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EH: rajas

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Pasaremos, luego de esto, a otras consideraciones que mostrarán todavía mejor de qué modo la concepción de los elementos se vincula no solamente a las condiciones de existencia de un orden más universal, y más precisamente, a las condiciones mismas de toda manifestación. Se sabe qué importancia acuerda la doctrina hindú a las consideración de los tres gunas: este término designa cualidades o atribuciones constitutivas y primordiales de los seres considerados en sus diferentes estados de manifestación, y que los mismos tienen del principio «substancial» de su existencia, ya que, desde el punto de vista universal los gunas son inherentes a Prakriti, en la cual están en perfecto equilibrio en la «indistinción» de la pura potencialidad indiferenciada. Toda manifestación o modificación de la «substancia» representa una ruptura de este equilibrio; los seres manifestados participan consecuentemente de los tres gunas a grados diversos, y no es que los mismos sean estados, no, sino condiciones generales a las cuales quedan sometidos en todo estado, por los cuales son en cierto modo encadenados, y las cuales determinan la tendencia actual de su «devenir». No vamos a entrar aquí en una exposición completa de lo que concierne a los gunas, sino solamente a considerar la aplicación de ellos a la distinción de los elementos; no volveremos siquiera a la definición de la cada guna, definición que ya hemos dado en varias ocasiones; pero recordaremos no obstante, pues que es esto lo que nos importa sobre todo aquí, que sattwa es representado como una tendencia ascendente, tamas como una tendencia descendente, y rajas es representado, ya que es intermediario entre los otros dos, como una tendencia expansiva en sentido horizontal. ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO  : LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( [Publicado en V.J., agosto-septiembre de 1935].)

Para dar de esto una interpretación más precisa, podemos figurarnos la distinción de los elementos como efectuándose en el interior de una esfera: Es así que en esta, las dos tendencias ascendente y descendente que hemos cuestionado se ejercen siguiendo las dos direcciones opuestas tomadas sobre el mismo eje vertical, en sentido contrario la una de la otra, y yendo respectivamente hacia los dos polos a partir del centro; en cuanto a la expansión horizontal, expansión que marca un equilibrio entre las dos tendencias cuestionadas, se cumplirá naturalmente en el plano perpendicular al medio de este eje vertical, es decir, siguiendo el plano del ecuador. Si consideramos ahora los elementos como repartiéndose en esta esfera según las tendencias que predominan en ellos, la tierra, en virtud de la tendencia descendente de la gravitación, debe ocupar el punto más bajo, punto que es considerado como la región de la obscuridad, y que es al mismo tiempo el fondo de las aguas, mientras que el ecuador marca su superficie, siguiendo un simbolismo que es por lo demás común a todas las doctrinas cosmogónicas en cualquier forma tradicional a la cual pertenezcan. En consecuencia, el agua ocupa el hemisferio inferior, y si la tendencia descendente se afirma en la naturaleza de este elemento, uno no puede decir que su acción se ejerza en el mismo de una manera exclusiva (NA: o casi exclusiva, pues que la coexistencia necesaria de los tres gunas en todas las cosas, impide que el extremo límite se jamás alcanzado en cualesquiera modo de manifestación que esto sea), ya que, si consideramos un punto cualquiera del hemisferio inferior que no sea el polo, el radio que corresponde a ese punto tiene un dirección oblicua, que es intermedia entre la vertical descendente y la horizontal. Por consiguiente uno puede mirar la tendencia que queda marcada por una tal dirección como descomponiéndose en otras dos rectas de las cuales la dirección en cuestión es la resultante, y que serán respectivamente la acción de tamas y la acción de rajas; si referimos ambas acciones a las cualidades del agua, la componente vertical, en función de tamas, corresponderá a la densidad, y la componente horizontal, en función de rajas, corresponderá a la fluidez. El ecuador marca la región intermediaria, que es la del aire, elemento neutro que guarda el equilibrio entre las dos tendencias opuestas, de igual modo que rajas entre tamas y sattva, en el punto en el que ambas tendencias se neutralizan una a la otra, y que, extendiéndose transversalmente sobre la superficie de las aguas, separa y delimita las zonas respectivas del agua y del fuego. En efecto, el hemisferio superior queda ocupado por el fuego, en el cual predomina la acción de sattva, pero donde todavía se ejerce también la acción de rajas, ya que la tendencia en cada punto de este hemisferio, indicada del mismo modo en que precedentemente lo hemos hecho para el hemisferio inferior, es intermediaria esta vez entre la horizontal y la vertical ascendente: ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO: LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( [Publicado en V.J., agosto-septiembre de 1935].)

Es así que la componente horizontal, en función de rajas, correspondería aquí al calor, y la componente vertical, en función de sattva, correspondería a la luz, ello, en tanto que calor y luz son considerados como dos términos complementarios que unen en la naturaleza del elemento ígneo. ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO: LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( [Publicado en V.J., agosto-septiembre de 1935].)

El cuarto elemento, ap o el agua, tiene por propiedades características, además del frío que acabamos de cuestionar, la densidad o la gravedad, que le es común con la tierra y la fluidez o la viscosidad, que es la cualidad mediante la cual se distingue esencialmente de todos los demás elementos, ya hemos señalado la correlación de estas dos propiedades con las acciones respectivas de tamas y de rajas. Por otra parte, la cualidad sensible que corresponde al agua es el sabor; y uno puede hacer observar de pasada e incidentalmente, ello, aunque no haya lugar a vincular una muy grande importancia a las consideraciones de este género, que esto se encuentra en acuerdo con la opinión de los sicologistas modernos que piensan que un cuerpo no «sabe» si ello no es en tanto que el mismo pude disolverse en la saliva; en otros términos, el sabor, en un cuerpo cualesquiera ,es una consecuencia de la fluidez. ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO: LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( [Publicado en V.J., agosto-septiembre de 1935].)

Puesto esto a punto, volvemos ahora a la noción misma de varna: El término en cuestión significa propiamente «color», pero también, por extensión, significa «cualidad» en general, y es esto por lo que puede ser tomado para designar la naturaleza individual; M. Mees descarta muy justamente la interpretación bizarra propuesta por algunos, que quieren ver en el sentido de «color» la prueba de que la distorsión de los varnas habría estado en el origen  , basada sobre diferencias de raza, interpretación de la cual es enteramente imposible encontrar en ninguna parte la menor confirmación. La verdad es que, si colores hay que son efectivamente atribuidos a los varnas, ello es de una manera enteramente simbólica; y la "llave" de ese simbolismo queda dada por la correspondencia de los mismos colores con los gunas, correspondencia que es claramente indicada en modo muy explícito en este texto del Vishnu-Purâna: "Cuando Brahmâ, en conformidad con su designio, quiso producir el mundo, seres en los cuales sattwa prevalecía provinieron de su boca; otros en los cuales rajas era predominante provinieron de su pecho; otros en los cuales rajas y tamas eran igualmente fuertes uno y otro provinieron de sus muslos; en fin, otros provinieron de sus pies, pues que tenían por característica principal tamas. De esos seres fueron compuestos los cuatro varnas, los Brâhmanes, los Kshatriyas, los Vaishyas y los Shûdras, los que habrían provenido respectivamente de su boca, de su pecho, de sus muslos y de sus pies". Es así que sattva, pues que es representado por el color blanco, traspasa este mismo naturalmente a los Brâhmanes; de igual modo, el rojo, color representativo de rajas, es atribuido a los Kshatriyas; los Vaishyas, caracterizado por una mezcla de los dos gunas inferiores, tienen por color simbólico el amarillo; en fin, el negro, color de tamas, es en consecuencia el que conviene a los Shûdras. ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO: VARNA [Publicado en V. J. de noviembre de 1935]

Por otra parte, M. Mees intenta, aún defendiéndose por lo demás de querer llevar demasiado lejos las analogías, indicar una correspondencia de los cuatro varnas con los cuatro âshramas o estados regulares de la existencia, estados que no examinaremos aquí, y también con los cuatro fines de la vida humana que ya hemos cuestionado precedentemente a propósito del dharma; pero, en ese último caso, el hecho mismo de que se trate siempre de una división cuaternaria le ha inducido a una inexactitud manifiesta. En efecto, es evidentemente inadmisible que se proponga como un fin, aunque fuera el más inferior de todos, la obtención de algo que correspondiera puramente a tamas; es así que la repartición, si uno la efectúa de abajo hacia arriba, debe pues comenzar en realidad en el grado que queda inmediatamente superior a este grado que corresponde a tamas, del modo en que lo indica nuestro segundo esquema; y es fácil comprender que dharma corresponde entonces efectivamente a sattwa, kâma corresponde a rajas, y artha corresponde a una mezcla de rajas y de tamas. Al mismo tiempo, las relaciones de esos fines con el carácter y la función de los tres varnas superiores, es decir, de aquellos cuyos miembros poseen las cualidades de ârya y de dwija se desprenden entonces de ellos mismos: la función del Vaishya se refiere claramente a la adquisición de artha o de los bienes de orden corpóreo; kâma o el deseo es el móvil de la actividad que conviene propiamente al kshatriya; y el Brahman es verdaderamente el representante y el guardián natural del dharma. En cuanto al moksha, ese fin supremo es, como ya lo hemos dicho, de un orden enteramente diferente del orden de los otros tres y sin medida ninguna en común con ellos; por consiguiente se sitúa más allá de todo lo que corresponde a las funciones particulares de los varnas, y no podría ser contenido, como lo son los fines transitorios y contingentes, en la esfera que representa el dominio de la existencia condicionada, pues que este fin es precisamente la liberación de esta existencia misma; éste queda también, bien entendido, más allá de los tres gunas, que no conciernen más que a los estados de la manifestación universal. ESTUDIOS SOBRE HINDUISMO: VARNA [Publicado en V. J. de noviembre de 1935]