario, esos sermones que hacen los poetas en el estilo poético (te suttantâ kavikatâ kâveyyâ), con sonidos embellecidos (cittakkharâ), sobrecargados de ornamento (citta-vyañjanâ), y dichos para auditores profanos (bâhirakâ sâvaka-bhâsitâ), se considerarán dignos de estudio, y los otros desaparecerán». 1497 METAFÍSICA: ALGUNAS PALABRAS PÂLI

Además, los dialectos científicos y proletarios modernos tienden a restringir los significados de las palabras a sus poderes meramente denotativos, mientras que las lenguas más expresivas (a las que nosotros llamamos solo más pintorescas) pueden emplear los términos más ordinarios con una significación extraordinaria; por ejemplo, una amplísima parte del lenguaje técnico de la teología se apoya en las artes. De hecho, solo cuando se conserva en un lenguaje el equilibrio polar de lo físico y lo metafísico, la integralidad del hombre, que no vive de «pan sólo», puede comunicar más de una fracción de su experiencia. Nosotros podemos decir todavía que una muchacha «echa el anzuelo» a un hombre y le «pesca», pero esto es para nosotros solo una metáfora más bien cínica. Hemos olvidado que cada técnica tuvo una vez una significación espiritual también; como podemos observarlo si consideramos en este caso las palabras del Maestro Eckhart, «pues el amor es semejante al anzuelo del pescador», y comprendemos que él está usando aquí, no un mero símil, sino el idioma de una tradición que puede reconocerse también en Marsilio Ficino  , en los Evangelios («Pescadores de hombres», San Mateo 4:19, San Marcos 1:17, San Lucas   5:10), y en las palabras de Hâfiz: «Semejante al pez en el mar, contémplame nadando, hasta que Él con Su anzuelo haga mi rescate». Esto será mucho más evidente si reflexionamos que «nadar en el mar» tiene también su significación técnica, y que en este lenguaje el «sedal» del pescador representa el «hilo del espíritu» o la cadena en la que todas las cosas están encordadas, y por la que la Deidad solar «tira de» todas las cosas hacia sí mismo, un concepto que puede seguirse en la literatura europea (para no mencionar la babilónica, islámica, india y china) desde Homero   hasta Blake. De la misma manera, el cristiano puede hablar del alma como persiguiendo el «rastro» de su presa, Cristo, y al decir esto está empleando el idioma de la caza que Platón usa cuando habla de estar «en las huellas de la verdad» y que subyace en el sánscrito mârga, «Vía» (en el sentido más alto), de la raíz mrg «rastrear». Otra ilustración: nuestras palabras «beam» («viga») (de madera, alemán Baum, «árbol») y «beam» («rayo») (rayo de luz) son etimológicamente idénticas, mientras que en pâli, rukkha, árbol, es un derivado de ruc, brillar, y está relacionado con lux, luz, como lo está lux mismo con lucus, arboleda; y se verá que aquí están las implicaciones que reaparecen en el concepto de un Branstock, Rubus Igneus y Zarza Ardiente. Los estudios lingüísticos se han empleado a menudo para propósitos etnográficos; por ejemplo, de los vocabularios existentes se infiere que, donde crece el abedul, debe haber vivido un pueblo que hablaba un lenguaje proto-indo-ario. Pero a través de una investigación de las iconografías de las palabras nosotros podemos ir mucho más lejos que esto para descubrir su contenido más pleno y, hablando generalmente, su contenido más antiguo; porque estas palabras y frases son una llave no solo para la cultura material sino para la visión o el pensamiento de las gentes que las inventaron. Debemos recordar también que las palabras mismas son solo las imágenes de cosas y de actos, y que son estos últimos los portadores reales de las connotaciones que las palabras comunican; de modo que cuando ya no podemos rastrear, por ejemplo, las palabras «árbol de la vida» en una cultura preliteraria, pero nos encontramos en su arte prehistórico, o en su arte folklórico «superviviente», representaciones visuales, estas son tan enteramente válidas como lo habría sido la palabra escrita, y entonces podemos traducir apropiadamente el símbolo visual a «nuestras propias palabras». Como dice Edmund Pottier, «en el origen   toda representación gráfica responde a un pensamiento concreto y preciso: es verdaderamente una escritura», y nosotros no deberíamos olvidar nunca que la historia de la literatura comienza mucho antes que la de las letras. 1865 METAFÍSICA: ¿«Sócrates   Es Viejo» Implica que «Sócrates Es»?

Por otra parte, el Diccionario tiene bajo Vyañjana, «La letra (de una palabra) en tanto que opuesta a attha (significado, sentido, espíritu)», y bajo Savyañjana sólo «con las letras». Por consiguiente, la mayoría de los traductores traducen attha como «espíritu» y vyañjana como «letra». Si esto pudiera justificarse estaríamos frente al curioso fenómeno de una inversión temporal de los significados básicos de la palabra vyañjana. Hemos mostrado, s.v. attha, que el significado de attha es todo excepto «espíritu». 1477 METAFÍSICA: ALGUNAS PALABRAS PÂLI