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Obras: Salvador

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

En el cristianismo hay una doctrina del karma (la operación de las causas mediatas) y de un fatum que está en las causas creadas mismas, pero ninguna doctrina de la reencarnación. En ninguna parte han de encontrarse abyecciones más enérgicas del «alma» que en los Evangelios cristianos. «Ningún hombre que no odia... a su propia alma (eauton psychen, San Lucas   14:26) puede ser discípulo mío»; esa alma que «el que la odia en este mundo la guardará para la vida eterna» (San Juan 12:25), pero que «quienquiera que busca salvarla, la perderá» (San Lucas 9:25). Comparados con el Dispositor (conditor = samdhâtr), los demás seres «ni son bellos, ni buenos, ni son en absoluto» (nec sunt, San Agustín, Confesiones XI.4). La doctrina central trata del «descenso» (avatarana) de un Soter (Salvador) cuyo nacimiento eterno es «antes de Abraham» y «por quien todas las cosas fueron hechas». Este Uno mismo declara que «ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo» (San Juan 3:13); y dice, además, «Adonde yo voy, vosotros no podéis venir» (San Juan 8:21), y que «Si un hombre quiere seguirme, niéguese a sí mismo» (San Marcos 8:34). 407 METAFÍSICA: Sobre El Único Y Solo Transmigrante

«La palabra de Dios es rauda y poderosa, y más aguda que una espada de doble filo, que penetra hasta la separación entre el alma (phyche) y el espíritu (pneuma, Hebreos 4:12)». Cuando San Pablo  , que distingue el Hombre Interior y el Hombre Exterior (II Corintios 4:16; Efesios 3:16), dice de sí mismo, «Vivo, pero no yo, sino Cristo en mí» (Gálatas 2:20) se ha negado a sí mismo, ha perdido su alma para salvarla y sabe «en quien, cuando él parta de aquí, estará partiendo»; lo que sobrevive (atisishyate) no será «este hombre», Pablo, sino el Salvador mismo. En términos Sufîs, «San Pablo» es «un hombre muerto andando». 409 METAFÍSICA: Sobre El Único Y Solo Transmigrante

Cuando la presencia visible del Salvador se retira él está representado en nosotros por el Consejero (parakletos), «El Espíritu de Verdad (to pneuma tes aletheias)... que es el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas,... Él os guiará en toda verdad» (San Juan 14:17, 26; 16:13). En él no podemos dejar de ver el Daimon y Hegemon inmanente de Platón, «quien de nada cuida sino de la verdad» y que Dios ha dado a cada uno de nosotros «para morar junto con él y en él» (Hippias mayor 288D, Timeo 90AB); el Ingenium de San Agustín, la Sindéresis escolástica, el Amor de Dante   y nuestro Presenciador o Consciencia en su significación más plena (y no meramente ética). 411 METAFÍSICA: Sobre El Único Y Solo Transmigrante

Se ha dicho, «Vosotros le crucificáis todos los días» (cf. Hebreos 6:6), y así hace, ciertamente, todo hombre que está convencido de que «yo soy» o «yo hago», dividiendo con ello a este Uno conceptualmente en muchos seres posibles e independientes. De todas las conclusiones que han de sacarse de la doctrina del Único y Solo Transmigrante, la más conmovedora es esta, a saber, que mientras Él es el pájaro cogido en la red, el Carnero atrapado en la espesura, la Víctima sacrificial y nuestro Salvador, él no puede salvar-nos excepto, y a no ser de que, nosotros, por el sacrificio y la negación de nuestro sí mismo, le salvemos también a Él . 419 METAFÍSICA: Sobre El Único Y Solo Transmigrante